Comienzo con esta entrada la descripción de los núcleos
de chozas para las familias de los trabajadores del campo en la Vega
Media del Guadalquivir.
Esta está dedicado al municipio de La Rinconada.
INTRODUCCIÓN
La
Vega Media del Guadalquivir con la llegada de personas de pueblos
sevillanos de la Sierra Sur y de la Campiña, aunque también, en
segundo lugar, de la Sierra Norte y de otras provincias (Granada,
Almería, Jaén, Badajoz o Córdoba) tuvo un crecimiento global de
12.600 habitantes más durante la década de los cuarenta. Esta
situación se vivió en casi todos los pueblos, pero de forma más
clara, según los datos de los censos de 1940 y 1950, en La
Rinconada, que atrae con fuerza y crece de forma espectacular (unas
5.400 personas más que en 1940), y en Cantillana, que recibe
personas y crece de forma importante con un saldo positivo de 2.200
habitantes más. En Villaverde del Río1,
Alcalá del Río y Brenes, a las que llegan personas de otros
lugares, crecen de forma algo más moderada que los anteriores (entre
700 y 1.400 habitantes); en cambio La Algaba y Burguillos presentaban
ya un saldo claramente emigratorio.2
Esta
llegada de los trabajadores y sus familias a los pueblos de la Vega
no fue asimilada de forma adecuada por sus municipios, dadas las
carencias existentes en ellos y la falta de medios económicos de los
que llegaban. Muchas familias tuvieron que construirse sus chozas (o
chozos) en lugares más o menos cercanos a las localidades donde les
hubiese gustado vivir con algunas incomodidades menos.
MUNICIPIO
DE LA RINCONADA
Vereda
de Chapatales, que
se encontraba
cerca
de la Barriada de San José, a la izquierda de la carretera
Sevilla-Tocina, una vez pasado el arroyo Almonazar hasta la primera
curva de la misma carretera. En este asentamiento de
chozas llegaron
a vivir, procedentes de las provincias de Granada, Almería y otros
pueblos sevillanos, unas 500 personas en 90 chozas.3
Algunas de ellas perduraron hasta finales de los años setenta. La
mayoría delas chozas tenían una o dos habitaciones, que servían
para todas las actividades posibles, desde dormir, comer o guarecerse
de las inclemencias del tiempo hasta parir un hijo. Sus alrededores,
cuidados por las mujeres lo mejor que podían, eran un chapatal.4
En
la Vereda
de Chapatales
vivían obreros agrícolas eventuales y sin recursos (jornaleros),
pero los arrendatarios lo hacían en chozas en la misma finca
Chapatales,
en las mismas parcelas arrendadas. Esta finca en el año 1945 la
trabajaban 33 arrendatarios.5
Cuando la arrendaron estaba en muy mal estado, con charcas y toda
clase de desperdicios e inmundicias..., por lo que tuvieron que
trabajar duro para ponerla en cultivo y poder regar, gracias a los
canales secundarios que parten del canal del Valle Inferior del
Guadalquivir en esa zona. Como los arrendatarios de otras fincas,
cultivaban patatas, tabaco, maíz, cáñamo y otros cultivos, pero
para subsistir tenían que trabajar en otras fincas de grandes
propietarios los días que podían. Algunos tenían su choza en el
mismo terreno arrendado y junto a ella tenían un huerto, del que
sacaban de todo para comer y guardar para el invierno, y criaban
gallinas, conejos, cerdos o becerros... La mitad de los cerdos los
mataban y la otra mitad los vendían. Los becerros eran para
venderlos. Algunos arrendatarios tenían vacas para ordeñarlas y
vender la leche obtenida. Vivieron allí hasta que el propietario,
Manuel Salinas Benjumea, hijo de Manuel Salinas Malagamba, los echó
en 1971.
Un
rasgo característico de los que vivieron en Chapatales
y en la Vereda
de Chapatales, que llegaron a ser unas 800 personas, fue el respeto,
la camaradería y la ayuda mutua existente entre ellos. La
familiaridad y la solidaridad vecinal, como en tantos otros lugares,
hicieron que, a pesar de las condiciones en las que vivían, nadie
pasara ninguna necesidad extrema y en todo momento se vieran
arropados por los demás, especialmente en los momentos más duros de
cada familia: enfermedades, muerte de alguna persona, viudez, etc.
En
Vereda
de
Chapatales
vivió un hombre admirable, por su humanidad y sabiduría, según los
que lo conocieron. Se llamaba Manuel Vílchez, aunque conocido por
Manolo
el Maestro.
Era de Huélago (Granada). Durante la Guerra Civil fue capitán en el
Ejército Popular de la República. Al terminar la guerra fue
detenido y procesado como tantos otros. Consiguió la libertad
condicional, pero fue desterrado de su pueblo, viniendo a vivir a una
choza de la Vereda
de Chapatales.
Puso una tienda, pero además actuó como médico, salvando vidas
humanas, y como veterinario de los animales de sus convecinos.
También daba clases particulares a los niños por la mañana y a
adultos de las chozas cercanas a la suya por la noche. Quiso
construir una escuela, pero se lo prohibieron. Fue muy querido y
respetado por todos.
El
Candelero,
en el término de La Rinconada, cerca de San José, fue otro conjunto
de chozas, que estaban diseminadas, en las mismas parcelas
arrendadas. Estaban antes de la vía del ferrocarril, frente a la
finca Chapatales.
En su mayoría eran granadinos y almerienses, los cuales jugaron un
importante papel en la transformación en regadío de las tierras de
la Vega Media. En esta finca había 52 arrendatarios en el año 1945,
de los que 48 ocupaban 166 ha. (3,5 ha. de media) y otros cuatro,
unas 100. Miguel Pérez Blasco, propietario, trabajaba directamente
22 ha de dicha finca.6
Vereda
de los Solares,
en los términos municipales de La Rinconada y de Sevilla. Se alarga
siguiendo la vereda de carne que va desde el Cortijo Los Solares y
Cortijo Castellanos hasta el arroyo Tamarguillo, donde está El
Cristo Negro. Este antiguo camino llegaba a Sevilla. Comenzaron a
establecerse en esta vereda hacia 1938, incrementándose la llegada
de familias a comienzo de los años cuarenta y durante toda esa
década. Llegaron a vivir en este lugar unas 1.600 personas en 345
chozas7.
Vinieron de Granada, Almería, Badajoz y pueblos sevillanos, del sur
y del norte de la provincia. La mayoría eran trabajadores del campo,
jornaleros, que trabajaban cuando había trabajo. Con el tiempo,
algunas chozas se transformaron en casas. Mas de 1500 personas llegó
a vivir en este núcleo de chozas.
-Otros
lugares con chozas del municipio de La Rinconada fueron:
a)
El
Gordillo,
cercano a las propiedades de Ramón de Carranza (terrateniente y jefe de la sanguinaria columna militar que llevó su nombre en 1936), a la derecha de la
carretera en dirección a Valdezorras, barriada sevillana que surge
como asentamiento de familiares de los presos que construyen el Canal
del Bajo Guadalquivir, el Canal de los Presos;
b)
el Cortijo El
Castellón,
propiedad de Joaquín Benjumea Burín, ministro de Franco (1939 a 1942), donde 38 arrendatarios tenían
arrendadas 128 ha, la mitad del cortijo. Fueron expulsados de allí
en los primeros años de la década de los cincuenta, cuando el conde
de Benjumea era Gobernador del Banco de España, después de ser
ministro de Franco.
c)
alrededor del Cerro
Macareno, donde
hubo
unas
cinco chozas y alguna casa pequeña de los arrendatarios de la finca
de los Solares, aunque también, encima del Cerro un secadero fue
usado como vivienda por una familia, que llegó de El Rubio; y
d)
en las tierras de la Marquesa de Aracena, Ana Marañón Lavín8,
entre La Rinconada, el Majuelo y Majaloba, donde los arrendatarios de
las mismas vivían en seis chozas, una en cada parcela. Era normal en
aquellos años que los arrendatarios o parcelistas se construyeran
sus viviendas en las mismas tierras arrendadas, pudiendo ser chozas o
casas pequeñas, que tenían como tejado, en algunas ocasiones,
cualquier material que sirviese para taparlas y no mojarse en caso de
lluvia... Por último, cerca de La Rinconada, al lado izquierdo de la
carretera que la une con San Jerónimo y Sevilla, existió otro
conjunto que chozas que fue eliminado antes de la visita de Eva
Duarte de Perón al cortijo Torre Pava en 1947.
San
José de la Rinconada (el
Barrio o La Estación)
tenía cuatro zonas bien definidas: Trianilla,
junto al arroyo Almonazar, en la actual calle San José; Portugalete,
Villalatas y
Las Golondrinas
en la Carretera Bética.1
En todas ellas abundaban las chozas y los patios de vecinos con muy
malas condiciones higiénicas y de habitabilidad: no tenían agua
corriente (se abastecían de pozos en el mejor de los casos), ni
alcantarillado, ni retretes, ni nada de nada. Sufriendo para colmo
una inundación tras otra cada vez que el arroyo Almonazar se salía
de madre. En estas condiciones vivieron en los años cuarenta más de
1.500 personas. La primera iniciativa de construcción casas por
parte del Estado fue la de las Casas
Baratas
en torno a la Iglesia Parroquial, construida hacia el año 1946. Pero
hubo chozas que estuvieron presentes sin solución de continuidad,
junto al Almonazar, hasta los años sesenta, hasta que construyeron
el canal, que encauzaba al arroyo a su paso por la localidad.
En
La Rinconada existieron chozas durante mucho tiempo: en El
Egido,
(el
Legío),
a la salida del pueblo hacia Sevilla, y en otro núcleo enfrente del
antiguo cementerio, que llamaban Villalatas,
así como en La
Caldera,
a la derecha de la actual calle Triana, en el Huerto de El Benito.
Continuará con la realidad en los otros siete municipios de la comarca.
1.
Según el estudio de Carmen Martínez Martín (1982) en Villaverde
entre 1940 y 1950 “aparecen 661 nuevos residentes, que
constituye el 17% del total de su población”. Además considera
que el 30% de la población del censo de 1950 son vecinos no nacidos
en el término (MARTÍNEZ MARÍN, Carmen, art. cit, p. 135).
2. Véase: Cuadro 2: Evolución de la población por municipios 1900-1981, p. 26.
3. ABC, del 21.06.1966.
4. Chapatal es sinónimo de lodazal, ciénaga o barrizal.
5. AMLR, Legajo 184: Agricultura: relación de labradores (arrendatarios y propietarios) y superficie cultivada, 1944.
2. Véase: Cuadro 2: Evolución de la población por municipios 1900-1981, p. 26.
3. ABC, del 21.06.1966.
4. Chapatal es sinónimo de lodazal, ciénaga o barrizal.
5. AMLR, Legajo 184: Agricultura: relación de labradores (arrendatarios y propietarios) y superficie cultivada, 1944.
6.
AMLR, Legajo 184, ya mencionado.
7. ABC Sevilla, de 28.02.1967.. Datos ofrecidos por la prensa con motivo de la visita que hizo a la zona el Ministro de la Vivienda, José Mª Martínez Sánchez-Arjona.
8. Viuda de Francisco Javier Sánchez-Dalp y Calonge, marqués de Aracena, y hermana de María de los Ángeles Marañón Lavín, esposa de Miguel Sánchez-Dalp y Calonge, el mayor terrateniente de La Rinconada y Alcalá del Río.
7. ABC Sevilla, de 28.02.1967.. Datos ofrecidos por la prensa con motivo de la visita que hizo a la zona el Ministro de la Vivienda, José Mª Martínez Sánchez-Arjona.
8. Viuda de Francisco Javier Sánchez-Dalp y Calonge, marqués de Aracena, y hermana de María de los Ángeles Marañón Lavín, esposa de Miguel Sánchez-Dalp y Calonge, el mayor terrateniente de La Rinconada y Alcalá del Río.
Mi nombre es Bienvenida Vilchez, nieta de Manuel Vilchez, el motivo de esta publicacion es poder expresar el agradecimiento a las personas que hayan realizado la publicacion, por haberse acordado de mi abuelo de forma tan extraordinaria y entrañable. Muchas gracias
ResponderEliminarPerdona, pero no he podido leer tu comentario hasta ahora. Bastante tiempo después que usted lo escribiera.
EliminarEn primer lugar, soy yo quien le agradezco sus palabras. La historia de Manuel Vilchez, así como la de muchos vecinos de La Rinconada y San José (El Barrio) están en mi libro DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA. Antifranquismo y lucha obrera en la Vega Media del Guadalquivir, 1939-1976. Editado por Círculo Rojo en 2014.
Si lo necesitas te puedo indicar cómo adquirirlo.
Un abrazo
Ramón Barragán Reina
Te rogaría me comunicases tu email, así podríamos intercambiar datos. Gracias de nuevo.
yo soy nacido en la rinconada sevilla mis padres vivieron en un cortijo y trabajaban la tierra pero cuando estallo la guerra civil tuvieron que irse a la ciudad cuando termino la guerra no pudieron reclamar el cortijo el hermano mayor lucho por la republica se vinieron a la argentina yo tenia dos años y mi tio nunca quiso nada de ranco aunque ya hera republica y aqui le pagaban buena plata pero bueno es una larga historia a mi me gustariasaver como heran los cortijos siempre me ablaron
ResponderEliminarHola, te agradezco tu escrito
EliminarPara poder investigar o mostrarte más datos, me gustaría tener los nombres del los cortijos a los que aludes y el nombre de tus familiares, especialmente tus padres.
Si me proporcionas tu email, podemos comunicarnos mejor
Gracias y un abrazo
Ramón Barragán Reina
Hola- Te agradezco tu escrito
ResponderEliminarPara poder saber más e investigar lo que me pides, me gustaría saber los nombre de los cortijos a los que aludes y los nombres de tus padres y familiares. Así sería mejor
Tambiuén te pido para una mejor comunicación tu email
Gracias y un abrazo
Ramón Barragán Reina
Mi libro DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA. Antifranquismo y lucha obrera en la Vega Media del Guadalquivir, 1939-1976. Editado por Círculo Rojo en 2014.
He llegado a este blog buscando imágenes de la Vereda de Los Solares, Allí viví un año junto a unos tíos que tenían una tienda y un bar, debía correr el año 1965 aprox. poco después recuerdo que construyeron unas viviendas sociales en S.Jose de la Rinconada. Todavía guardo algunos recuerdos como el canal o el pozo donde la gente se abastecía de agua potable.
ResponderEliminarMi padre también vivió en la Vereda de los Solares, buscamos recuerdos de aquella época...quizás lo conocías,Manolo Acuña,!!! Me pregunta que bar era??? Si conseguiste algunas fotos y me las puedes pasar !!! GRACIAS
Eliminarmi madre y su familia vivieron en el cortijo de los solares que creo que era de una marquesa,aunque tiene 87 años,no ha conseguido olvidarlo,una vez volvio pero estaba lloviendo muchisimo y no pudo acceder a las tierras,creo que el cortijo ya no existe,si alguien tuviera alguna foto del cortijo,le agradeceria en el alma que la pusiera para que mi madre lo viera,un saludo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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