viernes, 21 de febrero de 2025

PRIMERA PARTE: LA NUEVA GENERACIÓN ANTIFRANQUISTA (2d): La Rinconbada y Brenes

La Rinconada

Al comenzar la década de los sesenta, la organización del PCE llegará a la localidad de de La Rinconada por el compromiso de Juan Haro Reyes (Los Corrales, 1941). Vivía en la Vereda de los Solares, donde entró a formar parte del PCE en los años cincuenta. José García Mallén lo animó a organizar el partido en el pueblo. Desde 1964, cuando se casó con Dolores Alba, vecina de La Rinconada, residió en La Rinconada. Su actividad hizo que pronto pudiese contar con un grupo de rinconeros y formar las primeras células del partido.

   El primero en participar organizadamente en las actividades antifranquistas fue Antonio Castillo Guijo, que, influenciado también por Florindo García, ingresó en las Juventudes Comunistas. Más tarde, hacia 1966, Manuel Ávila Sánchez se incorpora a las filas de las JJCC, y otros muchos jóvenes: Andrés Serrano Agudo, José Calero Robles (Jeseíllo Bal-domero), Juan y Rafael Gutiérez Plaza, Manuel Serrano Pozo, José A. Ariza Aranda, José Guijo, Fernando Serrano Hurtado, etc. Las JJCC llegaron a contar con más cuarenta jóve-nes afiliados. Algunos de ellos (Manuel Ávila y Fernando Serrano) militarán pos-teriormente, en los años setenta, en el PSOE. Según Manuel Ávila, algunas reuniones clandestinas las hacían en el Canal de los Presos, a la altura de El Toril, y en el paseo, que se hacía entre las dos plazas de La Rinconada, servía a los jóvenes para intercambiar información unos con otros. Participaban en los 1º de Mayo en Sevilla y en las huelgas o acciones reivindicativas que se hacían en el campo. La participación masiva en la manifestación ante el Cuartel de la G. Civil en septiembre de 1968, repercutió negativa-mente en el proceso de organización del PCE en La Rinconada. Fueron muchos los que tuvieron que ir a declarar al cuartel en días posteriores y el miedo a ser detenidos les fue alejando de las Juventudes. Sólo quedó un pequeño núcleo comunista.

En 1972, trabajando en FASA, ingresa en el PCE Manuel Fernández Caballero, que, además de participar con CC.OO. en la lucha sindical en su empresa, reforzará la organi­zación comunista en el pueblo, junto a los hermanos Luque Ortega (Juan Pedro y Eduar­do) y Francisco Cantero Castilla.

En 1973 se incorpora a la actividad antifranquista del PCE Mercedes del Río López, la Gallega, la cual antes de establecerse en La Rinconada había vivido en París (Francia) y en Alcalá del Río. Su abuelo había sido fusilado en 1938 en Orense. En 1975 lo hará Ra-fael García Perza (conocido por Rafael Pineda) a petición del partido, al que per-tenecía desde 1966, cuando comenzó trabajar ISA. Otros militantes, de los mismos años, fueron Antonio Claramunt Núñez, que se dedicó al desarrollo organizativo de las CC.OO. del Campo en La Rinconada, y Pedro Simón Ridao.

Brenes

Las detenciones y condenas a destacados militantes comunistas de Brenes en 1960 dejó la organización de la lucha antifranquista en horas bajas. Ese mismo año se tuvo que ha­cer cargo de la organización Antonio Moreno Mellado, Martillo, que era uno de los más jóvenes (nació en 1939), pero se marchó pronto a Francia. Le sustituyó Antonio Piedra Magro, el Barquero, que había estado solo una semana en la cárcel. Con ellos continuarán José Gaona Sánchez, los hermanos Emilio, Ramón y José Algaba Alfonseca. Al comienzo de la década, se les unirá Francisco Canelo Ruiz, que había nacido en 1933 y era traba-jador del campo desde los siete años de edad.

En 1963 Antonio Piedra decidió emigrar a Alemania. Se estableció en localidad cercana a Munich y después en Oberkirch. Volvió a Brenes en 1968, aunque antes, en París, influyó para que Rosalino Daza Jiménez (Brenes, 1946), que estaba en la capital francesa des-de 1965, decidiera su ingreso en el partido. Antonio ha vivido siempre en Brenes, sin dejar la actividad política, hasta su muerte en 2022. También, José Gaona, en 1961, se trasladará a trabajar al Cortijo Villalba, en la Estación de Cantillana, estando allí con su familia hasta 1973. José Gaona, que continuará militando a su vuelta a Brenes, falleció en octubre de 2005. En 1962, José Algaba Alfonseca marchará a Düsseldorf, donde estará 30 años. Allí participó en las acciones antifraquistas. A su vuelta, en 1992, continuará vinculado al PCE.

Fue un periodo poco activo, con pocos militantes. El cambio de signo llegó en 1963 al volver los que estaban en la Prisión P. de Cáceres: Manuel Algaba Alfonseca, Francisco Noa Márquez y Antonio Martínez Marcos. Francisco Noa se retiró de la actividad política, falleciendo el 14 de septiembre de 1973. Antonio Márquez continuó en el PCE, en segunda fila, hasta su muerte el 16 de noviembre de 1997. Manuel Algaba mantendrá la actividad política, con la sabiduría y la autoridad que le caracterizaba, reconocidas por todos, colaborando muy activamente en la reconstrucción de la organización comunista brenera, que adquirirá una gran importancia en los años sesenta y setenta. Querido y ad-mirado por sus compañeros, casi toda su familia ha seguido sus pasos. Falleció el 25 de febrero de 2002. El Ayuntamiento, en reconocimiento a los valores y la entrega generosa de los tres y por su aportación a la lucha por la libertad, la democracia y la justicia social, les ha dedicado sendas calles en Brenes. Además, tanto Antonio Márquez como Manuel Algaba fueron otros de los que completaron la travesía desde la Guerra Civil y las cár-celes franquistas a la libertad conquistada tras la muerte de Franco.

En 1963, tras una corta estancia en Francia, se integra Juan Rodríguez Rodríguez (Fuente Palmera-Córdoba, 1935) en el PCE de Brenes, aunque antes de irse ya había teni­do contactos con Antonio Piedra y había colaborado con el partido en la recogida de dine­ro para ayuda a los presos. Poco a poco lo harán también: Alejandro Jareño Quiñonero (Peal del Becerro-Jaén, 1929-Brenes, 2009), José María Martín Villazán (Ahillones-Ba­dajoz, 1921-Brenes, 2003), Rafael Larriba Salas, Manuel Millán Parrilla, Juan Atero Afán de Rivera (Alcalá la Real-Jaén, 1929-Brenes, 1995), Manuel Rodríguez Rodríguez (Fue-nte Palmera, 1929), Alonso Vargas López, fallecido en 1984 y Francisco Coto Vera, fa-llecido en 1991. Un militante comunista muy especial, durante los años sesenta, fue Rafael Martínez Ro­dríguez, conocido como Ho Chi Ming o Maroto. Desde muy joven (nació en 1942) se integró en el PCE. Iba y venía de Francia e introducía propaganda del partido para ser impresa en Madrid. Estuvo en esa tarea hasta 1974.

Será a partir de 1963 cuando los jóvenes organizarán las JJCC. En esa tarea entrarán Emilio Algaba Gaona y José Algaba Noa, a los 15 y 16 años de edad, respectivamente, y Antonio Magro Perea. A ellos se unieron, en 1965, Francisco Magro Ortiz (Paquito el Barquero), José Gaona Algaba, que vivía en el Cortijo Villalba con su familia, y Carlos Montero Bejarano, que jugó un importante papel al incorporar a muchos jóvenes a las Juventudes. Entre 1966 y 1969, pero sobre todo a partir de 1968 al volver Rosalino Daza definitivamente de Francia, formarán parte de las JJCC de Brenes: Carmelo Toledano Marchena, Antonio Magro Perea, José Prieto Noa, Manuel Algaba Noa, los hermanos Manuel y Francisco Espinosa Durán (Kiko), Manuel Guerra Lobo, José Manuel Algaba Gaona (fallecido en 1990, a los 40 años de edad), Antonio Magro Ortiz, José Rincón Rodríguez, Alejandro Jareño Sánchez, José Canelo Ruiz (fallecido en 2004 a los 46 años de edad), Juan Miguel Haro Paredes, Pedro Vargas López (Sevilla, 1946-Brenes, 2002) y otros muchos. La organización llegó a ser numerosa, de tal forma que, cuando volvió Antonio Piedra Magro de Alemania en 1968, Rosalino le preparó un encuentro con jóvenes breneros que se realizó en Mesa Redonda (Villaverde del Río). A ese encuentro asistieron unos cien jóvenes, a los que Antonio pudo dirigirse animándolos a seguir en la lucha contra la dictadura franquista. Fue un día memorable, que él recuerda muy grata-mente.

Al igual que ocurrió en otros pueblos, algunos jóvenes que estudiaban en Sevilla entraron en las JJCC en sus centros de enseñanza. Este fue el caso de Manuel Gaona Algaba, hijo de José Gaona Sánchez, que ingresó en las Juventudes en la Escuela Industrial en el curso 1967/68, cuando tenía 18 años. A ella había llegado procedente de la Escuela de FP Ntra. Sra. del Monte de Cazalla de la Sierra. Sus primos Emilio y José Algaba, ya men-cionados, y su hermano José estudiaron en el Centro de Formación Profesional Acelerada de La Línea (Cádiz) en el curso 1967/68 cuando ya hacía tiempo que pertenecían a las JJCC.

En los años sesenta y principios de los setenta, las JJCC contaron con un importante nú­mero de jóvenes breneras, de las que cabe destacar a Antonia Algaba Noa, Carolina Ma­gro Perea, Carmen Fornet Plaza, Consuelo y Josefa Pozo García, Mercedes Toledano Marchena y Mercedes Algaba Gaona. En 1970 se integraron Francisco Montero Bejarano, Eduardo García Marchena, y Manuel Morales Fernández, y en 1971 se afiliará Francisco Rosales Martínez, que ya tenía contactos con Rosalino Daza Jiménez, pues formaba parte del Grupo de Investi-gaciones Científicas, del que se afiliaron a las JJCC unos dieciséis de sus veinticinco miembros. La afiliación de Francisco Rosales ocurrió tras el conflicto que protagonizó junto a veinte jóvenes breneros en la empresa exportadora de naranjas, cercana al arroyo Bodegón de las Cañas, en la que trabajaban, y al que me referiré más adelante. Con él se afiliaron otros de los que participaron en el conflicto. Uno de ellos fue Sebastián Gaona, que formará parte, más tarde, del grupo musical Formas. En 1974 se unen a las JJ.CC. José Jiménez Sánchez, pero su antifranquismo se remonta a 1966, sus años de mili, y José Coto Sánchez, cuya su actividad antifranquista es anterior. En 1975 Manuel Molina Ro-dríguez se afilia al PCE, con el que ya colaboraba desde los años sesenta. Es sobrino de Dolores Molina Morón, víctima de la represión en 1936, y Marcelino Contreras Rodrí-guez, que falleció en julio de 2019. Fue alcalde de Brenes durante 12 años.

También en Brenes, como actividad colectiva, consiguieron montar una Caseta de Feria al comienzo de los años setenta. Será, al igual que la de San José, un nuevo espacio de li­bertad y una forma de salir a la superficie; un lugar de diversión, abierto a todos los veci­nos, y una forma de obtener dinero para el partido. Era una forma de solidaridad con todos, especialmente con los que estaban detenidos y con sus familias.

En 1973, sin embargo, se produjo la detención de un grupo de militantes comunistas. En esos momentos las organizaciones del PCE y de CC.OO. estaban bien asentadas y go­zaban de la simpatía de la mayoría de los trabajadores y vecinos de Brenes por las luchas mantenidas en el campo, contra el paro y en la localidad por los jóvenes.

Dichas detenciones ocurrieron en marzo de 1973, a consecuencia de un desgraciado in­cidente familiar de un simpatizante del partido, al que le fue encontrado en su casa un ejemplar de Mundo Obrero, cuando fue registrada por la policía. A partir de ese hecho fueron detenidos José María Martín Villazán, Alejandro Jareño Quiñonero, Rafael Larriba Salas, Alonso Vargas López, Manuel Millán Parrilla, Juan Rodríguez Rodríguez y Antonio Valle Rodríguez, acusados de asociación ilícita. Buscaron a Francisco Magro Ortiz, que a la sazón era responsable comarcal del PCE, pero no lo encontraron, ya que en enero había salido clandestinamente hacia Rumanía para hacer un curso de formación política. An-tonio Valle salió en libertad sin fianza; también salieron en libertad, después de tres días en la cárcel: Juan Rodríguez y Alonso Vargas, pagando una fianza de 50.000 ptas., y Manuel Millán, otra de 25.000, gracias a algunos familiares que pusieron el dinero. Jare­ño, Larriba y Martín, al no poder pagar las fianzas exigidas, permanecieron en prisión por orden gubernativa durante nueve meses. Recibieron ayuda (ropa y dinero) desde Francia y Alemania, según me confirma Alejandro Jareño Sánchez.

Nada más salir de la cárcel, Juan Rodríguez, presidente de la UTT (Unión de Trabajadores y Técnicos) de Brenes, fue a ver a Francisco Megolla, presidente de la UTT de la Cá-mara Agraria (la COSA), el cual no le echó mucha cuenta y no se comprometió a hacer ninguna gestión a favor de los detenidos. Fue, asimismo, a ver al Delegado Provincial de Trabajo, que tampoco hizo nada. A la vista de lo poco que les importaban los trabajadores encarcelados a estos señores del régimen, dimitió de sus cargos en el Sindicato oficial.

No hubo juicio, pues ya no fueron llamados de nuevo, pero los tres que permanecieron en la cárcel, estuvieron en esa situación hasta diciembre de 1973: “Salieron el día del atentado contra Carrero Blanco”, me dicen en sus compañeros. Las fianzas que pagaron los otros nunca les fueron devueltas. El único que fue juzgado por el TOP fue Francisco Magro Ortiz, que fue detenido cuando volvió de Rumanía. Fue torturado en la comisaría de la Gavidia, pero no obtuvieron información alguna de él. Salió en libertad provisional con una fianza de 50.000 ptas. Prácticamente fue el momento de marcharse de Brenes, pues en febrero de 1974 se casa con Celia Chofre, valenciana, que había conocido en su gira por los países del Este (Rumanía, la URSS y Checoslovaquia). A partir de entonces desarrolló su militancia en el PC y CC.OO. del País Valencià. El 20 de noviembre de 1975, el día de la muerte de Franco, se celebró juicio en Madrid ante el TOP, siendo absuelto de acuerdo con la sentencia 503/1975, pero las 50.000 ptas. no se la devolvieron, según me asegura su hermano Antonio. La sentencia recoge que era natural de Brenes, vecino de Valencia, de 26 años de edad, que estaba “en libertad provisional por esta causa (la 341/1974) por la que nunca estuvo privado de ella”, lo cual era falso. Los hechos se remontaban a “que en el mes de marzo de 1973 las fuerzas del orden localizaron en la localidad de Brenes (Sevilla) actividades de la agrupación Comisiones Obreras, ente tutelado por el denominado Partido Comunista de España”. El Ministerio Fiscal había solicitado la pena de dos años de prisión menor por un delito de asociación ilícita. En el juicio oral retiró la acusación, por lo que fue absuelto de dicho delito.

 
AUTOR: 
Ramón Barragán Reina
 
LIBRO: 
ANTIFRANQUISMO Y LUCHA OBRERA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR 1960-1975 (2024), páginas 16 a 20

(Continuará)

 

 

domingo, 16 de febrero de 2025

PRIMERA PARTE: LA NUEVA GENERACIÓN ANTIFRANQUISTA (2c) San José de la Rinconada

 San José de la Rinconada y la Vereda de los Solares (continuación)

En octubre de 1968 entraron a formar parte del C. Provincial del PCE Antonio Iglesias Rodríguez y Florindo García Castillo. Antonio Iglesias se hizo cargo de la organización del partido en Morón de la Frontera, Puebla de Cazalla, Paradas y Gerena, y Florindo de Fuentes de Andalucía y La Campana. En febrero de 1971, Antonio Galván Rojas y Juan Cantón Martos se hicieron hecho cargo del aparato de propaganda del PCE en Sevilla para sustituir a Cándido Durán, al que lo habían llevado a Francia para impedir su detención.1

En fechas distintas, los cinco serán detenidos y sufrirán la política represiva de la dic-tadura, unos más que otros.

El 22 de abril de 1970 fue detenido Florindo García Castillo, cuando hacía poco más de un mes que había salido de la Prisión Prov. de Sevilla, La Ranilla, donde había cumplido la condena impuesta por su participación en la manifestación ante el Cuartel de la Guardia Civil en septiembre de 1968, que se analiza más adelante. Le correspondió la causa 366/1970 y la sentencia 282/1970, de 2 de diciembre. Su detención, según la sentencia, se debió a que aparecieron en las calles de San José “impresos” del PCE. En su casa, la guardia civil descubrió que, en un foso de mampostería de 60 cm de profundidad, guar-daba propaganda, hojas y folletos de carácter marxista: láminas con un retrato de Lenin y el lema “Centenario de Lenin 1870-1970”; algunos números de Nuestra Bandera, Mun-do Obrero, Horizonte, La Voz del Campo Andaluz y Realidad, y, según la guardia cilvil, la formula para fabricar un “cóctel Molotov”. Fue condenado a 4 años y 1 día de prisión y 10.000 ptas. de multa, equivalentes a 30 días de arresto, si no pagaba dicha cantidad. Florindo cumplió dos años de prisión: un año en Sevilla, dos días en Córdoba, seis meses en Jaén y otros seis meses en el Centro Penitenciario de Palencia, habiendo pasado de camino por la Prisión de Carabanchel, símbolo de la represión franquista, donde estuvo dos días. Salió el 8 de diciembre de 1972 en libertad condicional.

José Navarro fue detenido en los últimos días de 1970. Desde el 14 de diciembre se vi-vía en España un nuevo Estado de Excepción, que anulaba el art. 18 del Fuero de los Es­pañoles, por lo que la policía tenía manos libres, aún más, para tener en comisaría a los detenidos el tiempo que quisiese, por las protestas y movilizaciones realizadas con moti-vo del Proceso de Burgos. En Sevilla, las JJCC se manifestaron en el Polígono San Pablo. La policía detuvo a varios jóvenes, que formaban parte del comité de las Juventudes. A partir de ahí, la policía detuvo a parte del Comité Provincial del PCE, y los que no fueron detenidos vivieron dos meses de gran miedo. Estuvieron huidos de sus casas, escondidos en casas de amigos o en algunas con las “comunas” (pisos alquilados donde se refugiaban militantes comunistas perseguidos durante un tiempo) para eludir a la policía y las torturas a las que eran sometidos. Ya en esas fechas estaba en Sevilla el inspector de policía Antonio Juan Creix, como Jefe Superior de Andalucía. Algunos terminaron exiliados en Francia, a donde se los llevó la dirección del partido. José Navarro permaneció en prisión unos dos meses y medio, hasta el 11 de marzo de 1971, día en el que decretaron su libertad, junto a otros miembros del PCE sevillano. Sin embargo, otros 48 militantes fue-ron procesados, abriéndoles la Causa 194/71. La policía sevillana consideraba que había desarticulado el PCE en Sevilla, especialmente su Comité Provincial, lo cual no era cierto. Para contrarrestar las informaciones de la policía y autoridades provinciales, los comunistas imprimieron, como pudieron, un millón de “palomitas” firmadas por el C. Pro-vincial para dejar claro que la actividad continuaba y con fuerza. En la impresión de estas octavillas participaron los militantes de la capital y de todos los pueblos de la provincia, empleando todo tipo procedimientos para imprimir: “vietnamitas”, imprentillas de jugue-te, sellos de goma a modo de tampón... Fue una actividad ampliamente recordada, por la que todos muestran un gran orgullo, y no es para menos. Según Antonio Galván Rojas, “el jefe de la político-social de Sevilla se llevó una gran bronca de Madrid”.

Antonio Iglesias, desde 1968 hasta 1973, continuó su actividad en el Comité Provincial de forma ininterrumpida, excepto tres días que estuvo detenido en junio de 1970 durante la Huelga de la Construcción de aquel año en Sevilla. En el verano de ese mismo año el C. Provincial del PCE tuvo la osadía de realizar un curso de preparación de cuadros en un camping alquilado de La Antilla (Huelva). Al curso asistieron 15 militantes sevillanos, de los que solo dos eran mujeres, más los miembros de la dirección provincial que daban las conferencias y animaban los debates.

En en el verano de 1971 montaron un campamento-cursillo en el río Viar, del cual Antonio Iglesias fue el responsable. Asistieron unos 40 jóvenes de varios pueblos de la comarca de la Vega y de la provincia. Dieron charlas los líderes sevillanos: Eduardo Saborido, Fernando Soto, Benítez Rufo y otros.

Siendo ya Secretario Provincial, Antonio Iglesias asistió al VIII Congreso el PCE, celebrado en julio de 1972 en París, poco después de la detención en Pozuelo de Alarcón de los dirigentes de CC.OO., que dio lugar al Proceso 1001. Fue elegido miembro de un renovado y rejuvenecido Comité Central, formado por 118 militantes, muchos de ellos jóvenes del interior.

Todo iba bien, pero en octubre de 1973 la policía llevó a cabo una importante redada. Fueron detenidos: Antonio Iglesias, Antonio Galván, Juan Cantón y otros trece comunis­tas sevillanos. Y tras las detenciones, los interrogatorios y las torturas en comisaría.

Estas detenciones fueron presentadas por la policía como un rotundo éxito de la BPS de la Jefatura Superior de Sevilla. El ABC de Sevilla publicó la noticia, que en realidad era la nota de la Jefatura Superior de Policía, el día 25 de octubre con el siguiente titular: DE­SARTICULACION DEL COMITÉ REGIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA EN SEVI­LLA. El subtítulo decía: “La Policía ha encontrado el piso donde se confeccionaba la propaganda para toda la región”. Ni lo uno, ni lo otro había ocurrido, no tenía nada que ver con las noticias manipulas a gusto de la dictadura, pues en realidad no detuvieron a nadie del Comité Regional (Antonio Iglesias había realizado tareas de este comité sin pertenecer a él), ni era el único piso donde se confeccionaba la propaganda. Según Gal-ván, existían otros dos pisos más donde se realizaba ese trabajo. Sí era verdad que en el piso registrado habían intervenido una multicopista eléctrica y dos máquinas de escribir, así como diverso material utilizado y ejemplares de las diversas publicaciones del PCE y de CC.OO..

Juan Cantón quedó en libertad a las 72 horas de su detención, pues ya estaba desvincu-lado, por precaución organizativa, del aparato de propaganda, y la policía no pudo demos­trar nada. En cambio, Iglesias y Galván pasaron a disposición judicial y no les concedie­ron la libertad provisional. Tras veinte meses de prisión preventiva fueron juzgados por el TOP en Madrid con otros siete de los dieciséis detenidos. Pasaron por las cárceles de Córdoba, Jaén, Ocaña y Carabanchel. La sentencia fue emitida el 27 de mayo de 1975: Antonio Galván fue condenado a 2 años de prisión menor por el delito de asociación ilícita y a otros 2 años y multa de 10.000 ptas. por propaganda ilegal, y Antonio Iglesias fue condenado a 3 años y 10.000 ptas. de multa por el delito de propaganda ilegal, siendo absuelto del de asociación ilícita, y enviado el 27 de octubre a Zaragoza a cumplir con-dena; Galván continuó en Sevilla, pues recurrió la sentencia. Salieron de la cárcel el 5 de diciembre, quince días después de la muerte de Franco, por el indulto general concedido el 25 de noviembre de 1975 con motivo de la proclamación de Juan Carlos como rey.

Antonio Iglesias asumió entonces la Secretaría del Comité Local de Sevilla y continuó perteneciendo al C. Central el PCE. Poco después fue elegido para el C. Regional, sin abandonar la actividad política en San José y otros pueblos de la comarca. Antonio Gal-ván marchó a Holanda. A su vuelta en 1980 puso en marcha, junto a otros emigrantes, el proyecto agrícola “La Pequeña Holanda”. Juan Cantón, que había vuelto a tener una im-portante actividad política en San José y en algunos pueblos cercanos, se unió al proyecto de Galván en 1982. Falleció el 30 de octubre de 2003.

Rafael Fernández Rodríguez, Pataleto, fue durante 1972 y 1973 responsable de repartir Mundo Obrero con su coche por algunos pueblos de la provincia después del trabajo. Los recogía en Dos Hermanas y comenzaba el reparto. A finales de 1973 sustituye a Francisco Magro Ortiz, de Brenes, como responsable de la comarca.

Leandro Escudero Segura, en septiembre de 1973, fue enviado a Rumanía para hacer un curso de formación. Allí estuvo seis meses. A su vuelta tuvo que estar otros tres meses en París, pues el fusilamiento del anarquista Salvador Puig Antich (2 de marzo de 1974) aconsejaba no pasar la frontera. Cuando volvió a España la policía lo sometió a una se-vera vigilancia. Un día se presentaron en su domicilio, en San José, le presentaron a su mujer, Antonia García López, una foto de él y registraron la casa en presencia de dos testigos. Cuando pudieron, le avisaron a Leandro, quien marchó a Sevilla. Estuvo escondido hasta que el PCE decidió trasladarlo a París. Posteriormente se fue Antonia con la única hija, de tres años, que tenían entonces. Vivieron en Luxemburgo, donde le dieron asilo po-lítico. Allí les nació su segunda hija, trabajaron en distintas empresas y participaron en la actividad del PCE en el exterior: reuniones, rifas y fiestas para recaudar dinero y parti-cipando en manifestaciones. Antonia recuerda con gran satisfacción personal, que apa-reció en la prensa luxemburguesa vendiendo el Mundo Obrero. Volvieron en la Navidad de 1975, después de la muerte del dictador.

1. Así lo cuenta Antonio Galván:“Ya que el aparato de propaganda del PCE en Sevilla había sido medio desmantelado por la policía, me piden que me incorpore a propaganda. Juan Cantón (ya fallecido), de San José de la Rinconada, alquila un piso en una barriada de Sevilla y pasa a vivir allí con su familia. Montamos dos multicopistas y las hacíamos trabajar sin descanso. A pesar de que había un estado de excepción, hacíamos y repartíamos a los pueblos y a otras capitales como Cádiz y Huelva: Mundo Obrero, Nuestra Bandera, La Voz del Campo Andaluz e infinidad de escritos, manifiestos, octa­villas... Al cabo de un año, aproximadamente, tuvimos que cambiar de sitio todo el aparato de propaganda”

 

 
AUTOR: Ramón Barragán Reina

LIBRO: ANTIFRANQUISMO Y LUCHA OBRERA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR 1960-1975 (2024), páginas 14, 15 y 16

(Continuará)

 

martes, 11 de febrero de 2025

PRIMERA PARTE: LA NUEVA GENERACIÓN ANTIFRANQUISTA (2b) San José de la Rinconada

 San José de la Rinconada y la Vereda de los Solares (continuación)

Pocas mujeres estuvieron encuadradas en el PCE con anterioridad a los años sesenta, aunque las mujeres de los viejos y nuevos militantes del PCE colaboraron siempre, en ma-yor o menor grado, de la actividad de sus maridos y en las acciones reivindicativas. A partir de 1962 muchas jóvenes ingresarán en las JJCC o en el PCE de San José de la Rinconada. Carmen Aparicio Prieto (Carmona) fue una de las primeras, pues tenía el ejemplo de lucha de su padre. Le seguirán otras muchas en la década de los 60: Antonia García López (Sevilla); Antonia Tobarias Moreno (Alhama de Granada); Magdalena Camisón Arteaga, Malena; Antonia, Carmen y Concepción García Castillo, nacidas en Santiponce; Antonia Benito Muñoz; Rosa Espinar Álvarez; María y Pilar Navarro Escudero; Isabel Isla; Manuela Castillo López y Joaquina Castillo Castro (Guadalcanal). En los primeros años de los 70 se integraron: Ana Gómez López, hija de Domitila; Isabel Ortega Castilla (Villanueva de San Juan); Josefa Gutiérrez Chía (Gilena); Carmen Fer-nández Rodríguez (Alanís), que falleció en agosto de 2012 a los 59 años de edad, y Remedios Cadenas Fernández (La Lantejuela). La colaboración de algunas de ellas con las actividades del PCE o de CC.OO. es muy anterior a su afiliación.

En los años finales de la dictadura llegarán a San José de la Rinconada algunos militan­tes comunistas que, integrados en el PCE local, potenciarán la lucha por la democracia y la actividad asociativa de la localidad. En noviembre de 1969 llegaron los José Llorens Llorens (Carcagente-Valencia, 1929) y Josefa García Lluch (Benegida-Valencia, 1930), después de años en Francia, donde participaron en la actividad antifranquista y de solida-ridad con los presos y militantes comunistas españoles. En 1971, David Balmaseda Agui-lera (Cuerva-Toledo, 1937) fijó su residencia en esta localidad después de algunos años en Frankfurt (Alemania), donde se había afiliado al PCE, habiendo participado en las ac-ciones antifranquistas en tierras alemanas. En 1975, Cayetano Gil Murillo (San Jeróni-mo, 1938), que tuvo que exiliarse a Francia en 1962 tras la huelga en ISA en 1962, se estableció en San José de la Rinconada con toda su familia cuando volvió a España. Pos-teriormente, llegará José María Ruiz García (Consuegra-Toledo, 1937), militante comu-nista desde los 15 años, con una larga historia personal de luchas, detenciones y sinsa-bores. Tanto Cayetano como José María (Pepín) jugarán un activo papel en el movi-miento asociativo de San José: en la Asociación de Vecinos “La Unidad” y en las Asocia-ciones de Padres y Madres de Alumnos. En 1976, José Llorens se convertirá en responsable político de la Agrupación Local del PCE.Fue concejal del Ayuntamiento de La Rinconada entre 1979 y 1987.

Una acción, iniciada en 1965, que unirá a todos, mayores y jóvenes, será la creación de la Caseta de Feria. Les dará presencia pública, cumpliendo con años de antelación la con-signa del partido de salir a la superficie, y un gran prestigio en San José de la Rinconada y en todos los pueblos de la comarca y de la provincia de Sevilla. Supondrá, asimismo, romper con los miedos que atenazaban cualquier acción.

Así, el primer año que la feria fue trasladada a El Palmar, los jóvenes comunistas de San José, montaron la primera caseta, tras conseguir el permiso del Ayuntamiento, del que era Alcalde Fernando Belmonte Sánchez (1959-1968). La llamaron Los Invencibles, nom­bre sugerido por Rafael Contreras, el Zapatero. Al año siguiente, en 1966, el Alcalde les negó el permiso. Ante la negativa, 100 jóvenes se concentraron ante la Tenencia de Alcal­día. Amenazaron con impedir la realización de la Jira, nombre de la feria de San José de la Rinconada. Hubo reuniones con el alcalde, alguna de ellas con la presencia del sargento de la guardia civil, que consideraba que la caseta era un foco comunista, algo que desmintieron. Al final, les concedieron uno de los lugares que quedaban libres, con las condiciones de que no habría cante, ni camisas rojas y que no podrían aparecer por la ca-seta los que habían salido de la cárcel en 1963 y otros destacados militantes. Tampoco admitían el nombre de Los Invencibles, y lo cambiaron por Los Amigos. El permiso defi-nitivo le fue concedido a una comisión formada por Juan Hidalgo Navarrete, Juan Cantón Martos, Pedro Palomino Cava, Antonio Rodríguez Fernández y José Jiménez Berral.

En la práctica aquel año entró todo el mundo: no se cumplieron las restricciones. Fue un éxito, que se repetirá año tras año. Servirá para la diversión y el encuentro festivo, pero también para recoger dinero para el partido y tener una presencia real. Desde 1967 se le llamará definitivamente Caseta Popular. Habían conquistado una legalidad de hecho y una nueva zona o espacio de libertad en plena dictadura.

Otra iniciativa fue el intento de creación de un Club juvenil independiente en 1967. Fue una iniciativa de las JJCC del Barrio. Alquilaron un local y durante dos meses estuvieron acondicionándolo y amueblándolo entre todos, de forma altruista, pero el día anterior a su inauguración apareció el Comandante de Puesto de la Guardia Civil, acompañado de va-rios guardias civiles, con metralleta en mano, y los desalojó. El sueño de tener un local propio para hacer bailes y poder reunirse con más libertad se frustró. Tampoco pudieron hacer muchas excursiones para celebrar asambleas masivas. Tuvieron éxito en 1968, cuando las JJCC de San José hicieron una excursión a Aracena para ver la Gruta de las Maravillas y poder celebrar una asamblea para debatir los temas de actualidad y las direc-trices del partido. Pero, en otra ocasión, que quisieron repetir la experiencia yendo al Ba-rranco Hondo, cerca de Burguillos, pero los guardias civiles lo impidieron.

Se debe tener presente que los militantes comunistas de San José siempre “gozaron” de una “excelente” vigilancia por parte de la guardia civil y de Brigada Político-Social (BPS), siempre presentes en el Barrio para mantener las aguas en su cauce y que no se desbordaran. Esta vigilancia incluía llamamientos, bastante frecuentes, al cuartel, con la correspondiente tanda de golpes y guantazos y, a veces, algo más, detenciones de uno o dos días y los registros de algunas casas cada vez que ocurría algún hecho relevante. Llevar una camisa roja, por ejemplo, podía ser motivo para recibir una paliza en el cuar-tel. Muchos pasaron por aquella casa, más de una vez, y sufrieron malos tratos.

Algunos militantes rinconeros tuvieron que asumir responsabilidades políticas comarcales o provinciales y participaron en actividades formativas en el extranjero, en la provin­cia sevillana o en Huelva, derivadas en algunos casos de sus responsabilidades políticas.

El primero en asumir responsabilidades provinciales fue Manuel Aguirre Pérez, Gari­baldi, en unos momentos muy difíciles, y en 1964 salió al extranjero Florindo García Castillo, animado por Juan Menor Luque, que convenció a su padre. Estuvo en París 15 días en un Campamento de las Juventudes Comunistas, asistió al Forum Mundial de las Juventudes Comunistas, celebrado en Moscú y visitó Thaskent, Leningrado y Stalingrado. En Alemania del Este recibió un cursillo sobre marxismo y visitó los campos de concen-tración nazi y el búnker donde murió Hitler. A su vuelta en enero de 1965 tuvo, a partir de entonces, una intensa y destacada actividad en el ámbito local, comarcal y provincial.

Máximo Darío Catalina estableció contactos con militantes o simpatizantes comunistas de Guillena, Torre de la Reina y Alcalá del Río, cuya organización había desaparecido. Posteriormente reingresó a Correos y se trasladó de nuevo a Sevilla. Fue detenido el 26 enero de 1967, junto a militantes sevillanos del PCE, entre ellos Eduardo Saborido, Pedro Valladares, José Manuel Leal, Francisco Javier Galiana y otros. La policía informó de las detenciones efectuadas en Sevilla, apareciendo la noticia en la prensa con el titular LA POLICÍA DE SEVILLA DESARTICULA UNA ORGANIZACIÓN EXTREMISTA. En ella se reproducía la nota oficial enviada por la Jefatura Superior de Policía:

Como resultado de las gestiones que desde hace algún tiempo viene realizando la Brigada Regional de Investigación Social de esta Jefatura Superior de Policía para descubrir a los autores de la confección y difusión de propaganda clandestina contra el régimen, y pinturas con letreros y textos subversivos, se pudo determinar las personas que componían un grupo que, obedeciendo consignas del partido comunista, venían dedicándose a dicha tarea, inci-tando a la subversión y a adoptar posturas de rebeldía, creando un estado de excitación peli-grosa en algunos sectores (ABC Sevilla, 26.01.1967, p. 38).

La noticia, al final, resaltaba que fruto de dichas investigaciones se habían producido las detenciones y afirmaba que celebraban reuniones en el domicilio de uno de ellos en esta capital y difundían el periódico clandestino Mundo Obrero y otros de idéntico matiz po-lítico. En aquellos años, la BPS de Sevilla estaba formada por José Martín Fernández (el Jefe), Alfonso López Domínguez (Inspector jefe) y los inspectores: José Soriano Caste-llón, Francisco Colinas Nieto, Francisco Beltrán Ortiz y Emilio Serrano González. En 1970 llegaría el inspector Antonio Juan Creix, imcrementando la nómina de torturadores.

Desde finales de 1967 Juan José Navarro Escudero, Santiago, formó parte del Comité Provincial del PCE como responsable de organización, sustituyendo a Antonio García Ca-no, que había sido detenido en noviembre de dicho año y condenado posteriormente a cinco años de cárcel.

En abril de 1968 Juan José Navarro y Antonio Iglesias Rodríguez, Alberto, fueron en­viados a París para realizar un curso de formación política. Se encontraron allí. No sabían previamente que ambos habían viajado a Francia con el mismo objetivo por razones de clandestinidad. Antes, Navarro recorrió varios países del Este: la URSS, Checoslovaquia y Alemania del Este. Durante el curso tuvieron como profesores a miembros del Comité Central: Santiago Carrillo, Ignacio Gallego, Antonio Mije, Manuel Delicado, Santiago Álvarez, Tomás García, Federico Melchor, Jesús Izcaray, Eduardo García y Agustín Gó-mez. Coincidieron con el Mayo francés, por lo que el curso terminó antes de lo previsto dada la situación que vivía Francia. El PCE decidió interrumpirlo y poner a los asistentes en la frontera.

Navarro, a su vuelta de Francia, no solo continuó en el Comité Provincial, sino que im-pulsó el desarrollo organizativo de algunos pueblos de la provincia, entre ellos Villaverde del Río y Cantillana, a los que se desplazaba en moto, logrando impulsar la organización y el fortalecimiento de las de las JJCC, del PCE y de CC.OO.. En esta organización tendrá más adelante responsabilidades provinciales y regionales.

 
AUTOR: Ramón Barragán Reina

LIBRO: ANTIFRANQUISMO Y LUCHA OBRERA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR 1960-1975 (2024), páginas 11, 12 y 13.

 

(Continuará)

 

miércoles, 5 de febrero de 2025

PRIMERA PARTE: LA NUEVA GENERACIÓN ANTIFRANQUISTA (2a) San José de la Rinconada

 


San José de la Rinconada y la Vereda de los Solares

En el municipio de La Rinconada el antifranquismo y la organización comunista clan-destina se va a fortalecer en los dos núcleos en los que ya estaba implantada, San José de la Rinconada y la Vereda de los Solares, y se extenderá al pueblo de La Rinconada.

En San José, la actividad antifranquista del PCE local continuará casi sin interrupción, a pesar de ser la localidad que más detenidos había soportado en 1960, pues hombres que habían ingresado en el partido a finales de los cincuenta, tomarán las riendas de la organi­zación. En esta tarea estará en primer lugar Antonio Pérez Ramos, junto a Francisco Moreno Sánchez, Frasquito, y Manuel de la Peinadora, que constituyeron el Comité Local, a petición del partido para dar continuidad a la organización local. Pronto se unirán a él José Castro Donaire, Fernando Ramírez Coca y Carmelo Camisón Lima, domi-ciliados en San José, y José García Mallén, en la Vereda de los Solares, para trabajar acti-vamente y de forma continuada durante muchos años, así como Antonio Marín Ruiz, Antonio el Largo, Juan Saavedra Sánchez, Pancho, y Eduardo Zambrana Guerrero, junto a otros hombres de la Vereda de los Solares. También continuarán otros viejos militantes que ingresaron en el PCE en los años cuarenta o cincuenta: Antonio Muñoz Sayago, An-tonio Aparicio Cruz, Manuel González Torres, Mosquino, Manuel García Mallén y Juan Moreno Pérez.

El empuje lo recibirá la organización local del PCE de los jóvenes (la nueva genera-ción) que desde 1960 comenzaron a participar las filas comunistas, bien directamente al PCE o como jóvenes en células del PCE, que después formarían parte de la UJCE (las JJCC, en adelante), cuando estas se organizaron, separadas del partido, entre 1962 y 1963.

En 1960 comenzaron su actividad política: Juan Hidalgo Navarrete, Juanele (Puebla de Cazalla, 1935); Juan Cantón Martos (La Rinconada, 1940); Miguel Macho Rodríguez (Villanueva de San Juan, 1944), que llegó al Barrio en 1951 con su familia, después de que su padre, carabinero durante la guerra, cumpliese la condena que le impusieron des-pués de la guerra; y Antonio Rodríguez Fernández, Antonio Trigo (El Rubio, 1943). Junto a ellos se integró en las filas del PCE Avelino Bernal Hacha (Corteconcepción, 1930-Gavá, 2008), que es un caso especial de afiliación tardía en comparación con las demás, a pesar de haber llegado al municipio en los años cuarenta. Por las mismas fechas o quizás algo más tarde, comenzará la participación en el PCE de Manuel González Corro, Mosquino (La Rinconada, 1945-2009), siguiendo los pasos de su padre.

Entre 1961 y 1962 se afiliaron un importante número de jóvenes,1 tanto en San José como en la Vereda de los Solares, gracias a la actividad de militantes mayores. Algunos de ellos fueron: Mariano Membrives Molina; Antonio Iglesias Rodríguez; José Vega Carrero, Pepillo el Feo, fallecido en 2002; José Asencio García, José Chica Hernández, fallecido en 2012, y José Saavedra Sánchez (Graena, 1939). José Saavedra recuerda que con él, en la misma célula, estaban Joaquín González Plaza, natural de Montoro (Cór-doba) y Al-fonso Zambrana Guerrero, nacido en Olvera (Cádiz) y cuñado de José García Mallén. En este grupo se incluye también a Manuel Martínez Vela, activo militante de las JJCC, que murió en febrero de 1968 con 24 años de edad. Su entierro se convirtió en una gran manifestación de dolor, con fuerte sentimiento comunista. Lo llevaron a hombros hasta el cementerio de San José de la Rinconada, a pesar de la oposición de la Guardia Civil, que no pudo hacer nada para impedirlo. La dirección de la Azucarera, donde trabajaba, permitió que los trabajadores pudieran asistir al entierro, parando la fábrica durante dos horas.

En 1963, año decisivo para la reorganización, Juan Menor Luque, Rafael, vivió clandestinamente, durante unos meses, en casa de Anita López Baena, y en abril volvieron, en libertad condicional, los que estaban presos en la Prisión P. de Cáceres:

-Rafael Contreras Angorrilla, el Zapatero, que mantendrá la actividad política, aunque en un segundo plano y que desde 1967 vivirá en la Bda. Almonazar, pero mantendrá su zapa-tería en la calle San José, que seguirá siendo lugar de reunión clandestina con otros miem-bros del PCE. Falleció en diciembre de 1980.

-Antonio García Romero, Barbate, que seguirá participando y asumirá la responsabilidad política del Comité Comarcal del PCE de la Vega Media, junto con Bartolomé Re-yes de Villaverde del Río, durante un tiempo. Falleció en 1991.

-José Manuel Casado Vázquez, que perdió trágicamente, en 1963, la única hija que tenía de su primer matrimonio, continuará políticamente en activo hasta su muerte en 1973.

Los tres gozaron siempre de la admiración, respeto y aprecio de todos sus compañeros de partido, debido a su humanidad, entrega generosa y trabajo político. En 1979 Rafael y Antonio y otros viejos militantes recibieron un homenaje organizado por el PCE local. Fueron los que habían completado la travesía desde 1936 a 1976.

Juan Menor se reunirá en más de una ocasión con los llegados de la cárcel. A esas reu­niones se unirán con frecuencia José Castro Donaire, Antonio Pérez Ramos y Máximo Darío Catalina Díaz (Osorno-Palencia, 1938), que a finales de 1961 había vuelto a San José, donde estuvo hasta 1964. También se reunió con militantes de otras localidades de la comarca y asistió a algunas de sus celebraciones familiares.

De forma simultánea, en 1963, se constituirán las Juventudes Comunistas en San José de la Rinconada y continuará la afluencia de jóvenes hacia ellas. Este proceso se produce a la vuelta de Terrassa (Barcelona), de Florindo García Castillo (Santiponce, 1944), Mi-guel González Mejías y Valeriano López, sobrino de Anita López. Allí habían llegado en 1962, junto a otros jóvenes, incluida una hermana de Florindo, Antonia, para trabajar y conocer otros ambientes. Radio Pirenaica, la cual oían diariamente, les servía de guía en su actividad clandestina. Se reunía con ellos Antonio Galván Rojas, que vivía con su familia desde 1958 en Hospitalet de Llobregat y que no volverá a San José hasta 1969. A partir de ese año jugará un importante papel tanto en organización local y comarcal como en la provincial.

A partir de 1963 la integración a las JJCC fue masiva, tanto en la Vereda de los Solares como en San José, alcanzando la cifra de los 300 jóvenes afiliados o quizás más, según algunos testimonios, a final de la década. El PCE tendría en 1969, según Antonio Galván, 23 células funcionando, que supondrían unos 150 militantes. Todo un récord sin preceden-tes en la comarca.

Entre 1963 y 1964 comenzaron a participar en las JJCC: Antonio Luque Artacho, hijo de Manuel Luque, el Cura Borrico; Modesto Hidalgo Navarrete (La Puebla de Cazalla, 1937); los hermanos Miguel y Antonio Espinar Álvarez; Carmelo Acuña Mendía (Santa María de las Navas-Montemolín, 1945), así como su hermano Luis, Antonio Palomino Caba, que se afilia en Francia en 1963, y Lorenzo Gallardo Durán, el Monaguillo. Otros, por diversas circunstancias, lo hicieron directamente al PCE: Rafael Rica Castro, que se afilió con dieciséis años cuando ya trabajaba en HYTASA; Salvador Gutiérrez Chía (Gi-lena, 1940), que vivía en Vereda de los Solares, y José Martínez Vela, en 1964, con die-ciocho años de edad.

Entre 1965 y 1970 comenzaran a participar igualmente en las JJCC: Leandro Escudero Segura; Antonio Alvarado Moya; Pedro Palomino Cava, Pedro Cornejo Fernández; Rafael Fernández Rodríguez, Pataleto (Alanís, 1948); Rafael Gómez León; Antonio Meléndez Caro (La Lentejuela, 1946); José Anaya Ramírez; José Rodríguez Fernández; Pablo y Fé-

lix Barbero Monroy (Cañaveral, 1942 y 1950, respectivamente); Manuel Saavedra Sán­chez; José Jiménez Berral y sus hermanos Antonio y Francisco, y, además, Luis Moya, los hermanos Antonio, Juan y Miguel Ocaña García, Adrián Maya Maya, Francisco Repiso, Marcelino Torres, Manuel Mármol Quesada y otros muchos más. Hacia 1966 Francisco Cadena Silva (La Lentejuela, 1911) decide su integración en el PCE, aunque llevaba años colaborando. Al final de la década de los sesenta Nicolás Martín Gómez (Marinaleda, 1948) ingresó en el PCE al poco tiempo de llegar a San José. Se casó posteriormente con Carmeli Durán Oña, militante de la HOAC, con fuerte compromiso social. Ambos par-ticiparon activamente en el movimiento asociativo de la localidad. Nicolás Martín falleció en el año 2002. En 1970, después de las huelgas de la construcción en Sevilla, en las que participó activamente, se afilió Manuel Ríos Carrasco, nacido en San Jerónimo en 1938.

 
AUTOR: 
Ramón Barragán Reina
 
LIBRO:  
ANTIFRANQUISMO Y LUCHA OBRERA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR 1960-1975 (2024), páginas 8,9 y 10.