NOTA EMITIDA POR LA ASOCIACIÓN COMARCAL PRO MEMORIA DEMOCRÁTICA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR:
"El día 23 de marzo, la Asociación Comarcal Pro Memoria
Democrática Vega Media del Guadalquivir celebró la Mesa Redonda “Memoria Viva de la Posguerra”
en el Centro Cívico Municipal de Brenes.
En
esta Mesa Redonda participaron personas que vivieron aquellos duros
años, caracterizados por el hambre, la escasez, la sobreexplotación
obrera en el campo y la represión en todos los ámbitos. Nacieron en
los años treinta o principios de los cuarenta y pronto fueron
conscientes de la realidad que les rodeaba, tanto en sus familias,
víctimas en algunos casos de la represión militar franquista, como
en sus respectivos pueblos:
Ramón
Algaba Alfonseca, vecino de Brenes, nacido en 1932 en Lepe
(Huelva), expuso a los asistentes el hambre y las penurias soportadas
por él y su familia, al igual que mayoría de las familias breneras,
en aquellos años posteriores a la Guerra Civil, provocada por los
militares sublevados, y con su hermano mayor (Manuel) en la lejana
prisión de Astorga (León) y después en eñ Puerto de Santa Maria,
hasta que en 1943 consiguió la libertad condicional. La falta de
alimentos “abundaba” y el racionamiento impuesto por
Franco “agrandaba” la escasez. Tuvo
que trabajar en el campo desde temprana edad, a los 8 años.
Resaltó la existencia de muchos núcleos de chozas en la
comarca, la acción represora de la Guardia Civil y la valentía y
trabajo de su madre para salir de la situación familiar, que siempre
ha admirado.
Ramón Algaba y el moderador |
Juan
Hidalgo Navarrete, vecino
de San José de la Rinconada, nacido en 1934 en Puebla de Cazalla,
resalta la situación familiar con dos tíos suyos huidos (Antonio y
Juan Navarrete), que lucharon en el Ejército Popular de la República
contra el fascismo. Terminada la guerra fueron detenidos, juzgados y
condenados, sufriendo algunos años de prisión. Al igual que los
demás narró la situación de pobreza, de escasez en todo, vivida
por él y su familia, que le llevó a tener que trabajar desde la
infancia para intentar paliar la situación familiar. En 1949 se
trasladan a San José de la Rinconada, trabajando en El
Gordillo, finca
propiedad de Ramón de Carranza, conociendo sus formas dictatoriales
y señoriales de proceder con los trabajadores, al igual que hizo en
1936. “La posguerra y la situación que vivimos nos hizo rebeldes”,
dijo en su intervención.
Antonio
Muñoz Sayago, vecino
de San José de
la Rinconada, nació en 1932 en Calaña (Huelva). Su padre fue
asesinado en 1936 por los militares fascistas en Valverde del Camino,
junto a un tío materno suyo y su mujer. Esta perdida, con tan corta
edad,, marcó toda su vida, llena de privaciones. Su madre,
Encarnación Sayago, tuvo que hacer frente a la realidad familiar
para sacar adelante a sus cinco hijos. Se trasladaron a Valencia del
Ventoso y, terminada la guerra, a Santiponce, donde trabajaron en el
Cortijo de Gamboaz (Camas), propiedad de Queipo
de Llano, regalo
del “pueblo de Sevilla”. Queipo negó a su madre una pensión por
la muerte de su marido, pues ella se negó a firmar que había muerto
de muerte natural. Tuvieron que buscarse otro trabajo. Lo encontraron
en la Fabrica del Tabaco de Santiponce, y cuando ésta cerró, se
trasladaron en 1953 a San José de la Rinconada. Él tuvo que
trabajar desde pequeño “ en lo que salía” y muy pronto mostró
su rebeldía, que le acompañará toda su vida.
Antonio
Piedra Magro,
vecino y natural de Brenes, nació en 1934. Su padre, Emilio Piedra,
era carbonero y ayudó a muchos huidos de Brenes en 1936. Ya durante
la guerra, que vive siendo pequeño, sintió con su familia las
consecuencias -cada vez peores- de la situación social y económica,
de carencias de todo lo más necesario (incluidos los alimentos), de
tal forma que su familia tuvo que irse a vivir a una choza junto a la
casa de su abuelo, que era el barquero de Brenes. Allí, cuando tenía
quince años, una prima suya, que había sido pelada y le habían
dado purgante por los falangistas breneros, lo hizo consciente de lo
que había pasado y de que lo que había en España era una
Dictadura. Esos descubrimientos y su propia experiencia marcaron su
compromiso social y político desde su juventud.
Asunción Tirado |
Asunción
Tirado Pueyo,
natural y vecina de Cantillana, nació a mediados de los años
cuarenta. Sus padres se casaron por lo civil (algo insólito en
Cantillana) el 1 de Julio de 1936. Su padre, que fue presidente de
las Juventudes Socialistas de Cantillana, fue encarcelado al terminar
la guerra, como a tantos otros, después de tres años defendiendo a
la República. Relató las vicisitudes ocurridas a su padre durante
el tiempo de prisión en el campo de concentración, en la prisión
de Lora del Río y en Provincial de Sevilla. Aunque condenado a 12
años de cárcel, obtuvo en 1941 la libertad condicional, que era
otra forma de estar vigilado. Pudo trabajar en los “canales”
(Canbal de los Presos) en la zona cercana a La Monta. Cerca de la
casa donde pudieron vivir había
muchas chozas de las mujeres de otros presos.
La mayoría dormían en unos barracones,
custodiados por la Guardia Civil. Recordó la estrecha vigilancia a
la que estuvo sometido su padre, con visitas diarias de la Guardia
Civil, y cómo su madre ayudó a las otras mujeres y a los muchos
niños que juntaban. Su padre, socialista, nunca abdicó de sus
ideas: las mantuvo y las transmitió a sus hijos.
Antonio
Rosado Martínez, natural
y
vecino de Alcalá del Río, nació en 1934. Su padre, Francisco
Rosado García, murió en Valsequillo en 1937, mientras participaba
en la Guerra Civil en el Ejército de la República. Antonio fue, por
tanto, un huérfano de guerra, que no recibió ninguna compensación.
Su madre nunca firmó, a pesar de ser requerida para ello, que su
padre había muerto de muerte natural. Recuerda que al finalizar la
guerra quisieron que se apuntara a los “Balillas”, los Flechas
falangistas, pero su madre lo impidió. Fue siempre un rebelde, un
inconformista. Pudo ir a la escuela de los 5 a los 8 años, pero con
esa edad comenzó a trabajar guardando animales y rebuscando en los
campos “para quitarse el hambre”. Iba a San José de la Rinconada
para que le contaran cosas de su padre, pues casi no lo conoció, y a
trabajar en lo que saliera. Narró las penurias pasadas por su
familia y algunos vecinos suyos en aquellos años que vivían en la
“Era Alta”, un barrio de chozas de Alcalá del Río. Antonio ha
sido el guardián de la lista de las víctimas del franquismo de
Alcalá del Río, que ocultó durante muchos años en un cajón de
difícil acceso.
Todos
ellos militaron posteriormente en el PCE, participando activamente en
la actividad antifranquista, tanto en España como en Francia, donde
vivieron tres de ellos, encaminada a construir en España una
democracia plena. Asunción ha mantenido vivos los sentimientos e
ideas políticas de su padre.
El
público asistente les rindió un caluroso homenaje
por sus vidas y testimonios en
su prolongado aplauso final.
Este
acto ha contando con la colaboración del Ayuntamiento de Brenes y la
presencia de su Alcalde D. Marcelino Contreras.
Alcalá
del Río, 28 de marzo 2017"
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