EL EXILIO ESPAÑOL Y LA INSOLIDARIDAD DEL "PAÍS DE LA LIBERTAD"
Terminada
la guerra española algunos cantillaneros no volvieron a su pueblo:
pasaron la frontera y se exiliaron. Gracias a ello, no pudieron ser
procesados, evitándose un rosario de penalidades, cárceles o
trabajos forzados como esclavos del régimen triunfante, pero tuvieron de
tener que vivir en otros países, lejos de su tierra, pasando sus
propias calamidades.
Llegaron, en los primeros días de febrero de 1939, formando parte de los 550.000 españoles que entraron en Francia: hombres, mujeres y niños, a pie, en carros o en camiones y coches, tras la caída de Barcelona, el 26 de enero, y de Gerona, el 4 de febrero. Las autoridades galas, haciendo gala de una manifiesta insolidaridad, los metieron en campos de refugiados, auténticos campos de concentración, cercados con estacas y alambre de púas: primero en Le Noulou, y después, en Argelès sur Mer, Barcarès, Vernet, Saint-Cyprien, Agde, Gurs, Rivesaltes, Collioure, donde murió Antonio Machado un 8 de febrero de 1939, Prades, etc..., hasta un total de dieciséis campos. Y todo ello después de ser desarmados, registrar a los dirigentes políticos y separar a la familias. Estaban a salvo de Franco y sus secuaces, pero no eran libres... Pronto se dieron cuenta que no eran bien recibidos. En los campos prevalecía la disciplina militar, con permanente vigilancia. Hasta la distribución de los periódicos de izquierdas fue prohibida, no así la de los periódicos de la derecha.
Llegaron, en los primeros días de febrero de 1939, formando parte de los 550.000 españoles que entraron en Francia: hombres, mujeres y niños, a pie, en carros o en camiones y coches, tras la caída de Barcelona, el 26 de enero, y de Gerona, el 4 de febrero. Las autoridades galas, haciendo gala de una manifiesta insolidaridad, los metieron en campos de refugiados, auténticos campos de concentración, cercados con estacas y alambre de púas: primero en Le Noulou, y después, en Argelès sur Mer, Barcarès, Vernet, Saint-Cyprien, Agde, Gurs, Rivesaltes, Collioure, donde murió Antonio Machado un 8 de febrero de 1939, Prades, etc..., hasta un total de dieciséis campos. Y todo ello después de ser desarmados, registrar a los dirigentes políticos y separar a la familias. Estaban a salvo de Franco y sus secuaces, pero no eran libres... Pronto se dieron cuenta que no eran bien recibidos. En los campos prevalecía la disciplina militar, con permanente vigilancia. Hasta la distribución de los periódicos de izquierdas fue prohibida, no así la de los periódicos de la derecha.
Según
todos los historiadores, los republicanos españoles padecieron todo
tipo de penurias (hambre, sed, falta de abrigo, ausencia de
asistencia sanitaria...) en territorio francés, y, además, no
comprendían lo que les pasaba, pues el país mitificado, ya que
muchas veces habían
cantado
la
Marsellesa
junto
al
himno
de
la
República, los
trataba con desprecio. Habían luchado contra
el fascismo y por la
libertad, pero “el país de
la libertad” los trataba
como a peligrosos
delincuentes. Eran los perdedores
y habían perdido toda
esperanza. Las autoridades
francesas no estaban
dispuestas a darles
ninguna.
En
junio de 1940, algo más de un año después, 6.000 refugiados habían
muerto, otros habían seguido varios caminos: regresaron a España,
se fueron a diversos países de América y a la URSS o se enrolaron
en las Compañías de Trabajadores Extranjeros siendo destinados a
lugares cercanos a la línea Maginot).
Pero
aún miles de
refugiados permanecían en encerrados en los campos (sólo en el de
Argelès había mas de 15.000 personas. Además, el gobierno de Vichy
y los nazis intensificaron la política de los campos de castigo, las
deportaciones a Alemania y las entregas a Franco, aunque éste poco
quiso saber de los que se exiliaron. También hubo españoles que se
unieron a la Resistencia y al Ejército Francés de Liberación y
continuaron luchando contra el fascimo.
EXILIADOS CANTILLANEROS Y SU SUERTE EN EL EXILIO:
Santiago
Marroco Carrero,
concejal socialista del
Ayuntamiento de Cantillana, elegido en 1931, y miembro de la
dirección local de UGT, huyó
de Cantillana el día en que fue ocupada
militarmente por el fascismo y
participó
en guerra integrado en Carabineros y Brigadas Mixtas del Ejército
Popular. Terminada la guerra en España atravesó los
Pirineos. y buscó “refugio” en Francia con otro cantillanero,
Antonio Valverde. Tendría 37 años de edad. Dejó en Cantillana
mujer e hija con dos años. Intentó establecerse en Argentina, pero
volvió a Francia. Posteriormente su mujer, Ana García Monge, se
reunió con él en Paris. Santiago murió en la capital francesa hace
cincuenta años. Su hija Pastora no llegó a conocerlo, aunque emigró
a Alemania con su marido.
Ocupación militar-fascista de Cantillana |
Su
hermano Antonio, enrolado en el Batallón Canarias, murió
defendiendo la capital de España, en la Casa Campo, en noviembre de
1936, y su hermano José, finalizada la guerra. fue condenado en
Alcalá de Henares, en 1939, a cadena perpetua (30 de cárcel), según
sentencia encontrada en el Juzgado de Cantillana.
Manuel
Capdevila Fontán,
natural de Cazalla de la
Sierra, huyo de
Cantillana, de donde era vecino y
estuvo los tres años de la guerra defendiendo la República. Fue
ascendido a teniente de Infantería desde 1938. Su novia, Pilar
Molero Núñez, estuvo durante ese tiempo sin saber nada de él.
Todos lo daban por muerto, pero recibió una carta suya a través de
la Cruz Roja de Inglaterra. Ya se había exiliado a Francia, donde
estuvo en dos campos de concentración: el de Argelés-Sur-Mer y el
de Saint-Cyprien.
Cuando
Francia fue invadida trabajó en las minas para los alemanes. Después
trabajaría en unas viñas. Al final se quedó a vivir en el país
vecino.
Pilar
y él estuvieron escribiéndose durante 11 años y 14 años sin
verse. Se casaron por poderes y se fue a Francia en 1950. Trabajaron
y vivieron en el campo durante cuatro años; después se fueron a
vivir a Argelés-Sur-Mer, entre Perpignan, que quedaba al norte, y
Portbou, en la frontera franco-española, al sur, cerca de los
Pirineos. Viviendo ya en Argelès comenzó a trabajar en la
construcción hacia 1954, aunque enfermó pronto. Pilar trabajó
durante esos años en una fábrica de envasado de aceitunas.
La
primera vez que volvieron a España fue en 1976, cuando ya Franco
había muerto. En 1980 se vinieron definitivamente, y se
establecieron en Dos Hermanas, donde en 1985 murió Manuel, como
consecuencia de la larga enfermedad que ya padecía. Fue enterrado en
Cantillana, pero llevado al cementerio de Dos Hermanas
posteriormente.
Antonio
Valverde Romero cuando terminó la guerra
ingresó en el campo de concentración de Manzanares, pero al salir
de él se marchó a Francia. Se exilió. En Francia estuvo diez años,
trabajando en una mina, en una barrería y en el campo, coincidiendo
con Santiago Marroco. Se casó por poderes con su novia, Jacinta Olea
González, natural de Villanueva de las Minas, marcahndose después a
Francia. Cuando él se fue a la zona roja, Jacinta fue molestada y
vigilada constantemente, incluso la pelaron.
Después
de estar juntos en Francia durante cinco años, decidieron irse a
Argentina, siendo acompañados por Santiago Marroco. Hicieron el
viaje en las bodegas de un barco, tardando un mes en llegar, pues no
tenían dinero para otra cosa. En Argentina les esperaba un amigo.
Este se los llevó a su casa hasta que pudieron establecerse por
cuenta propia en Buenos Aires. Santiago volvió a Francia. Antonio
trabajó en una fábrica de lanas en la capital argentina y después
en los Laboratorios Bagó como vigilante. Jacinta entró en la misma
empresa de portera. Allí estuvieron 27 años. En 1980 decidieron
venirse, volver a España, pues ya había muerto el dictador.
Vivieron definitivamente en Cantillana. Murió en 1995 con 85 años
de edad. Jacinta murió con 88 años.
En
los primeros años de su exilio, su hermano, José Valverde Romero,
cumplía la condena de quince años en Valencia y en Puerto de Santa
María; su tío Manuel Valverde Macías murió de las palizas que le
dieron en la cárcel, y su sobrino José Valverde Virola era
condenado a cinco años de prisión. Habían sido acusados de
colaboración en el secuestro de un hijo de Luis Taviel de Andrade,
en 1941, llevado a cabo por los maquis, los guerrilleros
antifascistas, que operaban en Sierra Morena.
Ramón
Rodríguez Caro, nacido en Cantillana el 5 de octubre de 1912, hijo de Ramón Rodríguez Solís, jornalero, y Rosario Caro Mena, que
vivían en la calle Cantarrana, número 22, huyó de Cantillana al
ser ocupada militarmente por la Columna de Gutiérrez Pérez. Ramón
Rodríguez Caro fue movilizado por el ejército sublevado en el mes
de agosto de 1936, pero se pasó a la zona republicana. Fue cabo de
la 182 Brigada Mixta del Ejército Popular de la República española.
El 22 de febrero de 1939 fue seleccionado para ir la Escuela Popular
de Mando y Enseñanza Militar, obteniendo la máxima puntuación.
Prisionero
del ejército nazi,
lo llevaron
al
campo de concentración de
Mauthausen el
día 27 de enero de 1941, procedente del Stalag XI-B en
Fallingbostel
(Alemania),
cerca de la frontera con Holanda.
Había pasado a Francia, igual que los otros, al terminar la guerra
española, pues habían luchado en las filas del Ejército de España,
el Ejército
Popular
de
la República.
De Mauthausen fue conducido al
campo de exterminio de
Gusen, el
cual formaba parte del conjunto de campos de Mauthausen,
el 17 de febrero de 1941, junto a otros 300 españoles, que hicieron
el camino a pie, escoltados por las SS. Tardaron unas tres horas, de
las 9 de la mañana hasta mediodía. Su muerte ocurrió el 5 de
septiembre de 1941, cuando tenía 28 años de edad, a
los 6 meses 19 días de llegar.
Y LLEGÓ HASTA EL PERÚ
Manuel Palomo Fernández huyó de Cantillana cuando tenía 17 años, luchó defendiendo la República y se exilió al terminar la guerra. Es muy posible que perteneciera a la CNT o las Juventudes Libertarias. No se puede reconstruir todo su recorrido, pero --gracias al testimonio de uno de sus nietos-- podemos ya asegurar que primero estuvo en Nápoles donde se casó con Anna Orefice y que tuvieron ocho hijos. Posteriormente emigró a Perú. Allí se casó en segundas nupcias con Zolla Costanza Vázquez Gutiérrez el 25 de noviembre de 1979. Volvió después de la muerte de Franco a visitar a su familia, pero se fue de nuevo. En Perú siguen viviendo muchos de sus nietos nietos.
Y LLEGÓ HASTA EL PERÚ
Manuel Palomo Fernández huyó de Cantillana cuando tenía 17 años, luchó defendiendo la República y se exilió al terminar la guerra. Es muy posible que perteneciera a la CNT o las Juventudes Libertarias. No se puede reconstruir todo su recorrido, pero --gracias al testimonio de uno de sus nietos-- podemos ya asegurar que primero estuvo en Nápoles donde se casó con Anna Orefice y que tuvieron ocho hijos. Posteriormente emigró a Perú. Allí se casó en segundas nupcias con Zolla Costanza Vázquez Gutiérrez el 25 de noviembre de 1979. Volvió después de la muerte de Franco a visitar a su familia, pero se fue de nuevo. En Perú siguen viviendo muchos de sus nietos nietos.
Murió
en Lima el 8 de septiembre de 1983, a los 64 años de edad, estando
inscrito en el tomo 4, página 161, del Registro Civil del Consulado
de España, tal como consta, en anotación al margen, en su acta de
nacimiento. En dicho margen también consta su matrimonio.
(De
mi libro CANTILLANA II REPÚBLICA. LA ESPERANZA ROTA Ed.
Muñoz Moya, 2006, pp 196-202)
soy nieto de Manuel Palomo F. te escribo desde perú. gracias por la mención del abuelo. se casó 1ero con una italiana y vivió 03 años en Nápoles (Anna Orefice T )y tuvo 08 hijos y emigro a perú donde tiene muchos nietos. su 2do matrimonio fue con la Sra Zolia luego de enviudar no tuvo hijos y fué muy feliz aqui.
ResponderEliminarHola amigo. No he visto tu comentario hasta hoy. Perdona pero son muchas las tareas a las que he tenido que hacer frente. Todas relacionalas con la Memoria Histórica de nuyestra comarca.
EliminarMe ha sido muy grato leer tu comentario, pues me has aportado algo que no sabía: que estuvo en Nápoles antes de ir a Perú y que sus nietos, ocho, son de su primera mujer.
Gracias. Si lo lees me gustaría saber más de tu abuelo.
Un fuerte abrazo,