La
alianza de los terratenientes con los miliares, bendecida por la
Iglesia Católica, dio frutos visibles rápidamente. Los militares
sublevados, con Queipo de Llano al frente, hicieron y deshicieron a
favor de los grandes terratenientes desde el principio:
-Fueron
el brazo ejecutor que llevó a cabo la brutal represión
(limpieza política de clase) contra todas las personas que,
de una forma o de otra, habían tenido algo que ver con el Frente
Popular, la gran coalición de centro-izquierda, que ganó las
elecciones de febrero de 1936, y que pertenecían, en su mayoría, al
PSOE, PCE, IR, UR, UGT o CNT. Esa represión, ejercida tras la toma o
conquista de cada pueblo, provocó la muerte violenta (asesinato) de 382 personas en la
Vega Media del Guadalquivir, de los municipios de Alcalá del Río,
La Algaba, Brenes, Burguillos, Cantillana, La Rinconada, Tocina y
Villaverde del Río, a los que le aplicaron el Bando de Guerra
dictado por Queipo en los primeros meses, desde julio de 1966 a
marzo de 1937. La mayoría eran trabajadores del campo, aunque
también, maestros, pequeños agricultores, comerciantes e
industriales y un médico. El objetivo era eliminar, consciente y
deliberadamente, a todos los que podían ejercer u organizar la
oposición. Después, en la posguerra y durante toda la dictadura
de Franco hubo otras 35 víctimas de su violencia represiva.
Además, en la posguerra más de 300 trabajadores del campo de esta comarca fueron
encarcelados y condenados a años de prisión. Muchos de ellos fueron obligados
a trabajar en obras hidráulicas que beneficiarían a los
agricultores de la Vega y de toda Sevilla: Canal del Bajo Guadalquivir o Canal de los Presos y
Canal del Viar, el primero en la margen izquierda del río y el segundo en la margen derecha.
Trabajando de sol a sol sin posibilidad de defenderse, ni reivincar... |
-Prohibieron
los partidos y sindicales libres, impidiendo toda acción
colectiva para defender y mejorar la condiciones de trabajo. Es más,
suprimieron todos los avances laborales pactados y
toda legislación social republicana, que habían dignificado el
trabajo y la vida de los obreros andaluces del campo. De hecho, los
terratenientes afectados por Reforma Agraria de la II República, que
en Sevilla no eran muchos, ocuparon sus tierras sin ninguna legalidad
que los avalara, al compás de la “reconquista” de los
municipios, y lo que quedaba por recuperar, a partir de 1938, lo hizo
el Servicio Nacional de Reforma Económica y Social de la Tierra
(SNREST) o Servicio de Recuperación Agrícola, como se llamó
después. Muchos
arrendatarios fueron
expulsados de las fincas
y perdieron todas sus pertenencias, incluido el ganado y las
cosechas.
-Tomaron
por la fuerza de las armas el poder local,
Ayuntamientos e instituciones, que habían garantizado los derechos
de los ciudadanos y ciudadanas y las conquistas de los trabajadores:
el Jurado Mixto, la Comisión de Colocación Obrera, la Comisión de
laboreo forzoso y otras, en las que habían participado de forma
paritaria obreros y patronos agrícolas. Nada
de obligar a nada a los
grandes... y, entre otras cosas, volvieron a contratar individualmente
cada día en las plazas, en
los lugares tradicionales de cada pueblo, y
sin rechistar. Reaparece el clientelismo y el amiguismo.
Un dibujo del sevillano Helios
GÓMEZ RODRÍGUEZ
|
-Permitieron
una salvaje sobreexplotación en el campo que
afecto a todos, sin excepción.
Los trabajadores del campo
sufrieron una regresión, en todos los aspectos, a las
condiciones anteriores a la República, mantenimiento
sine
die
de
unas
deplorables
condiciones
de
vida
y
trabajo,
que
junto a las grandes
obras
hidráulicas,
pusieron
las bases de la “reforma
agraria
franquista”.
En
mayo de 1937 el Tribunal Provincial de Trabajo de Sevilla dictó un
“Reglamento para los trabajos agrícolas en la provincia”, que en
la practica significaba imponer salarios inferiores a los pactados
durante la República y una jornada de “ocho horas efectivas”,
así como la autorización del trabajo a destajo, que fue
la opción mayoritaria. Este
Reglamento y los dictados en 1938 para las demás provincias ya
conquistadas, abrieron
el camino para la marginación, el boicot y los chantajes de los
propietarios sobre los jornaleros
(Teresa
Mª Ortega, 2007), que fue
peor para mujeres niños. Por
ello, en
1939 se generalizaron los salarios de 1936 y,
a partir de ese
año,
los incrementos salariales fueron siempre inferiores a los experimentados por el IPC en
los veinte años siguientes de la larga posguerra española, de
tal forma que fue en 1959 cuando los salarios agrícolas tuvieron el
mismo poder de compra que los percibidos en 1935 y 1936.
Con
todo lo anterior, quedó abierto un largo
periodo de sobreexplotación
y desprotección obrera, que generó una vertiginosa
acumulación de capital por parte de los medianos y grandes terratenientes, que hicieron grandes a los bancos españoles.
-Controlaron
lo que tenían que comer
mediante el sistema del
racionamiento
de los productos básicos. Fue instaurado por Franco y desarrollado
por Luis Alarcón de la Lastra (Ministro de Comercio e Industria),
terrateniente sevillano en 1939. Estuvo en vigor 12 años, hasta
1952. Fue consecuencia directa de la guerra y de la desastrosa
política económica de la dictadura, la
autarquía: la
quimérica idea de que la economía española tenía los recursos
necesarios de producción y que podía autoabastecerse sin tener que
depender de otros países para satisfacer todas las necesidades
sociales. Nunca lo logró, sino que provocó un descomunal aumento
de los precios y un mayor enriquecimiento de los grandes
propietarios, que vendía sus productos en el mercado negro, el
estraperlo.
Nota aclaratoria:
La conquista de los pueblos por los militares sublevados contra el
orden constitucional y democrático la llevaron a cabo al más puro
estilo colonial, tal como los generales españoles africanistas
habían hecho en el norte de África, en Marruecos, durante los años
anteriores del siglo XX, usando todos los métodos violentos posibles.
Mas información en DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA, pp. 25-26, pp. 105-124 y pp. 141-15.
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