martes, 3 de febrero de 2015

UN LIBRO PARA CONOCER LA LUCHA ANTIFRANQUISTA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR


DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA. Antifranquismo y lucha obrera en la Vega Media del Guadalquivir, 1939-1976 (Círculo Rojo, 2014)

 
¿POR QUÉ HE ESCRITO ESTE LIBRO?
Desde que en 1968 leí Historia de las agitaciones campesinas andaluzas de Juan Díaz del Moral (Alianza Editorial, 1967), que aún conservo en mi biblioteca, me ha interesado todo lo que los trabajadores del campo, los llamados jornaleros, han hecho en la lucha contra la explotación en el campo desde principios del siglo XX, sorteando todo tipo de circunstancias económicas, políticas y culturales, a la vez que creaban sus propios instrumentos de acción, las asociaciones obreras, y desarrollaban su utopía y su propia cultura, influidas -claro está- por las ideologías emancipadoras de la clase obrera: el anarquismo y el marxismo.
En aquellos momentos, mis amigos eran trabajadores del campo y teníamos una clases nocturnas para ellos. Y participaba en reuniones clandestinas en los cañaverales del Viar y en algún soberado, siendo llamado al cuartel en una ocasión.
También desde entonces me sentí orgullo de ser andaluz y ser un trabajador mas, un trabajador de la enseñanza, pues ya era maestro, aunque sin trabajo en aquellos momentos. Reconocí que mi generación tenía una larga historia detrás, no estaba huérfana. (No conocer la Historia es ser huérfano o hijo de padres desconocidos).
Muchos mitos se vinieron abajo, especialmente los mitos que el franquismo había metido a sangre y fuego en las cabezas de los andaluces (y de todos los españoles) a partir del 18 de julio de 1936. Mitos que aún siguen revoloteando por ahí y dando que hablar, pues son siempre realimentados por la derecha española.
Bastantes años después, en 2006, comprobé que la esperanza obrera quedó rota, pero no la pudieron matar. Al terminar el libro Cantillana II República. La esperanza rota, en su capitulo sobre la posguerra comencé a observar que se dio una continuidad en la lucha: algunos hombres que volvían de las cárceles de Franco, con arrojo y determinación, seguían organizados, vinculados en secreto a su organización política o sindical, aunque estaban ya ilegalizadas, y comenzaban a organizar a otros hombres en sus pueblos. Volvían a reunirse, aunque -eso sí- en total clandestinidad. Siembre hubo hombres que supieron vencer al miedo, se sobrepusieron y convivieron con él y no dejaron que los paralizara.
Los militares y los fascistas, con Franco a la cabeza, rompieron en mil pedazos, cual cristales rotos, la esperanza de los hombres y mujeres de nuestros pueblos, construida peldaño a peldaño desde el siglo XIX, pero no la pudieron matar. Es imposible que eso ocurra mientras existan seres humanos cuya rebeldía, transformada en conciencia de lucha, de acción organizada, sean capaces de unirse a otros y actuar con resolución y disciplina. Además, en aquellos días recordaba el poema “Resistencia del pueblo” de Otto Raúl González, que había leído hacía ya mucho tiempo en el libro Poesía revolucionaria guatemalteca (Ed. Zero-ZYX, 1971). Este poema compara al pueblo con el diamante, el aire y la luz. Expresa con gran belleza que el pueblo es como el diamante, porque aunque reciba mil golpes, seguirá siendo diamante, y que es como el aire, porque aunque lo encierren, seguirá siendo aire. La comparación con la luz dice así: Asesinad,/ fusilad,/ masacrad,/ ametrallad al pueblo,/ habrá siempre,/ siempre habrá pueblo/ Porque el pueblo es como la luz.
Considero que existe (al menos así lo he visto yo) una inmensa laguna en todo lo publicado sobre la lucha y oposición a la dictadura franquista, ya que apenas se dan referencias del mundo rural, de sus comarcas y pueblos concretos y de sus personas. Poco se ha escrito, salvo algunas excepciones muy honrosas, sobre la contribución de los pueblos en la lucha por la libertad y la democracia en España, menos aún de la lucha por la justicia y la mejora de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores del campo en los duros años de la dictadura franquista. Casi todo lo escrito (y está muy bien) se refiere al ámbito urbano, al de las capitales de provincias o centros con mayor concentración de empresas y fábricas, y a las luchas protagonizadas por obreros del metal, de la construcción y otros y por los estudiantes en las Universidades.
Por último, quiero dar voz y que se conozcan los protagonistas de la lucha antifranquista y de la acción desarrollada en los pueblos y en el campo para crear conciencia política y mejorar las condiciones de trabajo y de vida, en la medida de lo posible, dada la falta de libertad y con la Guardia Civil, siempre vigilante.
Fueron muchos los que se jugaron la vida, la seguridad, el pan y la libertad. Pero la rebeldía, a pesar de todos los obstáculos que le quieran poner, renace en cada generación gracias a la semilla dejada por la anterior, con una continuidad garantizada y lentamente multiplicada, unas veces más y otras menos. Pretendo, por tanto, que no se pierdan definitivamente los testimonios de los que participaron activamente, especialmente los que he podido conocer de ellos mismos, ni tampoco lo recogido en archivos (locales, provinciales y nacionales) y en las hemerotecas (físicas y virtuales), que en muchos casos dormían un eterno sueño... Todo eso hay que salvarlo del olvido para hacer que vivan entre nosotros.
¿QUÉ OBJETIVOS QUIERO CONSEGUIR?
1º-Deseo que este libro sea una aportación, lo más cercana posible, al conocimiento de la lucha antifranquista y del movimiento obrero en el campo, en la comarca de la Vega Media del Guadalquivir (la comarca del Canal), mi comarca, formada por los municipios de Alcalá del Río, La Algaba, Brenes, Burguillos, Cantillana, La Rinconada, Tocina y Villaverde del Río. Una aportación más al conocimiento de la Hª social y política de nuestros pueblos y a la Historia del Movimiento Obrero de Sevilla y de CC.OO. en concreto.
2º-El libro supone un mejor conocimiento del franquismo, de las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores del campo, del contexto en el que se desenvolvió la vida de los pueblos, bastante dura, y la acción de los protagonistas de esta lucha. Y es, por tanto, una forma de combatir los mitos del franquismo y contribuir a acabar con ellos... ¡hasta dejarlos en la mar! Todos podemos hacer mucho. Tenemos que combatirlos con la razón y con la verdad histórica. Romper ideológicamente con el franquismo es reforzar el conocimiento de la II República, las aspiraciones y valores republicanos y reforzar nuestra democracia actual.
3º-Quiero que sea un homenaje a todos los hombres y todas las mujeres, que -en condiciones muy adversas- supieron mantener la dignidad de clase y enarbolar una y otra vez la bandera de la libertad y la justicia, de forma pacífica, y muy especialmente a los integrantes de la vieja generación, pues casi todos ya han fallecido.
Ellos fueron hombres y mujeres, que vivieroncomo todossus problemas y sus contradicciones, pero que fueron muy importantes, aunque que no aparezcan en los libros de Historia. Fueron los portadores de la semilla que nos dignifica a todos, lo cual da vigencia a su testimonio de lucha por la libertad, la paz, la democracia y la justicia, y fueron honrados y generosos, teniéndose que jugar la vida, en más de una ocasión, por los demás y por ellos mismos, por querer vivir en una atmósfera distinta, que les permitiera ser personas y poder decidir en un clima de libertad, por lo que no les importó perderla, si era necesario, para conseguir la libertad para todos. Aprendieron en la Universidad de la Vida y de la Lucha. Eran, por tanto, autodidactas, lectores incansables, que asumieron , de forma natural, los valores que ya otros vivían y la sabiduría acumulada de otras generaciones anteriores, que supieron transmitir a las nueva generación de luchadores incansables, valientes y decididos. Se hicieron cultos en la lucha contra el franquismo: leyeron, estudiaron, aprendieron a debatir, a dialogar, a actuar con equilibrio y moderación. Abrieron caminos a la esperanza desde la solidaridad activa con los que les rodeaban, con sus hermanos de clase, pero sin rechazar a nadie. Practicaron la democracia en sus pueblos y en el campo, en las plazas de los pueblos y en los tajos, y en otros lugares donde trabajaron. Y todo ello, de forma clandestina o a plena luz del día, si se podía, sacando fuerzas de flaquezas. Como me decían algunos de los entrevistados, las palizas y malos tratos que recibieron eran nuevos motivos para seguir luchando sin desfallecer.
4º-Por último, que todos tengamos una valoración positiva de la contribución de los trabajadores del campo, del mundo rural, a la conquista de las libertades en España. La situación actual (a pesar de sus muchos defectos y contradicciones, que son las propias de cualquier sociedad capitalista, no lo olvidemos) es producto de la lucha de miles de hombres y mujeres que desde la clandestinidad (y algunos desde las cárceles) alumbraron la libertad y la democracia, conquistaron derechos, ampliaron espacios y mejoraron la vida de todos. Sin ellos la situación sería muy distinta. La actual democracia española (que no es eterna, ni perfecta, y con todos sus problemas) y los derechos que hemos tenido, no llegaron sólo porque el dictador murió y hubo un rey que comprendió la necesidad de un cambio, llegaron por la acción del pueblo, de los trabajadores (los costaleros de la democracia), estudiantes y ciudadanos en general, de las ciudades y de los pueblos, organizados en partidos, sindicatos y otras muchas asociaciones. Los derechos y las libertades no han caído del cielo, son el resultado de una larga lucha que ahonda, además, sus raíces en siglos anteriores.
Cada época tiene sus protagonistas y sus formas de organización y acción y cada etapa de la Historia tiene sus caminos hacia mayor justicia y más libertad. La cuestión está en buscarlos y saber transitarlos con valentía y resolución.

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