FRANCISCO
REINA CAMPOS, UN GRAN MAESTRO
Nació
en Cantillana a principios del siglo XX, en 1905. Fue el primero de
los hijos de José Reina Jiménez y Carmen Campos Blanco, pequeños
propietarios agrícolas, que poseían un olivar, una viña, un lagar y una
bodega, en la que vendían el vino producido por ellos mismos. Vivían
bien, gracias al trabajo de todos, de su padre Pepe y de sus hermanos
varones: Antonio, Miguel y José. Así como de la buena
administración domestica de su madre Carmen. Pero él no quiso
seguir la tradición familiar de dedicarse al campo: decidió
estudiar. Los recursos de su familia no daban para estudios, y menos
que estos fuesen en Sevilla, lejos del pueblo. A su hermana menor,
Carmen, también le hubiese gustado estudiar, pero en aquellos
tiempos las dificultades para las mujeres eran aún mayores.
Para
llevar a cabo sus deseos, siendo casi un niño, marchó a
Castilblanco de los Arroyos, a casa de unos familiares. Trabajó de
pastelero y estudió Bachillerato como alumno libre. Posteriormente
se trasladó a Sevilla, donde trabajó en un colegio de personal no
docente y comenzó Magisterio. Aprovechaba las noches (“Hasta
que la vela se apagaba...”) para estudiar, consiguiendo su
objetivo: ser maestro y hacer pronto las correspondientes oposiciones
para ejercer en la escuela pública.
Por
razones aún no del todo claras, la aldea de Osma, perteneciente al
municipio de Burgo de Osma (Soria), fue su primer destino como
Maestro Nacional, teniéndose que trasladar a las frías tierras
sorianas, muy lejos de su querida Cantillana, y hospedarse en casa
del Alcalde del pueblo, pues no había otra posibilidad. Quizás su
cercanía a Diego Martínez Barrios, masón y líder de los
republicanos de Sevilla y a la masonería, fuese la causa de este destierro, tal
como siempre lo ha creído su familia. Eran los tiempos de la
Dictadura de Primo de Rivera. Su estancia allí fue corta. Vuelve al
obtener destino definitivo en Martín de la Jara (Sevilla), donde se
casaría, años después, con Mariana Aroca. Tuvieron seis hijos:
José, Esperanza, Carmen, Francisco Matías, Juan y Mariana.
En
Martín de la Jara fue siempre muy querido por todos, pues a su buen
hacer pedagógico había que sumar su gran humanidad y cercanía a
los problemas de la gente, cooperando, en más de una ocasión, con
las organizaciones obreras del pueblo, como buen republicano. Por
ello, en 1937, en los duros años de la represión militar comandada
por Queipo de Llano, fue detenido y llevado a la cárcel de
Osuna. Día tras día esperaba que cualquier noche lo sacaran para
fusilarlo. No llegó a ocurrir: su suegro, terrateniente de aquella
comarca, intervino en su favor ante las súplicas de su hija,
embaraza de su primer hijo. La versión que ha perdurado en la
memoria de su familia es que la Divina Pastora de Cantillana se le
apareció una noche, en sueños, con un rotulo a sus pies que decía:
Salvado. La fe mantuvo en él la esperanza de una posible
salida de aquella horrenda situación. Una vez liberado, el
matrimonio se trasladó a Cantillana, a la casa de los padres de
Francisco, donde tuvo que dar clases particulares Esta actividad
será, salvo alguna excepción, su única forma de poder enseñar, la
gran pasión de su vida.
Con
efectos de 23 enero de 1940, fue sancionado
a la perdida de haberes y suspensión de empleo y sueldo durante dos
años, como consecuencia del correspondiente Expediente de
Depuración1,
sufrido por todos los maestros y maestras de la provincia, aunque
sólo 136
maestros y maestras de Sevilla y sus pueblos (el 12% del total),
fueron condenados a algún tipo de sanción.
Durante estos años, vive en Sevilla y da clases en una escuela
privada de la calle Gravina.
Cuando
ya había cumplido la sanción impuesta y estaba ejerciendo en
Casariche, fue juzgado
y
condenado
por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el
Comunismo “a
la sanción de inhabilitación
absoluta perpetua
para el ejercicio de cualquier cargo del Estado, Corporaciones
Públicas u Oficiales, Entidades subvencionadas, Empresas
concesionarias, Gerencias y Consejos de Administración de empresas
privadas, así como cargos de confianza, mando y dirección de los
mismos, separándole definitivamente de los aludidos cargos”
por el delito de masonería, según la causa instruida con el número
4.499. Él mismo, una vez obtenido el permiso correspondiente, asumió
su defensa ante el Tribunal en Madrid. La sentencia tiene fecha de 15
de junio de 19432.
Desde ese momento Francisco Reina quedó separado definitivamente del
Cuerpo de Maestros Nacionales. Ya no pudo ejercer el magisterio en
ninguna escuela pública, tal como le ocurrió a otros muchos por el
simple hecho de ser maestros comprometidos con la educación, la
cultura y los problemas del pueblo, lo contrario de lo pretendían
hacer Franco y sus secuaces, para los cuales el control de la
enseñanza era el soporte fundamental del férreo control ideológico
impuesto a la sociedad española.
Volvió
a Martín de la Jara y a las clases particulares en el domicilio
conyugal, además de otros trabajos familiares. Ahora bien, con
Francisco Reina las autoridades franquistas cometieron una doble
injusticia: la primera, haberlo condenado por masón, como si
pertenecer a la masonería fuese un delito, y la segunda, porque no
era masón cuando fue condenado, pues, aunque perteneció a la
masonería en algún momento de su vida anterior al año 1927, pronto
dejó de asistir y de pagar la cuota.
Entre
los documentos microfilmados3,
que se encuentran en el Archivo General de Andalucía (AGA, Sevilla)
y forman parte de su expediente, existe uno totalmente esclarecedor:
un certificado de D. José Gómez Hernández, Jefe de la Sección
Especial de la Delegación Nacional de Servicios Documentales de la
Presidencia del Gobierno, fechado en Salamanca el día 20 de febrero
de 1953 y escrito a petición del Exmo. Sr. Director General de
Seguridad. En dicho certificado se expone que “desde
el 18 de agosto de 1927 consta que (Francisco Reina Campos) ha sido
baja por falta de asistencia y pago en la Logia ESPAÑA de Sevilla,
según documento existente en el Archivo de esta Delegación
Nacional”.
Además, en otro documento, se expresa que “en
la página 7 del acta de los trabajos realizados el 1º de marzo de
1931, consta que ha sido baja por falta de asistencia y pago en la
Logia ESPAÑA Y TRABAJO de Sevilla FRANCISCO REINA CAMPOS”.
En la Logia, a la que perteneció antes de 1927, tenía en nombre
simbólico de “AMOR”,
grado 1º.
Colegio que lleva su nombre |
Es
posible que ese certificado fuese la base de su rehabilitación.
Llegó a poder de su familia cuando Francisco ya había fallecido el
4 de enero de 1955, en Cantillana, donde había vuelto en 1953, al
sentirse gravemente enfermo. Llego “una semana después de su
muerte”, se ha dicho siempre en casa de mi abuela, su madre
Carmen. Probablemente, y sin ninguna intención manifiesta, estuvo en
algún cajón guardado antes de llegar a su destino. Cosas peores se
han visto en toda Andalucía.
Recuperadas
la libertades democráticas, las autoridades municipales de Martín
de la Jara (Sevilla) decidieron, en 1986, que el Colegio Público de
Infantil y Primaria de aquella localidad llevara su nombre, en
reconocimiento a su actividad docente y como muestra de afecto del
pueblo, que nunca lo olvidó.
Deseo,
y éste ha sido mi propósito, que el recuerdo de este gran maestro,
al igual que el de José María Infante Franco, perdure en las nuevas
generaciones de cantillaneros y cantillaneras. Grande fue en él el
amor por la enseñanza y por los más desfavorecidos, destinatarios
máximos de todos los esfuerzos que podamos hacer para que se abra
camino la justicia y la igualdad en un ambiente de verdadera libertad
personal y colectiva.
Cuatro de sus hijos (José, Carmen, Juan y Mariana) son maestros y han tenido siempre presente a su padre en el quehacer educativo.
Cuatro de sus hijos (José, Carmen, Juan y Mariana) son maestros y han tenido siempre presente a su padre en el quehacer educativo.
Otoño,
2017
Ramón
Barragán Reina
1
ADP: BOP nº 24, de 27 enero 1940.
2
AHP-JMC: Certificación de sentencia remitida al Juez Municipal
de Cantillana el 14/02/45 por el Servicio de Ejecutoria del Tribunal
Especial. (AHP-JMC: Archivo Histórico de Penados del Juzgado
Municipal de Cantillana).
Hola Ramón, buenos días,
ResponderEliminarSoy Luis Garrido Orozco, hijo de republicanos españoles exiliados a Francia. Quisiera entrar en contacto contigo. Te doy mi dirección de correo: garrido.luis(aroba)wanadoo.fr
Hasta pronto.
Un abrazo.
Luis
Hola, Luis
ResponderEliminarTe escribiré pronto.He estado escribiendo un artículo con otros dos amigos sobre la Escuela republicana y la depuración del magisterio de esta comarca. Ya está terminado y tengo algo más de tiempo.
Un abrazo
Ramón