Federico Luppi, actor argentino
ha manifestado que “el miedo es una enfermedad que tarda en irse”.
Él lo sabe bien por todo lo ocurrido en Argentina durante la
dictadura genocida entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de
1983. Lo hace en una entrevista para El País con motivo de la puesta
en escena en Madrid de la obra teatral “El reportaje”, en la que
da vida a un militar argentino preso por su participación en
las acciones represivas contra los argentinos.
Y es verdad que tarda en irse: el miedo, el
terror, vivido por los españoles duró muchos años, demasiados,
pues se prolongó años después de muerto el dictador.
El terror fue la base, los cimientos,
en la que se sustentaba todo el edificio de la dictadura franquista,
que usó (y abusó) sin piedad la represión, en todas sus
modalidades, desde el principio, año 1936, hasta el mismo año 1975, es decir, 39 largos años, con el beneplácito de las llamadas potencias occidentales, para las que Franco era un fiel y valioso aliado en la lucha contra el comunismo...
En lo que afecta, la represión, a los ocho municipios de la comarca de la Vega Media del
Guadalquivir o de Sevilla está ampliamente recogida en mi libro, el
que da título a este blog.
En esta comarca la represión comenzó en en julio de 1936 y terminó quince días después muerto el dictador.
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