sábado, 2 de mayo de 2015

"RESIDENCIAS" PARA ACOMPAÑANTES: LOS NÚCLEOS DE CHOZAS CERCANAS AL CANAL DE LOS PRESOS

Con la construcción del Canal de los Presos (Canal del Bajo Guadalquivir) fueron apareciendo núcleos "residenciales" de chabolas o chozas, donde vivían las familias de los presos para estar cerca de ellos. Algunos de ellos permanecieron con posterioridad o fueron trasladadas a otros lugares. Las viviendas dignas para familias trabajadoras tardaron mucho en llegar, casi al final de la dictadura de Franco.

El primero de estos poblados, situados en el término municipal de Carmona, estaba al pasar el Puente Laranla, en un lugar que llamaban el Cerro (un auténtico erial, algo elevado) a dos kilómetros al sur del actual poblado de La Monta (Cantillana) (1)1 y a un kilómetro de la vía del ferrocarril en el que habría unas 15 chozas; el segundo, con unas 25 o 30 chozas, estaba en Puente Pajares, después del Cortijo El Guijarrillo, a unos 2 kilómetros del anterior siguiendo el curso del canal, que lo hace en dirección hacia Sevilla, y el tercero, en la misma dirección, cercano al Cortijo El Cerro, a otros dos kilómetros del anterior, en que se albergaban las familias de los presos y libertos que construyeron el acueducto del arroyo Las Culebras, cerca del término municipal de Brenes. Los que quedaron de este poblado, al finalizar las obras, fueron “alojados” hacia 1956 en Corea, un núcleo de chozas junto a la carretera Sevilla-Tocina, cerca de la Estación de Cantillana o desplazados hacia la Vereda de Chapatales.
Los poblados de chozas se hacían en las tierras del canal, es decir, en la franja de tierra expropiada a cada lado del mismo. Las chozas (o chozos) eran de barro y ramas, con una sola habitación, donde se hacía todo: comer, vivir, dormir...
Después del acueducto del arroyo Las Culebras, el canal tiene que salvar el cauce del arroyo El Bodegón de las Cañas. Ahí hubo otro asentamiento de chozas, en la confluencia de los términos de Brenes, Carmona y La Rinconada, entre la Hacienda La Algabarrilla (Carmona) y la Hacienda del Bodegón de las Cañas (La Rinconada). Gutiérrez Molina (2003) recoge la queja de un terrateniente:
"En [mayo de] 1947, el propietario de la finca La Algabarrilla, perteneciente a la familia Gamero Cívico, se quejó [mediante carta] a la CHG de la existencia de una larga fila de chozos a lo largo de la obra del canal cercana a su propiedad. Decía que estaban habitadas por “personas de lo más indeseable que se puedan ver”, que estaban sin control, arrancaban leña, usaban los pozos y hacían caminos. Calculaba que, diariamente, unas mil personas atravesaban y dañaban su finca. Por ello pedía que se enviara una pareja de la guardia civil de vigilancia. El ingeniero encargado de las obras, Blas Caballo, respondió: No le parece un poco exagerado llamar indeseables a los que habitan las chozas de la zona expropiada pues son obreros y sus familiares" (2).
Ya en el término municipal de La Rinconada estaba el poblado o campamento de Casablanquilla, que –quizás– al estar muy cerca del anterior pertenecía al mismo tramo constructivo. Los presos, según testigos presenciales, dormían allí, en las literas de los barracones de mala muerte que tuvieron que improvisar. La chozas estaban entre los dos canales, que circulan muy juntos, y en ellas vivieron familiares de los presos y expresos hasta los años cincuenta. Posteriormente fue ocupado por unas diez familias que no tenían otro lugar donde vivir.
El siguiente asentamiento, yendo en dirección a Sevilla, fue Campamento, cerca del cortijo Caricuesta (de Sánchez Dalp), al este de San José de la Rinconada, entre los dos canales, aunque más cercano al que estaban construyendo, y al inicio del acueducto que salva el arroyo Almonazar. Fue  poblado sólo por presos, al realizarse ahí las obras de gran envergadura de dicho acueducto a partir de 1946. Al principio pusieron barracones o tiendas de lona, rodeados con alambres de espinos, para alojar a los presos políticos de la Colonia Penitenciaria Militarizada de Dos Hermanas, aunque posteriormente construyeron un gran caserón, donde dormían en literas. Cerca de este asentamiento se fueron estableciendo familias de los presos en chozas para estar cerca de ellos. Los presos ganaban sólo tres pesetas y la comida, de la que también participaban las familias, lo cual era un alivio...
Los jefes militares eran: el teniente coronel Tomás Valiente García (3)3, el teniente Molina, el brigada Ventura y el sargento Cotán, que era el único que vivía allí y que se quedó al finalizar las obras. Los jefes de obra vivían en dos casas que se hicieron cerca del acueducto del canal. La Guardia Civil, al mando del sargento Cruz y el cabo Rangel, era la que tenía encomendada las labores de vigilancia de los presos. El trabajo era muy duro, pero los domingos, después de la misa obligatoria, tenían el día libre. Se distraían en las cantinas cercanas, haciendo algunos bailes o yendo a la Barriada de San José al cine. Terminadas las obras de este tramo del Canal de los Presos, en Campamento continuaron viviendo expresos y sus familias, que trabajarán en los cortijos cercanos (Ca­savaca, Mata Amarilla, Mariolo o El Serafín). Algunos de ellos fueron: Daniel Serna Luna (de Villanueva de Alcardete-Toledo), Pedro Zamora Cañada (de Villanueva de Córdoba) y otros cuyos nombres completos me ha sido imposible conocer: Conchilla, Nicanor, Higuero, Hernando, Mateo, el Canario o el Peque, pero que son recordados por los que vivieron cerca de aquel lugar, y que aún viven allí (4).4

Las fotografías no son de los lugares descritos. Sólo la segunda pertenece a un lugar cercano, La Rinconoda, y ha sido tomada del libro "La Rinconada: Cronica en imágenes, Colegio Público Guadalquivir, 1997". Sin embargo, tienen un gran parecido a las que existieron en esta comarca.

1. La Monta no existía, sólo había una vaquería, la del Monto. A su madre le decían Carmen la Monta. La vaquería estaba junto al camino que desde antaño unía Cantillana con Carmona, pues llegaba hasta el embarcadero del Barquete.
2. Gutiérrez Molina añade el siguiente comentario: “Independientemente que pueda parecernos exagerada la cifra de transeúntes, lo cierto es que nos indica el elevado número de familiares y 'libertos' que se asentaron a la sombra de las obras”.
3. A mediados de los años cincuenta el teniente coronel Tomás Valiente García, jefe de la Primera Agrupación y delega­do del SCPM en Dos Hermanas, creó la empresa “Tomás Valiente García. Construcciones Civiles y Militares” y realizó obras en el canal y otros lugares de la comarca, empleando a muchos libertos (expresos). En 1958 el jefe de la Colonia P. Militarizada era el general López Díaz.
4. Entrevista a Antonio Mejías Laro el día 17 de noviembre de 2011.

Mas información en DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA, pp. 25-26, 105, 159-163. 

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