lunes, 7 de marzo de 2016

"RESIDENCIAS" PARA TRABAJADORES DEL CAMPO EN LOS OTROS MUNICIPIOS DE LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR (ii)


"RESIDENCIAS" PARA TRABAJADORES EN LOS DEMÁS MUNICIPIOS DE LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR

(Este trabajo, contenido en el libro DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA, pp. 152-156, junto a "RESIDENCIAS" PARA ACOMPAÑANTES: LOS NÚCLEOS DE CHOZAS CERCANAS AL CANAL DE LOS PRESOS", que se puede leer en una entrada anterior a ésta, completa la geografía de chozas de esta comarca).


                            
Muchos núcleos de chozas existieron hasta los años setenta, durante toda la dictadura de Franco y sus secuaces.

MUNICIPIO DE ALCALÁ DEL RÍO

En Alcalá del Río, desde bastante antes de la finalización de la guerra, se va configurando un barrio de chozas en La Era Alta, en la zona de El Egido, que siempre fue mal visto por la Guardia Civil y por los demás vecinos. Eran sospechosos de todo y el primer lugar donde buscaban siempre que recibían alguna denuncia de robo. Entraban los guardias pegando, a diestro y siniestro, hasta que aparecía el que buscaban o el que cargaba con la culpa. Muchos de ellos llegaron de Granada, contribuyendo con su saber sobre el riego a la prosperidad de las tierras del municipio, a base de esfuerzo y dejar su vida en el trabajo; otros llegaron procedentes de Huelva y otras provincias, pero también vivieron en él alcalareños que no tenían medios económicos suficientes para tener una casa propia o arrendada en el viejo núcleo urbano.
También, en la carretera que une La Rinconada con Alcalá del Río, antes de llegar a las casas de los trabajadores de la Central Eléctrica, existió otra hilera de chozas.

MUNICIPIO DE CANTILLANA
En Cantillana estaba el Barrio Mate (actual calle Extremadura), desde el matadero municipal hacia el norte, en dirección al puente del río Viar, siguiendo el camino viejo. A ambos lados del mismo estaban las chozas, donde vivían familias carentes de recursos, alejadas del resto del pueblo. Otro barrio marginal fue La Fuente, cerca de la Ermita de la Soledad, bastante separado de las primeras casas de la Calzá. También, en la Carretera de Lora (la llamada Avenida del 30 de Julio durante la Dictadura) se mantenían en pie algunas chozas en los años cuarenta y primeros de los cincuenta.
En Los Pajares (Cantillana) existían también chozas y casas pequeñas de trabajadores, cuyos solares habían sido cedidos por el Ayuntamiento durante la República, siendo Alcalde José Pueyo Solís, ante la imposibilidad de adquirirlos de otra forma. Después de la guerra siguió siendo lugar de asentamiento de trabajadores y sus familias.
Choza cantillanera, años cincuenta, 
en la Carretera de Lora
Entre el arroyo Las Culebras y la Estación de Cantillana, en el término municipal de Cantillana, la necesidad construyó otro asentamiento de 30 o 40 chozas, a los dos lados de la carretera Sevilla-Tocina, y tres cantinas. Se establecieron en este lugar a finales de los años cuarenta y años cincuenta. Pronto le llamaron Corea. Permaneció hasta los años setenta y aún se conservan algunas casas, construidas con posterioridad.
En El Cerrado de Miura las chozas estaban diseminadas, existiendo una o varias en cada parcela. Es la finca (parcelada por el INC) que está frente a La Monta, en el término municipal de Cantillana, donde confluyen con los términos de Tocina, Villanueva del Río y Minas y Carmona. Llegaba hasta La Motilla, cerca de Los Rosales. Como en todos los lugares de chozas carecían de lo más elemental y los caminos se embarraban cuando llovía y no se podía salir a la calle. Además, muchas parcelas estaban encharcadas y llenas de juncos, por lo que tuvieron que trabajar duro para ponerlas en cultivo, según el testimonio de personas que vivieron en este lugar.

MUNICIPIO DE BURGUILLOS
En Burguillos las chozas se concentraron en la Cruz de la Ermita, donde llegaron a existir unas 60 o 70, y junto a la carretera, a la salida del pueblo, en dirección a Castilblanco de los Arroyos, donde se asentaron unas 15 familias, que después hicieron sus casas en el mismo lugar.

MUNICIPIO DE LA ALGABA
En La Algaba, en el barrio de El Aral, también existió un buen número de chozas y patios de vecinos, muy alejados del núcleo central del pueblo.

MUNICIPIO DE VILLAVERDE DEL RÍO
En Villaverde del Río surgió el Barrio, en la dehesa cercana al río Guadalquivir, que es la actual Barriada San Sebastián. Este barrio fue construido por los forasteros que llegaban, a los que les daban un solar o lo tomaban y ellos se construían sus chozas. No tenían agua corriente, ni alcantarillado, ni luz eléctrica en las calles, como los demás lugares con chozas. Los vecinos de Villaverde no siempre miraron con buenos ojos a estos nuevos residentes; llamaron “Corea” al nuevo barrio.1 Pero la realidad es que fue una barriada obrera, de chozos, donde se acomodaron como pudieron las oleadas de trabajadores que llegaron de Granada, Badajoz (Montemolín), Almería, Jaén, Córdoba... También de La Luisiana, Écija, Pruna y otras localidades sevillanas. Llegaron a vivir en ese lugar más de 500 personas, de las que el 90% eran andaluces.. Posteriormente, las chozas se transformarían en las casas de la actual barriada. Al principio sólo había unas 10 casas. Después, en 1946, construyeron otras 20 casas (las “casas baratas” de Lázaro Rivas, gobernador de Sevilla). Muchos de lo que llegaron entonces o sus descendientes siguen viviendo en el mismo lugar donde tuvieron su primera “vivienda”. Fue un barrio donde surgió gente descontenta, como me dicen los villaverderos, debido a las condiciones en las que vivían, sin ningún tipo de infraestructuras, prendiendo en ellos la rebeldía contra la dictadura y las injusticias y los deseos de una vida mejor, tal como ocurrió en otros núcleos mayores.

MUNICIPIO DE BRENES
En Brenes existió otro núcleo o asentamiento chabolista a la entrada del pueblo, llegando desde San José de la Rinconada, que llamaban Las Chabolas. Había unas 80 “viviendas”. Eran breneros, pero también gente de otros lugares, que encontraron allí un lugar donde refugiarse y vivir durante la posguerra... Actualmente son los terrenos en los que están instalados la piscina y las pistas deportivas del municipio.

MUNICIPIO DE TOCINA
En Tocina, muchas de las familias que llegaban de fuera se tuvieron que instalar en El Coto, en chozas o casas pequeñas construidas por ellos mismos, donde carecían, como en todos los casos anteriores, de luz eléctrica, agua corriente o aseos, y se iluminaban de noche con carburo. Vivieron allí más de veinte familias hasta bien entrados los años sesenta. Actualmente en ese lugar está la Asociación Ecuestre de Tocina. Otro lugar, junto al pueblo, fue La Charca, donde habría unas 10 o 15 chozas.
En Los Rosales, las chozas, unas 15 o 20, se encontraban cerca de la Estación del Ferrocarril, partiendo del paso a nivel, donde la carretera se bifurca hacia Tocina o hacia a Guadajoz y Lora del Río.

 

(Del libro DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA, pp. 152-156),


1. Este barrio que surge en Villaverde del Río y que le llaman Corea es distinto al núcleo de chozas cercano a la Estación de Cantillana.

martes, 1 de marzo de 2016

“RESIDENCIAS” PARA TRABAJADORES DEL CAMPO EN LA RINCONADA (I)


Comienzo con esta entrada la descripción de los núcleos de chozas para las familias de los trabajadores del campo en la Vega Media del Guadalquivir. 
Esta está dedicado al municipio de La Rinconada.

INTRODUCCIÓN 

La Vega Media del Guadalquivir con la llegada de personas de pueblos sevillanos de la Sierra Sur y de la Campiña, aunque también, en segundo lugar, de la Sierra Norte y de otras provincias (Granada, Almería, Jaén, Badajoz o Córdoba) tuvo un crecimiento global de 12.600 habitantes más durante la década de los cuarenta. Esta situación se vivió en casi todos los pueblos, pero de forma más clara, según los datos de los censos de 1940 y 1950, en La Rinconada, que atrae con fuerza y crece de forma espectacular (unas 5.400 personas más que en 1940), y en Cantillana, que recibe personas y crece de forma importante con un saldo positivo de 2.200 habitantes más. En Villaverde del Río1, Alcalá del Río y Brenes, a las que llegan personas de otros lugares, crecen de forma algo más moderada que los anteriores (entre 700 y 1.400 habitantes); en cambio La Algaba y Burguillos presentaban ya un saldo claramente emigratorio.2
Esta llegada de los trabajadores y sus familias a los pueblos de la Vega no fue asimilada de forma adecuada por sus municipios, dadas las carencias existentes en ellos y la falta de medios económicos de los que llegaban. Muchas familias tuvieron que construirse sus chozas (o chozos) en lugares más o menos cercanos a las localidades donde les hubiese gustado vivir con algunas incomodidades menos.  

 

MUNICIPIO DE LA RINCONADA
Vereda de Chapatales, que se encontraba cerca de la Barriada de San José, a la izquierda de la carretera Sevilla-Tocina, una vez pasado el arroyo Almonazar hasta la primera curva de la misma carretera. En este asentamiento de chozas llegaron a vivir, procedentes de las provincias de Granada, Almería y otros pueblos sevillanos, unas 500 personas en 90 chozas.3 Algunas de ellas perduraron hasta finales de los años setenta. La mayoría delas chozas tenían una o dos habitaciones, que servían para todas las actividades posibles, desde dormir, comer o guarecerse de las inclemencias del tiempo hasta parir un hijo. Sus alrededores, cuidados por las mujeres lo mejor que podían, eran un chapatal.4
En la Vereda de Chapatales vivían obreros agrícolas eventuales y sin recursos (jornaleros), pero los arrendatarios lo hacían en chozas en la misma finca Chapatales, en las mismas parcelas arrendadas. Esta finca en el año 1945 la trabajaban 33 arrendatarios.5 Cuando la arrendaron estaba en muy mal estado, con charcas y toda clase de desperdicios e inmundicias..., por lo que tuvieron que trabajar duro para ponerla en cultivo y poder regar, gracias a los canales secundarios que parten del canal del Valle Inferior del Guadalquivir en esa zona. Como los arrendatarios de otras fincas, cultivaban patatas, tabaco, maíz, cáñamo y otros cultivos, pero para subsistir tenían que trabajar en otras fincas de grandes propietarios los días que podían. Algunos tenían su choza en el mismo terreno arrendado y junto a ella tenían un huerto, del que sacaban de todo para comer y guardar para el invierno, y criaban gallinas, conejos, cerdos o becerros... La mitad de los cerdos los mataban y la otra mitad los vendían. Los becerros eran para venderlos. Algunos arrendatarios tenían vacas para ordeñarlas y vender la leche obtenida. Vivieron allí hasta que el propietario, Manuel Salinas Benjumea, hijo de Manuel Salinas Malagamba, los echó en 1971.
Un rasgo característico de los que vivieron en Chapatales y en la Vereda de Chapatales, que llegaron a ser unas 800 personas, fue el respeto, la camaradería y la ayuda mutua existente entre ellos. La familiaridad y la solidaridad vecinal, como en tantos otros lugares, hicieron que, a pesar de las condiciones en las que vivían, nadie pasara ninguna necesidad extrema y en todo momento se vieran arropados por los demás, especialmente en los momentos más duros de cada familia: enfermedades, muerte de alguna persona, viudez, etc.
En Vereda de Chapatales vivió un hombre admirable, por su humanidad y sabiduría, según los que lo conocieron. Se llamaba Manuel Vílchez, aunque conocido por Manolo el Maestro. Era de Huélago (Granada). Durante la Guerra Civil fue capitán en el Ejército Popular de la República. Al terminar la guerra fue detenido y procesado como tantos otros. Consiguió la libertad condicional, pero fue desterrado de su pueblo, viniendo a vivir a una choza de la Vereda de Chapatales. Puso una tienda, pero además actuó como médico, salvando vidas humanas, y como veterinario de los animales de sus convecinos. También daba clases particulares a los niños por la mañana y a adultos de las chozas cercanas a la suya por la noche. Quiso construir una escuela, pero se lo prohibieron. Fue muy querido y respetado por todos.
El Candelero, en el término de La Rinconada, cerca de San José, fue otro conjunto de chozas, que estaban diseminadas, en las mismas parcelas arrendadas. Estaban antes de la vía del ferrocarril, frente a la finca Chapatales. En su mayoría eran granadinos y almerienses, los cuales jugaron un importante papel en la transformación en regadío de las tierras de la Vega Media. En esta finca había 52 arrendatarios en el año 1945, de los que 48 ocupaban 166 ha. (3,5 ha. de media) y otros cuatro, unas 100. Miguel Pérez Blasco, propietario, trabajaba directamente 22 ha de dicha finca.6
Vereda de los Solares, en los términos municipales de La Rinconada y de Sevilla. Se alarga siguiendo la vereda de carne que va desde el Cortijo Los Solares y Cortijo Castellanos hasta el arroyo Tamarguillo, donde está El Cristo Negro. Este antiguo camino llegaba a Sevilla. Comenzaron a establecerse en esta vereda hacia 1938, incrementándose la llegada de familias a comienzo de los años cuarenta y durante toda esa década. Llegaron a vivir en este lugar unas 1.600 personas en 345 chozas7. Vinieron de Granada, Almería, Badajoz y pueblos sevillanos, del sur y del norte de la provincia. La mayoría eran trabajadores del campo, jornaleros, que trabajaban cuando había trabajo. Con el tiempo, algunas chozas se transformaron en casas. Mas de 1500 personas llegó a vivir en este núcleo de chozas.
-Otros lugares con chozas del municipio de La Rinconada fueron:
a) El Gordillo, cercano a las propiedades de Ramón de Carranza (terrateniente y jefe de la sanguinaria columna militar que llevó su nombre en 1936), a la derecha de la carretera en dirección a Valdezorras, barriada sevillana que surge como asentamiento de familiares de los presos que construyen el Canal del Bajo Guadalquivir, el Canal de los Presos;
b) el Cortijo El Castellón, propiedad de Joaquín Benjumea Burín, ministro de Franco (1939 a 1942), donde 38 arrendatarios tenían arrendadas 128 ha, la mitad del cortijo. Fueron expulsados de allí en los primeros años de la década de los cincuenta, cuando el conde de Benjumea era Gobernador del Banco de España, después de ser ministro de Franco.
c) alrededor del Cerro Macareno, donde hubo unas cinco chozas y alguna casa pequeña de los arrendatarios de la finca de los Solares, aunque también, encima del Cerro un secadero fue usado como vivienda por una familia, que llegó de El Rubio; y
d) en las tierras de la Marquesa de Aracena, Ana Marañón Lavín8, entre La Rinconada, el Majuelo y Majaloba, donde los arrendatarios de las mismas vivían en seis chozas, una en cada parcela. Era normal en aquellos años que los arrendatarios o parcelistas se construyeran sus viviendas en las mismas tierras arrendadas, pudiendo ser chozas o casas pequeñas, que tenían como tejado, en algunas ocasiones, cualquier material que sirviese para taparlas y no mojarse en caso de lluvia... Por último, cerca de La Rinconada, al lado izquierdo de la carretera que la une con San Jerónimo y Sevilla, existió otro conjunto que chozas que fue eliminado antes de la visita de Eva Duarte de Perón al cortijo Torre Pava en 1947. 
San José de la Rinconada (el Barrio o La Estación) tenía cuatro zonas bien definidas: Trianilla, junto al arroyo Almonazar, en la actual calle San José; Portugalete, Villalatas y Las Golondrinas en la Carretera Bética.1 En todas ellas abundaban las chozas y los patios de vecinos con muy malas condiciones higiénicas y de habitabilidad: no tenían agua corriente (se abastecían de pozos en el mejor de los casos), ni alcantarillado, ni retretes, ni nada de nada. Sufriendo para colmo una inundación tras otra cada vez que el arroyo Almonazar se salía de madre. En estas condiciones vivieron en los años cuarenta más de 1.500 personas. La primera iniciativa de construcción casas por parte del Estado fue la de las Casas Baratas en torno a la Iglesia Parroquial, construida hacia el año 1946. Pero hubo chozas que estuvieron presentes sin solución de continuidad, junto al Almonazar, hasta los años sesenta, hasta que construyeron el canal, que encauzaba al arroyo a su paso por la localidad.
En La Rinconada existieron chozas durante mucho tiempo: en El Egido, (el Legío), a la salida del pueblo hacia Sevilla, y en otro núcleo enfrente del antiguo cementerio, que llamaban Villalatas, así como en La Caldera, a la derecha de la actual calle Triana, en el Huerto de El Benito.

Continuará con la realidad en los otros siete municipios de la comarca.
 
1. Según el estudio de Carmen Martínez Martín (1982) en Villaverde entre 1940 y 1950 “aparecen 661 nuevos residen­tes, que constituye el 17% del total de su población”. Además considera que el 30% de la población del censo de 1950 son vecinos no nacidos en el término (MARTÍNEZ MARÍN, Carmen, art. cit, p. 135). 
2. Véase: Cuadro 2: Evolución de la población por municipios 1900-1981, p. 26. 
3. ABC, del 21.06.1966. 
4. Chapatal es sinónimo de lodazal, ciénaga o barrizal. 
5. AMLR, Legajo 184: Agricultura: relación de labradores (arrendatarios y propietarios) y superficie cultivada, 1944.

6. AMLR, Legajo 184, ya mencionado. 
7. ABC Sevilla, de 28.02.1967.. Datos ofrecidos por la prensa con motivo de la visita que hizo a la zona el Ministro de la Vivienda, José Mª Martínez Sánchez-Arjona. 
8. Viuda de Francisco Javier Sánchez-Dalp y Calonge, marqués de Aracena, y hermana de María de los Ángeles Marañón Lavín, esposa de Miguel Sánchez-Dalp y Calonge, el mayor terrateniente de La Rinconada y Alcalá del Río.