miércoles, 2 de diciembre de 2020

MENTIRAS Y ENGAÑOS DE LOS FASCISTAS EN CANTILLANA (II): LE MINTIERON Y LO MATARON

LE MINTIERON Y LO MATARON: 

NO HUBO PERDÓN PARA SU MARIDO

Miguel Palomo Blanco fue asesinado, según acta de defunción, el día 13 de diciembre, en Sevilla, a los 42 años de edad. No obstante, en el Archivo de la Prisión Provincial consta que fue sacado de dicha prisión el día 9 de enero de 1937, por lo que tuvo que ser fusilado sin juicio en esta fecha, aunque posteriormente fuese inscrito con otra en el Registro Civil de Cantillana. Había nacido el año 1894 en Cantillana, estaba casado, trabajaba en el campo, echando peonadas, y vivía en Cuesta de la Hurona, número 15. No olvidemos que la represión franquista, su limpieza política de clase, se dirigió muy especialmente contra los trabajadores del campo.

Cuando entraron las tropas sublevadas, la columna de la muerte del comandante Gutiérrez Pérez, en Cantillana, Miguel estaba acostado, fueron por él, lo levantaron de la cama y se los llevaron diciendo que le iban a hacer unas preguntas... Lo encerraron en la sede de la CNT, transformada en cárcel, en la Plaza del Corazón de Jesús (la que fue llamada durante la Dictadura Plaza de la Cruz de los Caídos).

A la mañana siguiente su mujer le llevó el café a la improvisada cárcel, pues su casa estaba cerca, en la Cuesta la Hurona. Tenía la cara negra de las palizas que le habían dado. De allí lo trasladaron a la Administración de Consumo (otra cárcel improvisada aquel negro día), junto a la casa de los Terueles, donde estuvo varios días. Una vecina, Angelita, de la calle Egido, le dijo a su mujer que había visto como se lo llevaban de madrugada en un coche. Él le dijo al pasar junto a ella: “Que me llevan...!”. Lo trasladaron a Sevilla, encarcelándolo en el barco-cárcel Cabo Carvoeiro, en el puerto sevillano.

Su esposa, Pastora Ríos López, iba todas las semanas a llevarle ropa limpia. También iban sus hijas, en semanas alternas. Cuenta una de ellas, Pastora, que entonces era muy pequeña, que la dejaron entrar para abrazar a su padre y bajó al camarote donde dormía, pudiendo ver el lugar donde dormía. Cuando llegó el invierno, lo llevaron al Cine Jauregui, transformado en cárcel. Con él había otros muchos de Cantillana. Uno de ellos era Francisco Palomar Camacho, “el Tate”,1 que siguió la misma suerte que Miguel. Del cine lo trasladaron a la Prisión Provincial (La Ranilla), hasta que un día le comunicaron a su mujer que allí ya no estaba. Quiso recoger sus cosas, pero le aconsejaron que se fuera, que no reclamase nada…

Sus hijas cuentan que, antes de que mataran a su padre, le dijeron a su madre que fuese a confesar y comulgar para salvarlo. Ella lo hizo, pero no le perdonaron la vida a Miguel, sino que sigueron molestándola durante días, teniendo que ir todas las tardes a la sede de Falange. en el local del bar de Francisco Merino Campos en la calle Real (véase la anterior entrada de este Blog), En aquella época la calle se llamaba Fermín Galán y durante la dictadura franquista, Calvo Sotelo...

También cuentan que su padre fue uno de los que llevaron a Nuestro Padre Jesús Nazareno al Convento, cuando sacaron de San Bartolomé a los santos para convertirlo en economato del 18 al 30 de julio de 1936.

En 1941, las autoridades provinciales franquistas le abrieron a Miguel Palomo Blanco Expediente por Responsabilidades Políticas el 17 de marzo, cuando ya hacía cuatro años que lo habían asesinado. No fue el único al que le ocurrió esto, pues era una medida para seguir penalizando a su familia.

(El texto ha sido escrito partiendo de la investigación realizada entre 2004 y 2006 para escribir mi libro CANTILLANA II REPÚBLICA. LA ESPERANZA ROTA en 2006 por la Ed. Muñoz Moya. Brenes-Sevilla. pp. 139-140).

1. Francisco Palomar Camacho, Paco “el Tate”, fue fusilado el día 18 de diciembre de 1936, en Sevilla. Tenía 52 años Estaba casado con Asunción Corro Olalla. Tenían cinco hijos, estando domiciliado en Carnicería, núm. 31. Pertenecía a la CNT, fiel a la tradición familiar: un “Tate” se había refugiado en casa de Pedro Vallina, en Sevilla, en 1920. Fue detenido en Cantillana, llevado al barco-cárcel del puerto de Sevilla, pasando después a la cárcel provincial y entregado para su ejecución el 9 de diciembre de 1936. Fue enterrado en el Cementerio de Sevilla, en la fosa común haciendo compañía a otros muchos que como él fueron víctimas de la violencia asesina que imperaba en la capital y en toda la provincia. Su muerte fue inscrita el 9 de septiembre de 1939 en el Registro Civil de Cantillana.

Francisco Palomar fue, sin lugar a duda, uno de los miembros del Comité Local Antifascista, que dirigió la vida y la defensa de Cantillana entre el 18 y el 30 de julio del 36 (BARRAGÁN REINA, Cantillana II Republica, 2006, p. 141)