martes, 1 de marzo de 2016

“RESIDENCIAS” PARA TRABAJADORES DEL CAMPO EN LA RINCONADA (I)


Comienzo con esta entrada la descripción de los núcleos de chozas para las familias de los trabajadores del campo en la Vega Media del Guadalquivir. 
Esta está dedicado al municipio de La Rinconada.

INTRODUCCIÓN 

La Vega Media del Guadalquivir con la llegada de personas de pueblos sevillanos de la Sierra Sur y de la Campiña, aunque también, en segundo lugar, de la Sierra Norte y de otras provincias (Granada, Almería, Jaén, Badajoz o Córdoba) tuvo un crecimiento global de 12.600 habitantes más durante la década de los cuarenta. Esta situación se vivió en casi todos los pueblos, pero de forma más clara, según los datos de los censos de 1940 y 1950, en La Rinconada, que atrae con fuerza y crece de forma espectacular (unas 5.400 personas más que en 1940), y en Cantillana, que recibe personas y crece de forma importante con un saldo positivo de 2.200 habitantes más. En Villaverde del Río1, Alcalá del Río y Brenes, a las que llegan personas de otros lugares, crecen de forma algo más moderada que los anteriores (entre 700 y 1.400 habitantes); en cambio La Algaba y Burguillos presentaban ya un saldo claramente emigratorio.2
Esta llegada de los trabajadores y sus familias a los pueblos de la Vega no fue asimilada de forma adecuada por sus municipios, dadas las carencias existentes en ellos y la falta de medios económicos de los que llegaban. Muchas familias tuvieron que construirse sus chozas (o chozos) en lugares más o menos cercanos a las localidades donde les hubiese gustado vivir con algunas incomodidades menos.  

 

MUNICIPIO DE LA RINCONADA
Vereda de Chapatales, que se encontraba cerca de la Barriada de San José, a la izquierda de la carretera Sevilla-Tocina, una vez pasado el arroyo Almonazar hasta la primera curva de la misma carretera. En este asentamiento de chozas llegaron a vivir, procedentes de las provincias de Granada, Almería y otros pueblos sevillanos, unas 500 personas en 90 chozas.3 Algunas de ellas perduraron hasta finales de los años setenta. La mayoría delas chozas tenían una o dos habitaciones, que servían para todas las actividades posibles, desde dormir, comer o guarecerse de las inclemencias del tiempo hasta parir un hijo. Sus alrededores, cuidados por las mujeres lo mejor que podían, eran un chapatal.4
En la Vereda de Chapatales vivían obreros agrícolas eventuales y sin recursos (jornaleros), pero los arrendatarios lo hacían en chozas en la misma finca Chapatales, en las mismas parcelas arrendadas. Esta finca en el año 1945 la trabajaban 33 arrendatarios.5 Cuando la arrendaron estaba en muy mal estado, con charcas y toda clase de desperdicios e inmundicias..., por lo que tuvieron que trabajar duro para ponerla en cultivo y poder regar, gracias a los canales secundarios que parten del canal del Valle Inferior del Guadalquivir en esa zona. Como los arrendatarios de otras fincas, cultivaban patatas, tabaco, maíz, cáñamo y otros cultivos, pero para subsistir tenían que trabajar en otras fincas de grandes propietarios los días que podían. Algunos tenían su choza en el mismo terreno arrendado y junto a ella tenían un huerto, del que sacaban de todo para comer y guardar para el invierno, y criaban gallinas, conejos, cerdos o becerros... La mitad de los cerdos los mataban y la otra mitad los vendían. Los becerros eran para venderlos. Algunos arrendatarios tenían vacas para ordeñarlas y vender la leche obtenida. Vivieron allí hasta que el propietario, Manuel Salinas Benjumea, hijo de Manuel Salinas Malagamba, los echó en 1971.
Un rasgo característico de los que vivieron en Chapatales y en la Vereda de Chapatales, que llegaron a ser unas 800 personas, fue el respeto, la camaradería y la ayuda mutua existente entre ellos. La familiaridad y la solidaridad vecinal, como en tantos otros lugares, hicieron que, a pesar de las condiciones en las que vivían, nadie pasara ninguna necesidad extrema y en todo momento se vieran arropados por los demás, especialmente en los momentos más duros de cada familia: enfermedades, muerte de alguna persona, viudez, etc.
En Vereda de Chapatales vivió un hombre admirable, por su humanidad y sabiduría, según los que lo conocieron. Se llamaba Manuel Vílchez, aunque conocido por Manolo el Maestro. Era de Huélago (Granada). Durante la Guerra Civil fue capitán en el Ejército Popular de la República. Al terminar la guerra fue detenido y procesado como tantos otros. Consiguió la libertad condicional, pero fue desterrado de su pueblo, viniendo a vivir a una choza de la Vereda de Chapatales. Puso una tienda, pero además actuó como médico, salvando vidas humanas, y como veterinario de los animales de sus convecinos. También daba clases particulares a los niños por la mañana y a adultos de las chozas cercanas a la suya por la noche. Quiso construir una escuela, pero se lo prohibieron. Fue muy querido y respetado por todos.
El Candelero, en el término de La Rinconada, cerca de San José, fue otro conjunto de chozas, que estaban diseminadas, en las mismas parcelas arrendadas. Estaban antes de la vía del ferrocarril, frente a la finca Chapatales. En su mayoría eran granadinos y almerienses, los cuales jugaron un importante papel en la transformación en regadío de las tierras de la Vega Media. En esta finca había 52 arrendatarios en el año 1945, de los que 48 ocupaban 166 ha. (3,5 ha. de media) y otros cuatro, unas 100. Miguel Pérez Blasco, propietario, trabajaba directamente 22 ha de dicha finca.6
Vereda de los Solares, en los términos municipales de La Rinconada y de Sevilla. Se alarga siguiendo la vereda de carne que va desde el Cortijo Los Solares y Cortijo Castellanos hasta el arroyo Tamarguillo, donde está El Cristo Negro. Este antiguo camino llegaba a Sevilla. Comenzaron a establecerse en esta vereda hacia 1938, incrementándose la llegada de familias a comienzo de los años cuarenta y durante toda esa década. Llegaron a vivir en este lugar unas 1.600 personas en 345 chozas7. Vinieron de Granada, Almería, Badajoz y pueblos sevillanos, del sur y del norte de la provincia. La mayoría eran trabajadores del campo, jornaleros, que trabajaban cuando había trabajo. Con el tiempo, algunas chozas se transformaron en casas. Mas de 1500 personas llegó a vivir en este núcleo de chozas.
-Otros lugares con chozas del municipio de La Rinconada fueron:
a) El Gordillo, cercano a las propiedades de Ramón de Carranza (terrateniente y jefe de la sanguinaria columna militar que llevó su nombre en 1936), a la derecha de la carretera en dirección a Valdezorras, barriada sevillana que surge como asentamiento de familiares de los presos que construyen el Canal del Bajo Guadalquivir, el Canal de los Presos;
b) el Cortijo El Castellón, propiedad de Joaquín Benjumea Burín, ministro de Franco (1939 a 1942), donde 38 arrendatarios tenían arrendadas 128 ha, la mitad del cortijo. Fueron expulsados de allí en los primeros años de la década de los cincuenta, cuando el conde de Benjumea era Gobernador del Banco de España, después de ser ministro de Franco.
c) alrededor del Cerro Macareno, donde hubo unas cinco chozas y alguna casa pequeña de los arrendatarios de la finca de los Solares, aunque también, encima del Cerro un secadero fue usado como vivienda por una familia, que llegó de El Rubio; y
d) en las tierras de la Marquesa de Aracena, Ana Marañón Lavín8, entre La Rinconada, el Majuelo y Majaloba, donde los arrendatarios de las mismas vivían en seis chozas, una en cada parcela. Era normal en aquellos años que los arrendatarios o parcelistas se construyeran sus viviendas en las mismas tierras arrendadas, pudiendo ser chozas o casas pequeñas, que tenían como tejado, en algunas ocasiones, cualquier material que sirviese para taparlas y no mojarse en caso de lluvia... Por último, cerca de La Rinconada, al lado izquierdo de la carretera que la une con San Jerónimo y Sevilla, existió otro conjunto que chozas que fue eliminado antes de la visita de Eva Duarte de Perón al cortijo Torre Pava en 1947. 
San José de la Rinconada (el Barrio o La Estación) tenía cuatro zonas bien definidas: Trianilla, junto al arroyo Almonazar, en la actual calle San José; Portugalete, Villalatas y Las Golondrinas en la Carretera Bética.1 En todas ellas abundaban las chozas y los patios de vecinos con muy malas condiciones higiénicas y de habitabilidad: no tenían agua corriente (se abastecían de pozos en el mejor de los casos), ni alcantarillado, ni retretes, ni nada de nada. Sufriendo para colmo una inundación tras otra cada vez que el arroyo Almonazar se salía de madre. En estas condiciones vivieron en los años cuarenta más de 1.500 personas. La primera iniciativa de construcción casas por parte del Estado fue la de las Casas Baratas en torno a la Iglesia Parroquial, construida hacia el año 1946. Pero hubo chozas que estuvieron presentes sin solución de continuidad, junto al Almonazar, hasta los años sesenta, hasta que construyeron el canal, que encauzaba al arroyo a su paso por la localidad.
En La Rinconada existieron chozas durante mucho tiempo: en El Egido, (el Legío), a la salida del pueblo hacia Sevilla, y en otro núcleo enfrente del antiguo cementerio, que llamaban Villalatas, así como en La Caldera, a la derecha de la actual calle Triana, en el Huerto de El Benito.

Continuará con la realidad en los otros siete municipios de la comarca.
 
1. Según el estudio de Carmen Martínez Martín (1982) en Villaverde entre 1940 y 1950 “aparecen 661 nuevos residen­tes, que constituye el 17% del total de su población”. Además considera que el 30% de la población del censo de 1950 son vecinos no nacidos en el término (MARTÍNEZ MARÍN, Carmen, art. cit, p. 135). 
2. Véase: Cuadro 2: Evolución de la población por municipios 1900-1981, p. 26. 
3. ABC, del 21.06.1966. 
4. Chapatal es sinónimo de lodazal, ciénaga o barrizal. 
5. AMLR, Legajo 184: Agricultura: relación de labradores (arrendatarios y propietarios) y superficie cultivada, 1944.

6. AMLR, Legajo 184, ya mencionado. 
7. ABC Sevilla, de 28.02.1967.. Datos ofrecidos por la prensa con motivo de la visita que hizo a la zona el Ministro de la Vivienda, José Mª Martínez Sánchez-Arjona. 
8. Viuda de Francisco Javier Sánchez-Dalp y Calonge, marqués de Aracena, y hermana de María de los Ángeles Marañón Lavín, esposa de Miguel Sánchez-Dalp y Calonge, el mayor terrateniente de La Rinconada y Alcalá del Río.


  

9 comentarios:

  1. Mi nombre es Bienvenida Vilchez, nieta de Manuel Vilchez, el motivo de esta publicacion es poder expresar el agradecimiento a las personas que hayan realizado la publicacion, por haberse acordado de mi abuelo de forma tan extraordinaria y entrañable. Muchas gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdona, pero no he podido leer tu comentario hasta ahora. Bastante tiempo después que usted lo escribiera.
      En primer lugar, soy yo quien le agradezco sus palabras. La historia de Manuel Vilchez, así como la de muchos vecinos de La Rinconada y San José (El Barrio) están en mi libro DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA. Antifranquismo y lucha obrera en la Vega Media del Guadalquivir, 1939-1976. Editado por Círculo Rojo en 2014.
      Si lo necesitas te puedo indicar cómo adquirirlo.
      Un abrazo
      Ramón Barragán Reina
      Te rogaría me comunicases tu email, así podríamos intercambiar datos. Gracias de nuevo.

      Eliminar
  2. yo soy nacido en la rinconada sevilla mis padres vivieron en un cortijo y trabajaban la tierra pero cuando estallo la guerra civil tuvieron que irse a la ciudad cuando termino la guerra no pudieron reclamar el cortijo el hermano mayor lucho por la republica se vinieron a la argentina yo tenia dos años y mi tio nunca quiso nada de ranco aunque ya hera republica y aqui le pagaban buena plata pero bueno es una larga historia a mi me gustariasaver como heran los cortijos siempre me ablaron

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, te agradezco tu escrito
      Para poder investigar o mostrarte más datos, me gustaría tener los nombres del los cortijos a los que aludes y el nombre de tus familiares, especialmente tus padres.
      Si me proporcionas tu email, podemos comunicarnos mejor
      Gracias y un abrazo
      Ramón Barragán Reina

      Eliminar
  3. Hola- Te agradezco tu escrito
    Para poder saber más e investigar lo que me pides, me gustaría saber los nombre de los cortijos a los que aludes y los nombres de tus padres y familiares. Así sería mejor
    Tambiuén te pido para una mejor comunicación tu email
    Gracias y un abrazo
    Ramón Barragán Reina
    Mi libro DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA. Antifranquismo y lucha obrera en la Vega Media del Guadalquivir, 1939-1976. Editado por Círculo Rojo en 2014.

    ResponderEliminar
  4. He llegado a este blog buscando imágenes de la Vereda de Los Solares, Allí viví un año junto a unos tíos que tenían una tienda y un bar, debía correr el año 1965 aprox. poco después recuerdo que construyeron unas viviendas sociales en S.Jose de la Rinconada. Todavía guardo algunos recuerdos como el canal o el pozo donde la gente se abastecía de agua potable.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi padre también vivió en la Vereda de los Solares, buscamos recuerdos de aquella época...quizás lo conocías,Manolo Acuña,!!! Me pregunta que bar era??? Si conseguiste algunas fotos y me las puedes pasar !!! GRACIAS

      Eliminar
  5. mi madre y su familia vivieron en el cortijo de los solares que creo que era de una marquesa,aunque tiene 87 años,no ha conseguido olvidarlo,una vez volvio pero estaba lloviendo muchisimo y no pudo acceder a las tierras,creo que el cortijo ya no existe,si alguien tuviera alguna foto del cortijo,le agradeceria en el alma que la pusiera para que mi madre lo viera,un saludo

    ResponderEliminar