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La participación de militantes comunistas de la Vega Media en conflictos de algunas empresas sevillanas
José Asencio García, de San José de la Rinconada, fue despedido, junto a otros compañeros, a raíz de la huelga de julio de 1968 en de FASA-Renault de Sevilla. Trabajaba en dicha empresa desde enero de 1962. Era miembro del Jurado de Empresa y pertenecía a la Comisión Obrera de la fábrica al iniciarse la huelga. También Pablo Barbero Monroy, que ya pertenecía a las JJCC de San José, trabajaba en FASA desde marzo de 1967 y par-ticipará en la lucha obrera impulsada por CC.OO.. José Asencio estuvo un año en Frank-furt (Alemania). Volvió a Sevilla en febrero de 1970 para estar presente en la vista del recurso de casación presentado contra la sentencia de la Magistratura del Trabajo nº 3 de Sevilla de septiembre de 1968 sobre los despidos en FASA. La Sala de lo Social del Tri-bunal Supremo desestimó el recurso y los cargos sindicales quedaron despedidos. Se mar-chó de nuevo a Alemania, aunque en 1971 pudo reingresar en FASA.
En el sector de industrias químicas comenzó su actividad sindical Juan Hidalgo Navarrete, Juanele. Entró a trabajar en la CROS en 1960, colaborando en la organización de las CC.OO. en la empresa. En 1964 era miembro del Comité de Seguridad e Higiene, elegido por el Jurado de Empresa, “cuando no había ni seguridad, ni higiene”. En esas circuns-tancia, en 1965, hubo un grave accidente. Se produjo una fuga de ácido sulfúrico mientras dos trabajadores arreglaban una avería en la planta de producción de dicho ácido, al ser puesta en marcha por el jefe de planta sin asegurarse que ya habían terminado el trabajo, por lo que uno de ellos quedó ciego para siempre y el otro perdió la visión de un ojo. En un principio, no consiguieron parar la fábrica, pero de la asamblea convocada surgió la propuesta de llevarlos a Barcelona para que fuesen vistos por el doctor Barraquer. La empresa no lo aceptó, pero los trabajadores, concentrados ante a las puertas del director, con la amenaza de ir a la huelga, lograron que la empresa aceptara la propuesta. Fueron llevados a Barcelona en un taxi pagado por la empresa. El jefe de la planta fue despedido.
Esta acción propició la celebración de asambleas con mayor frecuencia y un mayor grado de organización. En 1966, Juan Hidalgo fue elegido vocal del Jurado de Empresa, continuando la organización de las CC.OO. de la CROS, pero también colaborando activa-mente en la creación de la Comisión Obrera de Químicas, que junto a las Comisiones del Metal (la más antigua), del Transporte, del Textil, de Panadería y de la Construcción, constituyeron el embrión de lo que después serían los sindicatos de rama de CC.OO. en la provincia, siendo entonces coordinadas por la Intercomisión. Posteriormente, decidieron crear al Sindicato de Químicas, en contra de la voluntad del Vertical, y en 1973 constituyeron en Madrid, ilegalmente, la Federación Estatal de Quí-micas y Afines.
Rafael García Perza, Rafael Pineda, vecino de La Rinconada, pertenecía a la Agrupación Comunista y a las CC.OO. de ISA desde 1966, cuando comenzó trabajar en dicha empresa. También trabajaban en ISA Juan Arenas Bazán y Luis Carmona Amores, alga-beños que colaborarán en la organización de las CC.OO. en su empresa en los años se-senta y setenta. José Castro Donaire fue detenido en 1966, en pleno conflicto de su empresa. Trabajaba en Transportes Urbanos de Sevilla como conductor de autobús y participó activamente en la creación de la Comisión del Transporte, formada por trabajadores de dicha empresa, el Taxi y RENFE.
En 1971, al volver de Francia, Manuel Aguirre Pérez entró a trabajar en ISA, y en 1976 formó parte de la Comisión Obrera de dicha empresa, que estaba presidida por Vicente Martín Leal y en la que participaban José Fernández, Manuel Castroviejo, Estudillo, An-tonio Plata y otros destacados militantes comunistas sevillanos.
En 1967, Rafael Rica Castro, con veinte años de edad, comienza a trabajar en RENFE y se dedicará preferentemente a CC.OO. Su hermano José, trabajador de RENFE, había sido trasladado por la empresa a Granada en 1961, cuando tenía 18 años. Allí tendrá un papel destacado en el PCE granadino y en CC.OO.. Fue detenido en Barcelona en 1972 cuando intentaba huir a Francia, huyendo para no ser detenido.
La Comisión Obrera de la Construcción comenzó a reunirse durante las elecciones sindicales de1966. En las reuniones participaban un grupo de jóvenes comunistas del sector del yeso y algunos albañiles, militantes del PCE de Dos Hermanas y San José de la Rinconada. Celebraban reuniones semanales en el local de la Vanguardia Obrera (VO) de la calle Jesús del Gran Poder, en las que elaboraron un Programa Reivindicativo, que sevirá de base para ese momento y para futuras acciones. Después de varios intentos y algunos golpes recibidos, consiguieron en 1967 poder reunirse en los pasillos de la sexta planta de la Casa Sindical y en 1968 lograron celebrar una Asamblea de Enlaces Sindicales, a la que asistieron los miembros de la Comisión Obrera, aunque no eran cargos sindicales Sus conclusiones, por primera vez, pudieron ser repartidas desde el Sindicato Vertical a las obras. Establecieron, asimismo y de forma simultánea, un sistema de comunicación fluida con los trabajadores de las distintas empresas y sus obras. Uno de los miembros de esta Comisión Obrera, desde el principio, era Pedro Palomino Caba, militante del PCE en San José de la Rinconada.
En 1970, que fue un año especialmente conflictivo, como ya he expuesto con anterioridad, el conflicto de la Construcción comenzó en febrero, en el marco de la interminable negociación del Convenio Colectivo, con más interrupciones que avances, y terminaron con la huelga general del 24 de junio. Además de Pedro Palomino, que trabajaba en la empresa de Manuel Rico Barragán, de la que fue despedido, participaron activamente trabajadores del campo, albañiles y otros vecinos de la comarca de la Vega, que trabajaban en empresas de la construcción, especialmente de los pueblos más cercanos a Sevilla.
En marzo volvieron a participar los obreros de la empresa Colomina G. Serrano que construían la Bda. de La Paz en San José de la Rinconada y que habían mantenido la huelga de 1969, con encierro incluido en el Convento. Los paros habían comenzado en toda la provincia el día 8 ante el aplazamiento de las deliberaciones del nuevo convenio y la no atención por parte de los empresarios de las reivindicaciones obreras, que respon-dieron despidiendo o rescindiendo los contratos de los trabajadores en numerosas empre-sas sevillanas. Tras duras negociaciones, lograron un acuerdo el 13 de marzo para agilizar las negociaciones del convenio y los despedidos se pudieron reintegrar en sus puestos de trabajo. Sin embargo, los obreros de las obras de San José decidieron continuar la huelga. Varios días después la empresa rescindió el contrato de sus 400 “productores”. La mayo-ría volvió al trabajo posteriormente, pero algunos tuvieron que buscarlo en otras empre-sas. Uno de los despedidos, que no volvió a las obras de La Paz fue Antonio Iglesias Rodríguez, miembro del Comité Provincial del PCE. Encontró trabajo en Sevilla, un mes después, en abril, en una obra de la empresa Helma, en la que trabajaba Carmelo Cami-són, militante del PCE de San José de la Rinconada, así como otros simpatizantes, cono-cidos de Antonio, Manuel González, también de San José, y Luis Espina, de Brenes. El día 15 de junio los trabajadores sevillanos de la construcción iniciaron una nueva huel-ga ante la falta de avance de las negociaciones del convenio, tal como había decidido la asamblea de representantes de las obras, reunida en los pasillos de la sexta planta del Sindicato, a propuesta del Comité de Huelga,que tenía una excelente organización en la capital y los pueblos. El día 16 se unieron a ella los trabajadores de la empresa Helma, tras la asamblea a primeras horas de la mañana, en la que Antonio Iglesias intervino para convencerlos. Concluida la asamblea, fue detenido, junto a otro trabajador que no se había metido en nada. Estuvieron detenidos sin ser interrogados. Eran detenciones preventivas para causar miedo y abortar las huelgas. Sus compañeros de la obra mantuvieron la huelga, gracias al trabajo solidario con ellos de Carmelo, González y Espina. A las 72 horas los pusieron en libertad, pero Antonio fue de nuevo despedido.
Otros militantes comunistas que participaron en las huelgas de 1970 fueron: José Chica Hernández, que era enlace sindical de la empresa donde trabajaba; Manuel Ríos Carrasco, que participó en la negociación del Convenio Colectivo y fue despedido de su empresa; Antonio Meléndez Caro, al que su empresario ni le pagó, ni lo despidió, pero se tuvo que ir a otra empresa; Salvador Gutiérrez Chía, que participaba en las masivas reuniones celebradas en el Sindicato Vertical: “Algunas de ellas terminaron con la presencia de la policía que nos desalojó y nos pegó en la calle”. Pero nada fue comparable a la impresionante carga policial del día 19 de junio para disolver una gran concentración de trabajadores, unos 5.000, en la Plaza de España, contra el cierre patronal y numerosos despidos. La Policía Armada se empleó a fondo. Muchos cayeron al suelo bajo los golpes y patadas de los agentes. No hubo muertes, como ocurrió en Granada un mes después cuando tres albañiles murieron por disparos de la policía al abrir fuego contra una manifestación de dos mil obreros de la construcción, pero sí numerosos heridos y unos 50 detenidos, que aumentaron en los días posteriores. Fueron días de dura represión contra el primer movimiento huelguístico de masas bajo el franquismo en Sevilla. La convocatoria de Huelga General para el día 24, realizada con cierta precipitación por CC.OO. y sin el ne-cesario consenso de todos, no tuvo el éxito esperado, pues solo la secundaron un pequeño grupo de empresas y el movimiento huelguístico decayó rápidamente...
En 1972 entraron a trabajar en FASA Manuel Fernández Caballero, de La Rinconada, y José Luis Fernández de Castro Díaz, militante de la HOAC, que residía en San José de la Rinconada desde ese mismo año. También Manuel García Zambrano, de Alcalá del Río, comenzó a trabajar en esta empresa desde agosto de 1973, al igual que José Aguirre Pérez, después de no ser llamado a trabajar en la Azucarera. Todos ellos participaron activamente en CC.OO. y en los conflictos posteriores hasta la conquista de las libertades.
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