lunes, 27 de julio de 2015

HACE 79 AÑOS: La conquista militar de los pueblos de la Vega Media del Guadalquivir y la usurpación del poder local


 La conquista militar de los pueblos de la Vega Media y la usurpación del poder local


El día 26 de julio de 1936, domingo por más señas, las columnas de la muerte1 hicieron su aparición en la comarca de la Vega Media del Guadalquivir. No hubo enfrentamiento de dos ejércitos, no hubo guerra propiamente dicha: lo que hubo, a partir de dicho día, fue ocupación militar al más puro estilo colonial, llevada a cabo por un “ejercito africanista” con larga experiencia de guerra en el Rif marroquí. Y junto a la ocupación, se produjo una apropiación violenta e ilegal de los Ayuntamientos, formando Comisiones Gestoras, y una represión política, perfectamente planificada desde las altas esferas del poder militar y desde el primer día, que contaron con la entusiasta colaboración de los “nuevos poderes” locales. Los presidentes de las Comisiones Gestoras se convirtieron en los alcaldes de cada municipio.
Dos fueron las columnas que el día 26 salieron de Sevilla:
Una de ellas, dirigida por los comandantes Rafael Corrales Romero y Francisco Buiza Fernández-Palacios, entró en La Algaba, que ya había sido controlada por la Guardia Civil. Allí procederán a la usurpación del poder local con la constitución de la Comisión Gestora del Ayuntamiento, que fue presidida por Nicolás Carranza Géniz.2 Unas horas más tarde llegaron a Alcalá del Río, que desde el día 25 de julio la localidad estaba ya controlada por la Guardia Civil. La C. Gestora municipal quedó a cargo de José Velázquez Quiles.3
La otra columna, que también salió de Sevilla el día 26, fue la del terrateniente Ramón de Carranza Gómez, la cual, después de tomar Guillena, ocupó Burguillos a las 18 horas del día 26 de julio. Mientras una banda de música se paseaba por el pueblo para entretener a los vecinos y los niños, cortaron la calle Real, entre Virgen del Rosario y calle de la Fuente, y en la plaza, delante del Ayuntamiento realizaron los tres primeros fusilamientos. Los cuerpos de los primeros asesinados (“pasados por las armas”)4 fueron cargaron en un carro y los enterraron detrás del cementerio. A las 22 horas del mismo día se constituyó en el Ayuntamiento la correspondiente C. Gestora, siendo el acto fue presidido por Joaquín Velázquez Carballar, y como gestores (nombre dado a los que hicieron las veces de concejales) fueron nombrados Manuel Medina Pérez y Manuel Guerra Ballesteros.5

Brenes y Villaverde del Río fueron controladas por la Guardia Civil, con el apoyo de los falangistas y derechistas locales, el día 26 de julio.
En Brenes, el día 26, en reunión presidida por el sargento de la Guardia Civil, Francisco Cuevas Rodríguez, se constituyó la C. Gestora, que quedó presidida por Antonio Martínez Durán. Como gestores fueron nombrados: José Jiménez Ramírez, Francisco Osuna Muñoz, José Gispert Vilardebo, Antonio Delgado Gutiérrez, Bartolomé Mazuela Muñoz y Miguel Plaza Pérez. En Villaverde del Río, un día después, fueron nombrados: Manuel Lara Vargas, como alcalde, y como gestores: Miguel Palacín Morales, Baldomero Domínguez Aguilar, José María Morales Martín, Rafael Sarmiento Martín, Rafael Solís Sarmiento y Silvestre García Sarmiento. Este acto estuvo presidido Bienvenido Pérez Lorente, Comandante de Puesto.1 Tanto Francisco Cuevas como Bienvenido Pérez actuaron en nombre de Queipo de Llano, otorgándoles el poder municipal.

 El día 27 de julio, La Rinconada fue ocupada por la columna al mando del capitán Pedro Castro Lasarte, aunque desde el día anterior estaba bajo el control de la Guardia Civil.6 La C. Gestora, que se constituyó el mismo día 27, estuvo formada por Rafael Sánchez Fernández, como presidente, y Francisco Fernández Morales, Gregorio López Perza y José Martínez Suárez, como gestores.9 En este caso se dio la circunstancia que Antonio Falcón Ariza, último alcalde republicano, y el concejal Rafael Estévez Conde estuvieron presentes (algo insólito) en la toma de posesión de la gestora y colaboraron con ellos durante dos días más. Después Antonio Falcón se fue a su casa y estuvo los tres años de la guerra escondido. En 1939 estuvo preso y fue enviado a un Batallón de Trabajadores. Rafael Estévez falleció en 1942, tras larga enfermedad.
En ningún caso hubo oposición a la entrada de las tropas fascistas en estos pueblos. No era posible oponerse a un ejército bien equipado. Sólo en San José de la Rinconada existió alguna resistencia que fue vencida con prontitud. La mayoría de los dirigentes políticos y sindicales de todos los pueblos, junto a otros muchos vecinos, habían huido con anterioridad. Los que se quedaron terminarían siendo asesinados o encarcelados.

Las tropas fascistas entrando en Cantillana
El día 30 de julio, cuando pasó por esas localidades la columna de Gutiérrez Pérez, acompañada de la harka Berenguer, camino de Cantillana, quedaron todos confirmados en sus cargos y los Comandantes de Puesto nombrados comandantes militares de su respectivas localidades.
Cantillana fue tomada “manu militari” el 30 de julio por la columna del comandante José Gutiérrez Pérez, que llevaba como segundo al comandante de ingenieros Gonzalo Briones Medina. Tres cañonazos, lanzados desde El Cortijillo, dieron el aviso, provocando la huida masiva de vecinos, pues dos de ellos impactaron en el pueblo. De forma que tras una leve resistencia (menor de la prevista), las heterogéneas fuerzas fascistas (mecanizadas y bien pertrechadas) entraron en el pueblo disparando a diestro y siniestro. Cinco cantillaneros murieron por disparos de “las fuerzas que vienen a pacificar España, evitando la anarquía que venía existiendo...” en distintas calles, y en el Barranco, horas después, efectuaron los primeros asesinatos (no menos de nueve) en aplicación del Bando de Guerra. El terror se había ya apoderado de los vecinos. Además, unos doscientos vecinos fueron detenidos, sin saber lo que se les venía encima. Una vez hecho el “trabajo” constituyeron la C. Gestora municipal, con Juan Arias Rivas, como presidente, y con Manuel Camacho Peral, Francisco Durán Pérez, Francisco Naranjo Solís, José Naranjo Díaz, Manuel Zayas Solís, Antonio Barrera Sanz, Ramón Farfán Rivas, Francisco Sarmiento Espinosa y José Naranjo León, como gestores.8 Después, a columna de José Gutiérrez Pérez continuó camino hacia Tocina.
Militares y falangistas en la conquista de Tocina
 Tocina se defendió, llevando a cabo una tenaz y heroica resistencia, lo que no evitó que ese mismo día un importante número de personas fueron puestas delante de una metralleta y asesinadas en el paso de nivel, cerca de la estación, sin piedad y sin juicio alguno.12 Las tropas fascistas se hicieran con el control de la localidad a últimas horas de la tarde. El acto de constitución de la C. Gestora en el Ayuntamiento fue presidido por “el Señor Comandante de la Columna de Operaciones D. José Gutiérrez Pérez en representación del Exmo. Señor General Jefe de la 2ª División D. Gonzalo Queipo de Llano...”, que “les hizo presente la difícil situación por que atraviesa nuestra querida España”. Fue nombrado presidente de la C. Gestora Francisco López Toro y como gestores: Andrés Gavira Rodríguez, Antonio García Capilla, José Ramos Guitar, José Márquez Pérez,9 Antonio Olís Bocanegra, Gu­mersindo Márquez Martínez de la Peña, Fernando Gutiérrez López, Francisco Ramírez Jiménez, Manuel Neyra Gallego y Nazario de Torres Gutiérrez.10 El 1 de agosto hubo un intento republicano de retomar Tocina, que fracasó tras una enconada lucha. Después, la represión continuaría en los días siguientes (y meses y años después), tal como ocurrió en todos los demás pueblos, contra todos (hombres y mujeres) que hubiesen tenido algo que ver con el Frente Popular y las organizaciones que lo formaban o eran de supuestas ideas izquierdistas, y contra sus familiares, por si acaso.

Los “nuevos” Ayuntamientos, además de intentar "solucionar" algunos problemas y de otras cosas de mayor envergadura, que no aparecerán en las actas, y para las que contaban con la ayuda de milicias armadas, organizadas por las columnas militares ocupantes, se dedicaron: a quitar rápidamente los nombres republicanos de las calles y ponerles los nombres de Franco (el Generalísimo), José Antonio, Queipo de Llano, Sanjurjo, Pedro Parias y un sinfín de nombres de militares o falangistas destacados, aunque la gente las siguió llamando por sus nombres tradicionales, evitando, eso sí, usar los nombres de la etapa republicana; a nombrar a Franco hijo adoptivo de cada localidad o solicitar la creación de la Gran Cruz del Merito Agrícola y su concesión a Queipo de Llano y a Pedro Parias (esta iniciativa había surgido en la Comisión Gestora franquista del Ayuntamiento de Brenes), y a comprar banderas, bustos de José Antonio, cuadros y crucifijos, así como organizar actos patrióticos y religiosos de las fiestas locales o nacionales (18 de Julio, día del alzamiento, y 1 de Octubre, día del caudillo), hacer colectas y subvencionar, por supuesto, viajes para actos provinciales a Falange y sus organizaciones juveniles o infantiles.

CONQUISTADOS LOS PUEBLOS, COMENZÓ UNA BRUTAL REPRESIÓN

El total víctimas mortales de la represión militar-fascista en los meses posteriores a la ocupación de las localidades de los ocho municipios de la Vega Media, incluidos los alcaldes asesinados, fue de 382 personas, aunque podría ser superior cuando finalicen las investigaciones que están realizando. La represión ejercida contra la población civil fue una represión premeditada, sistemática y organizada desde los altos mandos militares (Queipo de Llano y sus Delegados de Orden Público: Manuel Díaz Criado, primero, y Santiago Garrigós Bernabeu, después), que contó con una muy excelente colaboración de personas (“de orden”, que pertenecían a “partidos de orden”) en todos los pueblos, y que tenía vocación de ser permanente hasta el sometimiento total de todos los españoles. Además, todas estas víctimas fueron asesinadas sin ningún tipo de juicio, aplicándoles el Bando de Guerra (BG) dictado por Queipo de Llano. Por lo que no deberíamos decir que fueron fusilados o fusiladas.11 Cuando empezaron a hacer juicios, ya en 1937, estos serán una pantomima, un mal teatro, sin garantías jurídicas, y seguirán los asesinatos. 
Otros muchos tuvieron que huir (más de 800 hombres de los ocho municipios) y se enrola­ron en el ejército republicano para defender la legalidad constitucional y la democracia. A su vez, otros muchos “visitaron” las cárceles sevillanas, incluido el barco-prisión Cabo Carvoeiro, de triste recuerdo, y algunos fueron sometidos a trabajos forzosos en la con­tinuación de la construcción del canal del Viar entre 1937 y 1938, para lo que utilizaron el Cortijo El Caballero, propiedad de Agustín Vázquez Armero, como campo de concentra­ción, en el término municipal de Guillena. Por su parte, muchas mujeres, relacionadas con los asesinados o encarcelados o que habían tenido una actividad republicana destacada, sufrieron todo tipo de humillaciones: fueron rapadas, paseadas por los pueblos, obligadas a ingerir aceite de ricino y encarceladas, y en algunos casos, violadas y obligadas a satis­facer los deseos sexuales de algún que otro falangista, alentado por las “charlas” radiofó­nicas de Queipo, o de servidores de la Benemérita, como es el caso del sargento Cuevas durante su estancia en Brenes. Adermás, sufrieron expedientes de incautación de bienes. A todos los partidos y sindicatos le requisaron sus locales y bienes.

 (Texto íntegro puede leerse en DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA, pp 94-100, de donde está tomada esta publicación)

NOTAS:
1. La columnas estaban formadas por unidades militares, con legionarios y regulares, y fuerzas de orden público, estan­do acompañados de voluntarios (falangistas y requetés). Junto a ellas operaron las harkas: unidades irregulares, mandadas por un oficial, y formadas por marroquíes mercenarios. También iban guardias civiles y soldados de reemplazo movilizados. No les faltaba artillería, morteros, ametralladoras y tanqueta...
2. AMLA, Legajo 403. En un expediente de este legajo del año 1937 aparece su nombre. Ha sido imposible conocer el nombre del presidente y de los gestores por las Actas Capitulares, porque los libros 8 y 9 han desaparecido del Archivo Municipal. Nicolás Carranza en 1933 había sido presidente del PRC (el partido de Miguel Maura). Fue sustituido por José Alba Tirado en mayo de 1937.
3. AMAR, Legajo 198. Tampoco en Alcalá es posible leer el acta de constitución de la Comisión Gestora: el libro, donde debería estar, tiene las hojas en blanco. En diciembre de 1936 (Libro 26 Actas capitulares) fue sustituido por Manuel Gar-cía-Baquero García-Baquero. Los gestores fueron: Manuel García Miró, Alfonso Mazueco Martín, Manuel García Martín, Antonio Ojeda Rendón, José López García y Antonio Díaz González.
4. Así aparece en los bandos de guerra, declaraciones o comunicados de los militares sublevados, ya fuesen de Queipo de Llano, Cascajo, Cánovas Lacruz o Goded..., por nombrar a algunos.
5. La orden de constituir la C. Gestora fue firmada por Ramón de Carranza, según puede leerse en el acta de constitu­ción de la Comisión Gestora el día 26 de julio. En el acta de la reunión del día 29 aparece Manuel Medina Pérez como Al­calde, el cual fue sustituido en el cargo, en febrero de 1937, por Doroteo Blanco Prieto (AMBU, Libro 9: actas capitulares).
6. AMLR, Signatura 4138, actas capitulares de 1936. Rafael Sánchez Fernández fue sustituido por José Espina Pérez el 8 de julio de 1938.
7. AMBR, Libro 22, Acta de 26 de julio de 1936; AMVR, Libro 19, Acta de 27 de julio de 1936. Antonio Martínez, de Brenes, fue sustituido, un mes después, por Antonio Delgado Gutiérrez y en agosto de 1937 por Tadeo Muñoz Alcalá.
8. AMC, Legajo 14: borradores de actas. Con las palabras en cursiva, que recojo literalmente, comenzó el acto de constitución de la Comisión Gestora municipal. En su reunión del 28 de agosto, la primera después del 30 de julio, el Alcalde propuso a los gestores afiliarse a Falange porque “Falange no es un partido político sino la unión de españoles siempre dispuestos a sacrificarse por la patria”. Todos aceptaron. En julio de 1939 Francisco Errazquin Fuentes-Cantillana sus-tituyó a Juan Arias al frente del Ayuntamiento cantillanero.
9. Los cuatro primeros gestores fueron considerados alcaldes de Tocina en años posteriores. José Márquez Pérez (Alcal­de del 8/11/ 1953 al 2/02/1954, Libro 11, AMT), era cuñado de Manuel Naranjo Alonso, que fue Alcalde de Tocina y fue asesinado el 7 de octubre de 1936, pues estaba casado con Carlota Naranjo Alonso, hermana de Manuel.
10. AMT, libro 7: Actas capitulares. En enero de 1937 Andrés Gavira Rodríguez, sustituyó a Francisco López Toro, que había sido juzgado en Consejo de guerra, en noviembre de 1936, por haber proporcionado salvoconducto y 300 ptas., a cambio de unos cerdos, a Antonio García García, por lo que éste pudo marcharse a Granada. El Juez pidió el revocamiento de del auto de procesamiento y prisión. El Auditor lo firmó el 3 de diciembre de 1936 (ATMTS-SE, Causa 521/1936, Legajo 100-2697). Antonio García, el Granaino, fue detenido en Lachar (Granada) y juzgado y ejecutado en Sevilla.
11. Fusilar significa “ejecutar a una persona con una descarga de fusiles”. Ejecutar: ajusticiar, dar muerte al reo condenado a ella.

jueves, 23 de julio de 2015

HACE 79 AÑOS: LOS DÍAS DEL "DOMINIO ROJO"


El 18 de julio de 1936, el día más negro de la Historia de España, hace ya 79 años, marca el inicio de la Guerra Civil y del triunfo del fascismo. El traidor Gonzalo Queipo de Llano al mando de los militares sublevados contra la II República conquistaba militarmente de Sevilla a sangre y fuego y quedaba convertido en hombre fuerte de la II División (Andalucía) al ser nombrado por Franco Jefe del Ejército de Operaciones del Sur y, posteriormente, capital general de la II División Militar. 

 Reacción en los pueblos:
 
 En los pueblos de la Vega Media del Guadalquivir, tras un primer momento de incredulidad, llegó el desasosiego y la cólera contenida, que estalló en algunas ocasiones sin mayores consecuencias. El fascismo y la muerte habían hecho acto de presencia con voluntad de quedarse durante largo tiempo. Pocas cosas ocurrieron, en contra de lo que algunos piensan, en los días previos a la llegada de las columnas de la muerte o al control de algunos pueblos por la Guardia Civil, los llamados “días del dominio rojo” por los sublevados para justificar su acción contra los poderes legalmente constituidos. Quisieron prepararse para contener la embestida militar, pero descubrieron que apenas podían hacer nada. Lo que estaba pasando en la capital, que se conocía por lo que contaban los que de allí huían, asustaba en los pueblos, a la vez que se presagiaba lo peor, puesto que los discursos radiofónicos de Queipo de Llano no daban lugar a la duda y las malas noticias no dejaban de llegar día tras día. 

En todos los pueblos se constituyeron comités locales de defensa de la República; se requisaron armas (escopetas y pistolas) y alimentos (trigo, aceite o ganado) para abastecer a las poblaciones, dadas la interrupción de los suministros; se organizaron patrullas de vigilancia en los accesos de cada localidad, y se idearon algunos sistema de defensa popular, que no servirían para nada.
No obstantes, en algunos pueblos, pocos, en aquellos frenéticos días, llenos de incertidumbres y temores, se produjeron algunos hechos más dramáticos o lamentables. Fueron los siguientes:

En La Algaba, el día 23, murió un piloto del Aero Club1 de Sevilla, sargento de Aviación, en un tiroteo en el puente, que también le costó la vida a un trabajador. Después, los jueces militares culparon de esta muerte a todos detenidos de La Algaba y pueblos cercanos hasta que se hartaron...

En Tocina2 se produjo un duro enfrentamiento el día 20 de julio entre vecinos y trabajadores armados, partidarios de la legalidad republicana (las “tropas milicianas” u “hordas marxistas”, como serán llamados por los partidarios de la sublevación militar), y los miembros de la Guardia Civil en Tocina,3 que habían decidido no acatar estos las órdenes de la autoridad municipal (la única legitima en aquellos momentos); ponerse al lado de los militares sublevados e intentar salir para Villanueva del Río y Minas, donde estaba la cabeza de mando, cumpliendo las órdenes recibidas de su superioridad. En el intento de huida, fueron detenidos en la plaza del pueblo y obligados a recluirse en el cuartel. En este tiroteo, a plena luz del día, murió un trabajador (Antonio el Sevillano) y el guardia civil Manuel Gutiérrez Calvo, siendo herido otro guardia, José Corrales Castillo, que fallecería días después, a pesar de los esfuerzos de los vecinos por salvarlo. 
  Los guardias civiles tuvieron que replegarse al Cuartel. El Alcalde, Manuel Romero Martín, los llamó tres veces por teléfono: la primera, para pedirles que se entregasen, siendo denegada la petición por el sargento Vega; la segunda, para rogarles que dejasen salir a las mujeres y niños, pero ellas decidieron quedarse con sus maridos; y la tercera llamada no fue contestada, pues descolgaron el teléfono. Entre ese día y el 30 de julio el cuartel fue estrechamente vigilado por los vecinos y trabajadores partidarios de la República y acosado en más de una ocasión desde la torre de la iglesia. El día 22, a consecuencia del hostigamiento de los republicanos, quedó hundida por entero la techumbre y parte de la primera planta del edificio. Al día siguiente, tuvieron que trasladarse a una casa contigua. Desde ahí intentaron varias veces salir, haciendo frente a los vecinos republicanos, dirigidos por el Comité popular. En una de estas acciones los guardias civiles causaron la muerte de dos personas (Lorenzo Fernández y Antonio el Cebolla), hirieron a otros y el sargento Lorenzo Vega fue también herido. Moriría el día 26, en extrañas circunstancias. La noticia de la conquista militar de Tocina les fue comunicada por el teniente Juan Luis Márquez Pérez, de la Guardia Civil, que llegó con columna militar fascista del comandante Gutiérrez Pérez.
El enfrentamiento y la posterior vigilancia y asedio del cuartel se saldó con un total seis muertos: tres vecinos (dos ellos menores, posiblemente, según algunas informaciones) y tres guardias civiles. La represión militar en Tocina, desde el mismo 30 de julio, fue brutal. Le costó la vida a más de cien vecinos y muchos años de cárcel a otros muchos.
En esos día también se produjo la quema de imágenes de la iglesia parroquial, afectando al retablo del altar mayor. La imagen del Cristo de la Vera Cruz que sufrió desperfectos, sin que esté aún clara la autoría de los hechos.4 Tampoco están claras las circunstancias de la muerte de Manuel Salinas Camacho cuando estaba detenido. Era el único preso que estaba en la cárcel, pues los presos derechistas estaban recluidos en el Ayuntamiento, y no les pasó nada.5
También en Tocina, el 30 de julio, encontraron la muerte tres falangistas armados (Manuel Martínez, de Tocina, y Baldomero García y Manuel Hoyos), que llegaron en coche desde Sevilla, como avanzadilla de las fuerzas que ya estaban en Cantillana, y entraron en el pueblo, queriéndose saltar todos los controles puesto por el Comité Local y “sin adoptar las debidas precauciones”6

En Cantillana, en la noche del 25 al 26 de julio, se produjo el incendio de la Iglesia Parroquial y la destrucción de algunas imágenes religiosas, sin que estén aún claros quienes fueron los inductores del hecho. Anteriormente se había producido la muerte de un afiliado a la CNT por disparo de escopeta de otro cantillanero afiliado a la FNTT-UGT. Éste hacía guardia al declararse la huelga general y tenía la orden de impedir que se fuese a trabajar, mientras que el cenetista había salido con la intención de ir al campo para recoger hierba para sus animales, desoyendo las instrucciones dadas.
Hubo algunas detenciones de personas de derecha en algunos pueblos: 34 en Alcalá del Río, 30 en La Rinconada, 35 en Tocina y 1 en Cantillana. Todos fueron puestos en libertad, sin que les pasara nada más, antes de la llegada de los militares sublevados.7
En los demás pueblos no ocurrió nada digno de mención, salvo los hechos de carácter general.

PERO ESTE SUPUESTO DOMINIO ROJO DURÓ POCO... 
ENTRE EL 26 Y EL 31 DE JULIO TODOS LOS PUEBLOS CAERAN BAJO EL PODER DE LOS MILITARES Y LOS FASCISTAS.

(Este texto, con algunas adaptaciones, forma parte de mi libro DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA, pp. 92-94)
1. Este Club, al que pertenecían los miembros de la burguesía sevillana, tuvo un destacado papel en la conquista de Sevilla por los militares sublevados al mando de Queipo de Llano, participando en la represión de los barrios obreros sevilla­nos que se opusieron al golpe militar fascista y en la conquista de pueblos de la provincia.
2. Las fuentes utilizadas para la reconstrucción del relato de lo ocurrido entre el 20 y el 30 de julio de 1936 en Tocina, que es de mi exclusiva responsabilidad, han sido: testimonios orales de algunos vecinos de Tocina, las aportaciones contenidas en la entrevista en ABC al capitán Martínez Azón, ya citada; GARCÍA MÁRQUEZ, J. Mª, Las Víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963), Aconcagua, 2012, p. 61, y GARCÍA MÁRQUEZ, Semblanza de una historia inconclusa: Tocina, 1936 en Revista de Estudios Locales, Tocina, 2015, pp95-112.
3. El sargento Lorenzo Vega Loro, Comandante de Puesto; el cabo Floriano Martínez Azón, y los guardias Braulio Calles Crespo, Manuel Gutiérrez Calvo, Jesús Rángel Carrasco, José Corrales Castillo y Francisco García Domínguez. Floriano Martínez era comandante de puesto de Peñarrubia (Málaga), pero el 18 de julio, cuando el tren paró en Los Rosales, de­cidió quedarse en el cuartel de Tocina, pues pensó, según el mismo cuenta en la entrevista publicada en ABC con motivo haberle sido otorgada la Medalla Militar Individual por aquellos hechos, que no podría llegar a Peñarrubia (Véase ABC, 21.10.1966, pp. 77-78. Entrevista al capitán Floriano Martínez Azón). Es verdad: estaba un poco lejos, pero en ningún mo­mento aclara los motivos de su viaje.
4. PÉREZ VARGAS, G. y BLANCO SOTO, J. J., La memoria retenida, Ayuntamiento de Tocina, 2008, p. 71. En susti­tución de la imagen primitiva, en enero de 1937, fue bendecida otra imagen similar Don Manuel Martín y Cordero, Arcipres­te de Lora del Río. Los promotores de la compra de la nueva imagen fueron Daniel Naranjo Rodríguez y Francisco Már­quez Pérez, ambos agricultores y miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Vera-Cruz.
5. GARCÍA MÁRQUEZ (2012), p. 61.
6. Son las palabras empleadas por el Juez Militar en la causa 517/1936 (ATMTS-SE), que fue abierta tras la conquista de Tocina por la columna del comandante Gutiérrez Pérez, y que como consecuencia de ella fue ejecutado Antonio García García, el Granaino, el 29 de mayo de 1937, acusado de dichas muertes por fusilamiento. Antonio pertenecía a la CNT y había sido Delegado local de Trabajo. Posteriormente, varios tocineros también fueron acusados, aunque no pudieron pro­bar nada y tuvieron que ser absueltos (AHPSE, signaturas 23879, 28819 y 26058, expedientes personales de presos).
7. Para tener una información más completa de lo ocurrido en cada pueblo de la comarca, véase el libro de José María García Márquez (2012), en sus páginas 55 a 62.