martes, 17 de junio de 2025

SEGUNDA PARTE: LA ACTIVIDAD ANTIFRANQUISTA 3N LA EMIGRACIÓN (8)

 

La actividad antifranquista en la emigración

En Cataluña

Francisco Guerrero Granado, natural Láchar (Granada), vecino de Alcalá del Río, con domicilio en Finca La Atalaya, de 21 años, soltero, agricultor, fue detenido en Barcelona del 21 de noviembre de 1968. Estuvo en prisión hasta el 4 de diciembre junto otros dos trabajadores. Trabajaban en la fábrica JORESA de Sardanyola, donde formaban parte de CC.OO. El juicio se celebró el 14 de enero de 1970, siendo condenado por el TOP, al igual que los otros dos, a 1 año, 6 meses y 1 día de arresto menor por el delito de asocia-ción ilícita.

En 1970 se establece en San Juan Despí Barcelona, Antonio Barragán Rodríguez, natural de Cantillana. Allí continuó organizado en el PSUC y en CC.OO., participando en la lucha obrera y antifranquista.

También en 1970, el 2 de octubre, llegó a Barcelona José Manuel Romero Sánchez, hijo de José Romero Quintana. Su salida de Cantillana se debe considerar como un destierro encubierto, obligado por la Guardia Civil a raíz de la detención de su padre. Se estableció en el barrio obrero de Verdún (Distrito de Nou Barris) y trabajó en un puesto del Mercado Municipal. Desde que llegó se incorporó a las luchas vecinales y obreras. En 1971, año en el que se llevó a su hermano Victoriano, se integró en el PSUC en su barrio y en CC.OO.. En septiembre de 1973, varios meses después de la muerte de su padre, toda la familia, que aún quedaba en Cantillana: madre, abuela y sus dos hermanos menores, se reunió en Barcelona. En 1975 se trasladaron a San Andrés de la Barca (Bajo Llobregat). Allí cola-boró en organizar la primera célula del PSUC y en 1979 sería concejal de su Ayunta-miento. José Manuel fue también Secretario General de CC.OO. de la Zona Norte del Bajo Llobregat. En la Navidad de 1986 falleció Teresa Sánchez Salguero, su madre. Te-resa sufrió mucho antes de irse a Cataluña. Vivió la incomprensión y el vacío de muchos cantillaneros y cantillaneras y recibió amenazas parte de algunas autoridades. Teresa me-rece nuestro respeto y reconocimiento como una víctima más del franquismo y del am-biente represivo creado por el régimen. Así debemos recordarla.

Valentín García San Eufrasio, natural de La Rinconada, vecino de Terrassa, de 20 años, de profesión yesero, fue detenido junto a otros trabajadores el 23 de septiembre de 1972 y puesto en libertad cinco días después. Les acusaron de formar una célula de los jóvenes del PSUC y de que pagaban 50 ptas., así como de recibir Mundo Obrero y Nuevos Hori-zontes. El 23 de mayo de 1975 fue condenado por el TOP a 2 meses de arresto mayor por ser menor de edad por un delito de asociación ilícita.

José Pérez Ocaña (Cantillana, 1947) emigró a Barcelona en 1971. Se propuso salir del asfixiante y repre-sivo ambiente cultural-religioso de su pueblo, aunque la esencia (la fragancia, como él diría) de Cantillana siempre vivirá en él hasta su muerte. Ocaña, como será siempre conocido, no pudo recibir la formación necesaria que sus inquietudes artís-ticas requerían: su familia no podía. Trabajó encalando paredes, junto a su tío Juan Pata-can, donde para subsistir seguirá ejerciendo allí el oficio de pintor de brocha gorda y vi-virá humildemente en una buhardilla de la Plaza Real. Allí, sin ocultar su condición sexual, surgirá el artista que llevaba dentro. Se convirtió en pintor naif, con una crea-tividad basada en imágenes que forman parte la tradición y costumbres cantillaneras: vír-genes, altares, ángeles, monaguillos, flores o mantones, o sea, sus fetiches, con un esti-lo inconfundible, pero cultivando también el retrato y el paisaje. Por las Ramblas paseó, travestido, su forma de entender la vida y el arte sin ningún tapujo, de forma transgresora y ácrata, a plena luz del día.“Transformó las Ramblas en un espacio maravilloso de liber­tad”, recuerdan sus amigos. Siempre tuvo a mano un bombín o una peineta y unos man­tones, por si hacía falta. Fue protagonista de los cambios culturales que se vivían en Bar­celona en los años finales del franquismo, y como militante homosexual luchó por defen­der esta condición en unos momentos nada fáciles, cuando imperaba aún la represión franquista. Protagonizó la película Ocaña, retrato intermitente dirigida por Ventura Pons, que será exhibida en el Festival de Cine de Cannes, donde se paseó con mantón y peineta. Sus cuadros se expondrán en Santander, Zaragoza, San Sebastián o Palma de Mallorca. Él nunca se desvinculó de su pueblo. Falleció en Sevilla, en septiembre de 1983, de un fallo hepático cuando se reponía de las quemaduras que había sufrido en Cantillana al incen-diarse el disfraz de sol, con papel, tela y bengalas, que lucía en las Fiestas de la Juventud cantillanera, a las que asistía cada año.

En 1985 sus obras se expusieron en el Museo Español de Arte Contemporáneo de Ma­drid. Su popularidad y recuerdo perdura como pintor y actor, como artista polifacético, novedoso y trasgresor, precursor de la performance, combinando diferentes formas de expresión artística con espontaneidad, que tanto prodigó en las Ramblas barcelonesas.

En países europeos

Los militantes comunistas de la Vega Media sevillana que tuvieron que emigrar se implicaron en la lucha antifranquista en el exterior, manteniendo la solidaridad con sus pueblos y con la lucha por la libertad en España. Algunos iniciaron su militancia política y/o sindical en el país donde emigraron.

Alemania y Francia fueron sus destinos principales, y en esos dos países continuaron las actividades antifranquistas organizadas por el PCE, cuya coordinación realizó la Co­misión de Francia, con sede el París, a pesar de las limitaciones que ambos países imponían a la acción política de los inmigrantes. Salir de España era salir de la clandes-tinidad asfixiante del franquismo, pero llegar a Alemania o a Francia no era llegar al paraíso de la libertad soñada. La actividad política les estaban prohibidas, al igual que pertenecer a cualquier partido político, y los gobiernos franquistas no dejaron de pre-sionar (amenazas incluidas) a los gobiernos de esos países y de todos los que recibieron mano de obra española para que impidieran las actividades antiespañolas, como ellos las llamaban. Sí podían sindicarse libremente, aunque no tuvieron plenos derechos sindicales hasta 1972, y pertenecer a asociaciones culturales o de otro tipo, siempre que mantu-viesen, en un principio, un carácter apolítico.

En Alemania Occidental (RFA), donde imperaba un fuerte anticomunismo compartido por los tres principales partidos, el Partido Comunista de Alemania (KPD) había sido ilegalizado en 1956 por decisión judicial, por lo que el PCE tuvo poco apoyo. Por esas razones, mantuvo estrechas relaciones con la Alemania Oriental (RDA), convirtiéndola en su retaguardia organizativa, con sede en Berlín, hasta 1968. Tampoco dieron muchos frutos los contactos con el Partido Comunista Alemán, que surge ese mismo año. Para col-mo, esta cooperación le causó graves problemas en la RFA. Los comunistas españoles siempre fueron vistos con recelo por las autoridades alemanes, y en algunos casos sufrie-ron seguimientos, persecución y represión gubernamental, con detenciones y alguna ex-pulsión de su territorio.

Las dificultades en suelo alemán fueron compensadas por el PCE con una militancia ac-

tiva y disciplinada y a una eficaz estrategia: la política de infiltración de todas las estruc-turas útiles, formulación de la propaganda del partido en términos amplios, apelación a estrategias unitarias y, sobre todo, la disciplina y pericia organizativa de sus militantes.

En Francia, el PCE había sido ilegalizado en 1950, por lo que sus dirigentes y militantes tuvieron que recurrir a la clandestinidad o semiclandestinidad, pero contaron en todo mo--mento con el apoyo y la ayuda del PCF, de la CGT y de una parte importante de los exi-liados en 1939, afiliados también a las citadas organizaciones, lo que les permitió una mayor movilidad dentro de los márgenes legales. También en este país el activismo de izquierdas dentro del ámbito asociativo de la emigración recayó sobre el Partido Comu-nista con la creación de asociaciones o la presencia activa en otras.

Alemania

En 1962, José Algaba Alfonseca, de Brenes, marchó a Düsseldorf, capital del estado fe­deral de Renania del Norte-Westfalia. Desde que llegó, se integró en la organización ale-mana del PCE. “Participaba en el PCE de allí para la solidaridad con los españoles, re-caudando dinero para la lucha, y haciendo manifestaciones contra la dictadura. Nadie denunció nunca nada en el Consulado, ni el Consulado nos denunció nunca”.

En Düsseldorf estaba uno de los comités de zona que coordinaban la acción de los co­mités locales y comarcales más cercanos y existió un Centro Obrero Español ubicado en locales de la Federación Alemana de Sindicatos (DGB), como contribución a las actividades antifranquistas, en el que participaban militantes de UGT y del PCE. En 1970 los comunistas crearon una Comisión de Solidaridad con CC.OO., al igual que en otras muchas ciudades alemanas. Todos los 1º de Mayo los trabajadores españoles más cons-cientes se manifestaban junto a los alemanes, portando –en muchos casos– banderas repu-blicanas y banderas rojas y coreando lemas contra la dictadura franquista, que la Emba-jada y consulados españoles denunciaban a las autoridades alemanes al ser considerados “actos hostiles antiespañoles.” Además, todas las movilizaciones obreras de gran reper-cusión en España y los actos de represión de la dictadura tuvieron su contestación por parte de los emigrantes de las principales ciudades alemanas, contando casi siempre con el apoyo de la DGB y en algunas ocasiones, de los estudiantes alemanes. Así ocurrió desde las huelgas mineras de 1962 hasta las últimas ejecuciones de la dictadura en 1975.

Antonio García Mahindo, Cristino, de Cantillana, emigró en 1963 a Alemania. Trabajó en Essen y al año se trasladó a una localidad cercana a Düsseldorf, donde estuvo hasta bien entrados los años setenta yendo y viniendo, y trabajando algunas temporadas en Se­villa. Fue en Alemania donde ingresó en el PCE hacia 1964. Participó en algunas huelgas de su empresa y en la recogida de dinero para el PCE y los presos políticos en España, que canalizaban a través de Marcos Ana (Francisco Macarro Castilla), director y propa-gandista del Centro de Información y Solidaridad con España (CISE), creado por el PCE en 1962. Cristino fue al mitin de Santiago Carrillo, que se celebró en la explanada de la Universidad de Frankfurt el 30 de abril de 1972, al que asistieron miles de emigrantes es-pañoles, y visitó -en más de una ocasión- el Centro Cultural García Lorca de Bruselas.

Antonio Piedra Magro, el Barquero, destacado militante comunista de Brenes, emigró a Alemania en 1963. Estuvo allí cinco años. Se estableció en Palingenesia, un distrito rural del Estado federal de Baden-Wurtemberg. Los contactos con el PCE se producían en Munich, donde asistía a charlas, reuniones, participaba en acciones antifranquistas y reali-zaban colectas de solidaridad con España. A los dos años y medio, se fue con su hermano a Oberkirch, en el mismo estado federal, cerca de la frontera con Francia, y trabajó en una fábrica de papel. En esta localidad tuvo más contacto con el PCE, pues iba a París con cierta frecuencia. Volvió a Brenes en 1968 para continuar la lucha por la libertad.

Manuel Durán Gil, Remolino, cantillanero, estuvo seis meses en el año 1963 y otros seis meses en 1965 en Ludwigsburg (Luisburgo) en el centro de Baden-Wurtemberg. Allí participó en la acción antifranquista repartiendo propaganda del PCE y asistiendo a las manifestaciones que se celebraron en aquella ciudad.

David Balmaseda Aguilera, desde Cuerva (Toledo), su localidad natal, emigró a Ale-mania en 1964. Encontró trabajo en el Aeropuerto de Frankfurt, ciudad en la que residió. Allí se afilió al PCE en 1969, animado por José Asencio García, que había llegado a Frankfurt en 1968, después de ser despedido, junto a otros compañeros, por la huelga de julio de aquel año en FASA Renault, donde era miembro del Jurado de Empresa y de CC.OO.. Ambos participaron en la acciones antifranquistas que se promovieron en Alema-nia. Una de las acciones más significativas, de la que me habla David Balmaseda, se produjo en enero de 1969, cuando fue torturado y asesinado por la policía el estudiante Enrique Ruano, miembro del FLP, y el Gobierno había decretado el Estado de Excepción en todo el territorio nacional el 24 de enero. Ese mismo día unos 200 españoles tomaron al asalto el consulado español en Frankfurt y arrojaron desde las ventanas del edificio ma­teriales de las oficinas consulares, hasta que fueron desalojados por la policía. Se creó un organismo unitario, el Comité Permanente contra el Estado de Excepción, en que partici­paron el PCE, el PSOE, la UGT y militantes de la HOAC. Una nueva manifestación, el jueves 30 de enero, pasó ante el consulado, el Banco Español y la Casa Americana en Frankfurt. Los actos en esta ciudad culminaron en una manifestación de protesta, no auto­rizada, de 2000 estudiantes alemanes y trabajadores españoles, durante la cual la policía alemana detuvo a tres alemanes y un español que fueron puestos en libertad. David estuvo en Frankfurt hasta 1971, estableciéndose en San José de la Rinconada. José Asencio volvió a Sevilla en 1970 para estar presente en la vista del recurso contra FASA, ya men-cionado anteriormente. Al ser desestimado, marchó de nuevo a Alemania y estuvo allí unos dos años más.

En 1968 el cantillanero Manuel Martínez García, Calentito, llegó a Frankfurt. No era la primera vez que iba a Alemania a trabajar. Ya en 1963 estuvo un par de años trabajando en unas minas de carbón, pero cuando volvió a España le prohibieron volver a pasar la frontera. Estaba fichado por participar en actividades antifranquistas. No obstante, logró salir y pudo volver a Alemania en 1968 hasta 1973. En Frankfurt le tocó vivir importantes acciones antifranquistas, conocer la constitución de la Coordinadora de Alemania de Comisiones Obreras de Solidaridad los días 28 y 29 de marzo de 1970 se reunieron en Frankfurt delegados de trece ciudades alemanas de las Comisiones de Solidaridad de CC.OO., y asistir al citado mitín de Santiago Carrillo en 1972.

Francisco Canelo Ruiz, de Brenes, casado en 1963 con Gracia Ortiz Rodríguez, se fue a Alemania en 1964, donde estuvo nueve meses. En 1970 volvió a Alemania, a una locali­dad cercana Osnabrük, durante 14 meses. Después, todos los años, iba a Francia en las temporadas de la remolacha. Recuerda que en Alemania leía y repartía un periódico del PCE que se editaba para la emigración (Información Española) y que en Francia leía el Mundo Obrero. Toda su vida ha mantenido la afición a la lectura, a pesar de no haber podido ir a la escuela, pues comenzó a trabajar en 1940, con siete años de edad.

En Düsseldorf, con José Algaba Alfonseca, estuvieron varios de sus sobrinos. Uno de ellos. En 1972 llegaron a aquella ciudad su sobrina Antonia Algaba Noa y Carmelo Toledano Marchena, recién casados. Nada más llegar tomaron contacto con el PCE, que ya estaba avisado de su llegada. Participaron en la preparación del VIII Congreso del PCE, celebrado en agosto de aquel año. Junto a las movilizaciones contra la dictadura y en solidaridad con los trabajadores españoles, Carmelo recuerda que una actividad fundamental era difundir Información Española, el periódico del PCE para los emigrantes españoles, y Mundo Obrero, cuando llegaba. También, Nuestra bandera, Libertad para España o La voz del campo. Recaudaban dinero para el partido y para los presos políticos antifranquistas y sus familias. En 1974, Antonia y Carmelo, antes de volver a España, fueron a Ginebra (Suiza) al mitin de Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, organizado oficialmente por el Partido del Trabajo de Suiza. Este mitin, previsto para el 23 de junio, fue prohibido por las autoridades suizas, pero pudieron grabar sus discursos, que fueron oídos por los miles de españoles concentrados en el complejo deportivo de Les Vernets. Do-lores, antes de la audición de los discursos, desafiando la prohibición, dijo: “Ya que no nos dejan hablar, vamos a cantar”. Y entonó una vieja canción obrera:

Jóvenes obreros

nuevos proletarios

venid a nosotros

venid sin temor.

De una idea santa

somos partidarios

somos precursores de un mundo mejor

a engrosar nuestras filas venid

a prestarnos ayuda llegad

que es preciso emprender ruda lid

por la causa de la humanidad.

Es del socialismo la roja bandera

la que tremolamos sin nunca ceder

ella constituye nuestra vida entera

y bajo sus pliegues hemos de vencer

¡Y venceremos!”.

A Bremen Alemania, llegaron Emilio Algaba Gaona (del 1968 al 1975) y José Algaba Noa (del 1971 a 1979), ambos de Brenes. Trabajaron de soldadores en los astilleros Vulcan, en Blumenthal, distrito de Bremen, junto al Río Weser. Emilio, que llegó antes, sintió necesidad de información y contactos para continuar la actividad política. Los consiguió a través de su tío José Algaba. Cuando llegó José, su primo, organizaron el PCE en aquella ciudad. Participaron, asimismo, en el Centro Español de Bremen, que tenía subvención del Consulado español. Emilio consiguió que el Centro Español organizara una excursión para asistir a un mitin del PCE en Bruselas celebrado el 1 de noviembre de 1970. En los 1º de Mayo participaban en la manifestación con la bandera republicana, que los alemanes más jóvenes de Bremen desconocían.

Cuando en marzo de 1972, dos trabajadores de la empresa Bazán de El Ferrol fueron asesinados por la policía franquista, enviaron dinero a los familiares de uno de ellos. Emilio estuvo en contacto por carta con una de las viudas.

En diciembre de 1969 Rafael Gómez León se fue a Alemania, poco después de protago­nizar el conflicto de la construcción de los pisos de la Barriada La Paz de San José de la Rinconada. Estuvo en Heilbronn (Estado de Baden-Wutemberg) hasta mayo de 1976. De-sarrolló desde que llegó una amplia actividad de solidaridad y organización con la emi-gración. Crearon un Centro Cultural y Democrático para españoles. Él fue el tercer presidente. Estaban en un local cedido por el Ayuntamiento de la ciudad, aunque tuvieron que cambiar algunas veces de ubicación. Organizaron conferencias y realizaron activida-des, cuya finalidad era doble: concienciar y recoger dinero para el partido y los presos. También crearon una Cooperativa de Consumo de productos españoles, que escaseaban en Alemania, y no se olvidaron en ningún momento de repartir Mundo Obrero a militantes y simpatizantes y el periódico Información Española. En 1971 fue al mitin de Santia-go Carrillo, Dolores Ibárruri, la Pasionaria, y Jacques Duclos celebrado en el Parc Montreau de Montreuil, organizado por el PCF. Se reunieron 50.000 españoles.

En 1972 asistió al mitin de Santiago Carrillo celebrado en Frankfurt, y en agosto se casó con Conchi García Castillo en San José de la Rinconada. Volvieron a Alemania, donde nació su primera hija. En 1974 asistieron el mitin del PCE en Ginebra y en mayo de 1976 volvieron para continuar la lucha por las libertades democráticas en San José.

Lorenzo Gallardo Durán se fue a Alemania en los primeros meses de 1970, volviendo para hacer la mili, y José Martínez Vela lo haría en 1972. Eran vecinos de San José de la Rinconada y trabajaron en la fábrica OPEL de Rüsselsheim. Estuvieron vinculados al PCE, frecuentando el Centro Cultural Obrero Español y el Club Voltaire, donde se reunían militantes de izquierda ale-manes y españoles (comunistas, anarquistas y socia-listas). Como en los casos anteriores repartían la prensa del partido y “participando en manifestaciones y otras acciones cuando en España había detenciones o juicios”, me ase-gura José Martínez, que también asistió al mitin de Santiago Carrillo, el de la explanada de la Universidad de Frankfurt. Lorenzo recuerda, asimismo, una huelga en la OPEL or-ganizada por IG Metal (Sindicato del Metal de Alemania).

Francia

Antonio Muñoz Sayago llegó a París en 1957. Había nacido el 29 de abril de 1932, en Calaña (Huelva). Su padre, tal como ha quedado recogido al referirme a su hermano An­drés, fue asesinado por los militares y fascistas en septiembre de 1936 junto a un hermano de su madre y a una mujer embarazada. Vivió durante la guerra en Valencia del Ventoso (Badajoz) y en Santiponce desde 1939, donde trabajó en el campo y en la construcción. En 1954 se trasladó con su familia a San José de Rinconada. Esta localidad trabajó con la empresa Colomina G. Serrano en diversas obras. A la vista de lo poco que se ganaba, decidió emigrar a Francia, pero le negaron el pasaporte por los antecedentes familiares. Después de trabajar un tiempo en el Bar Pompadour de San Sebastián. Allí le dieron un pase de 24 horas para poder pasar la frontera. En 1957 llegó a París. En aquellos momen-tos, en Francia, había huelgas y poco trabajo, pero entabló amistad con exiliados espa-ñoles, que lo mandaron con otros emigrantes a una localidad cercana a la frontera con Alemania, pudiendo en Estrasburgo arreglar los papeles de residencia y trabajo en Fran-cia. Volvió a París, donde residió y encontró trabajo en Citröen. Se afilió en 1960 a la CGT. Conoció a Paula Torres Rubio, natural de Villacañas (Toledo), que pertenecía a las UJCE (las JJCC), y se casaron. La familia de Paula se fue a Francia, pues un tío suyo, Juan Rodergo Rubio, comunista, había sido fusilado cuando los militares franquistas to-maron Toledo. En Paris perteneció a la célula comunista que se reunía en Villejuif (París), en la que estaban la madre y el hermano de Julián Grimau. La actividad era clan-destina, pero podían moverse mejor que en España, pues había cierta tolerancia. Participó en el VII Congreso del PCE, celebrado a mediados de 1965. No dejó de participar en las accio-nes antifranquistas que se promovieron en Francia. Volvió con toda su familia a San José de la Rinconada en 1992. Paula, su mujer, falleció en 2006.

Manuel Aguirre Pérez (Garibaldi), tras la detención de comunistas sevillanos en 1963,

emigró a Francia. Vivió en a Belleville Sur Rhône, cerca de Lyon. Desde que llegó estuvo en contacto con el PCE y las actividades antifranquistas que pudieron organizar. Sus dos hijos nacieron en aquella localidad francesa: Lydia, en 1966, y Alejandro, en 1969. Volvió a España en 1971. Continuó vinculado a la lucha por la democracia a través de la activi-dad sindical en CC.OO. de ISA.

Cayetano Gil Murillo, que en 1975 se instalará en San José de la Rinconada, tuvo que exiliarse a Francia en 1962, pues fue despedido, junto a otros miembros de la Comisión Obrera de ISA, por participar en la huelga de junio de ese año en su empresa. Pronto en­tró a trabajar en otra empresa, pero le llegó la noticia de que estaba en “busca y captura”, por lo que decidió irse a Francia. Llegó a Vich y se trasladó a Puigcerdá. Pasó la frontera, después de diversos intentos, arrastrándose por el suelo y aprovechando el ruido de fiestas cercanas. En París, en la sede de la redacción de l'Humanité, se entrevistó con españoles, que lo asesoraron. Consiguió asilo político y trabajo. Vivió en Ivry, localidad anexada a París. Allí se casó y nacieron sus tres hijos. Integrado en el PCE, participó en la actividad del partido y acciones de solidaridad con la lucha antifranquista y los presos políticos españoles. Un momento importante cada año era la Feria Internacional de L'Humanité. Esta feria, organizada anualmente por el PCF, servía para que los partidos comunistas clandestinos en sus respectivos países, cada uno con su stand propio, pudieran exponer libremente sus programas de acción y la realidad en las vicisitudes que vivían.

Juan Rodríguez Rodríguez,brenero, estuvo en Francia, en Riom, del departamento de Puy-de-Dôme (región de Auvergne), en 1963, aunque sólo el tiempo del contrato, por lo que en 1963 estaba de nuevo en Brenes. Allí asistió a charlas políticas y participó en las acciones antifranquistas.

Antonio Palomino Caba (Cortijo Chapatales-La Rinconada, 1933) emigró a Francia en 1963. Vivió con su familia entre 1963 y 1972 en la localidad de Aspiran, aunque trabajó en una fundición en Pézenas, localidad situada a 13 km. de la suya. Después trabajó en la construcción y también en el sector agrícola, repartiendo carbón y gas-oíl por las localida­des (comunas) de su departamento y trabajando, además, en la viña de su patrón. Fue en Pézenas donde se integró en el PCE, formando parte de su agrupación local desde 1963. Apenas tenían actividad, pues la actividad política (manifestación, reunión y asociación) de los inmigrantes estaba bastante restringida y mucho más para los comunistas. Eso no impidió que recaudasen dinero para los presos antifranquistas en España y ayudasen en concreto a Máximo Darío Catalina cuando estuvo preso en 1967. No obstante, cuando llegó el Mayo del 1968 y las huelgas se extendían por toda Francia, Antonio, con la ayuda de un exiliado español, nacionalizado francés y militante del PCF y de la CGT, logró que algunos compañeros de trabajo y del partido accedieran a reunirse con los patronos y realizar varios días de huelga intermitente durante dos semanas para conseguir mejores condiciones trabajo. La reunión la tuvieron en el Ayuntamiento de la comuna. Los patro-nos no se opusieron a las propuestas. Entonces, Antonio ya estaba afiliado a la CGT, con sede en Pézenas, y formaba parte del Comité Provincial (Distrito) de Hérault. En 1964 estuvo con él su hermano Pedro, que también se implicó en las acciones antifranquistas durante los dieciocho meses que permaneció en suelo francés. A su vuelta ingresó en las JJCC.

En 1972, Antonio Palomino se trasladó a Nyons, situada en el departamento de la Drô­me, con capital en Valance, donde vivió con su familia hasta 1982. En Nyons no estaba el partido organizado. En poco tiempo consiguió organizar una agrupación local del PCE, que llegó a tener 27 militantes. En la empresa de la construcción donde trabajaba organi-zó un sindicato, vinculado a la CGT con sede en Valance. La experiencia de organizar un sindicato de empresa se propagó a otras empresas de la localidad. Un empresario pagó a un marroquí para que lo eliminara. Su hermano José le avisó, y ocurrió que el marroquí se lo contó. Consiguió crear una Unión Local, ayudado por Bernard Doucer, un francés militante del PCF, de la que fue secretario general, aunque oficialmente figuraba otro francés, Alen Bracent. La actividad sindical en su empresa y en las demás sirvió para dignificar su trabajo, mejorar las condiciones y los salarios, consiguiendo que cumplieran la legalidad laboral francesa. También en Nyons, Palomino creó en 1976, con otros espa-ñoles, una Escuela Española para los hijos de los emigrantes, de la que fue el primer pre-sidente. Consiguieron que la legalizaran y subvencionaran. Junto a estas actividades, rea-lizaron cursillos políticos para militantes del PCE y un conjunto de actividades en soli-daridad con la lucha antifranquista en España, tales como: informar de la situación espa-ñola,a través de la prensa del partido; participar en la celebración anual de las Fiestas de la Tamariciera (fiestas del PCE) en Avignon, en las que actuaban cantantes franceses y españoles y se organizaban mítines, a los que asistió Santiago Carrillo, Marcelino Cama-cho y otros dirigentes comunistas, y en las que recogían dinero para el partido, mediante el bar, rifas y unos gorros chinos; en Navidad y otros momentos del año hacían viajes a Le Perthus para comprar productos españoles, que después vendían, haciendo rifas y fiestas con un ambigú, en el que servían bebidas y comida española, y llevaron a cabo campañas de solidaridad con los presos en España y ayudaron, por ejemplo, a Antonio Iglesias Ro-dríguez, cuando estuvo en la cárcel entre 1973 y 1975. En 1982 volvió a San José de la Rinconada con su familia aumentada, ya tenían cuatro hijos.

En 1964 emigró a Francia Apolonio Zarza Camarero (Montillana-Granada, 1932). Resi­día en una de las parcelas de la finca Chapatales, en La Rinconada. En 1968 ya estaba in­tegrado en el PCE, participando en las acciones antifranquistas del exterior. Ingresó en el PCE influenciado por su cuñado, Francisco Martínez Avilés (Piñar-Granada, 1920), que también había vivido en Chapatales y era amigo de José Manuel Casado Vázquez. En 1974 volvieron a España y se establecieron en Cataluña.

Rosalino Daza Jiménez salió de Brenes a los 18 años de edad, en octubre de 1965. Se estableció en París, en La Bastilla. Allí estuvo hasta 1968, por lo que vivió activamente el Mayo francés, igual que Apolonio Zarza. Trabajó en diversas carpinterías para aprender el oficio de ebanistería y cultivó su afición por la ciencia. Fue allí donde se afilió al PCE, del que recibió la preparación necesaria para cuando volviese. En sus viajes de vacaciones, traía, como él dice, la maleta llena de libros clandestinos. En Brenes, a su vuelta, se convirtió en convirtiéndose en organizador de la juventud comunista brenera.

Andrés Serrano Agudo, de La Rinconada, se fue a Francia, a Ivry-sur-Seine un barrio de París, en 1969. Allí estuvo tres años, hasta 1972. Asistía a las reuniones del centro español (el que habían organizado los exiliados) y participó en acciones de solidaridad. Recuerda que cuando el Proceso de Burgos (1970) se produjeron paros en todas las fábricas.

Desde finales de los años cincuenta y durante la década de los sesenta, los breneros Emilio y Ramón Algaba Alfonseca iban todas las temporadas de la remolacha (Ramón los siete meses seguidos y Emilio dos veces al año, para la escarda y para la recogida). Tuvie­ron contactos con el PCE en Francia y recogieron dinero para los presos españoles en las reuniones con militantes y simpatizantes. También vivió una experiencia similar Alejan-dro Jareño Quiñonero, que tuvo que participar en la emigración temporera. De San José de la Rinconada también hubo comunistas que participaron en la emigración temporera de la remolacha en Francia. Este fue el caso de Manuel García Mallen, que además trabajó unos meses en Citröen y en Renault. Estuvo yendo y viniendo durante ocho años. entre 1965 y 1973, participando allí en acciones antifranquistas.

Hubo otras salidas obligadas, directamente motivadas por la situación de represión de la dictadura franquista. Fue la que vivió Leandro Escudero Segura, cuando en 1974 tuvo que exiliarse y residir durante un año en Luxemburgo, acompañado de su mujer, Antonia Gar­cía López, que recojo en un apartado anterior.

Suiza

Desde Cantillana, José Navarro del Cuerpo emigró a Suiza en 1970, cuando ya tenía 37 años de edad. Allí los militantes comunistas tenían las mismas dificultades que en los o-tros países europeos. Estuvo en Schaffhausen y también en Lucerna, menos tiempo. Se-gún publicaciones de CC.OO., los emigrantes españoles participaron activamente en 16 huelgas de la construcción en 1970 y 21 en 1971, porque era el sector de la emigración peor tratado en sus condiciones laborales, de vida y humanas. Los dos actos antifranquis-tas que José recuerda de forma muy especial fueron: el mitin de Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri, celebrado en Montreuil (París), al que fueron en un tren especial desde Suiza, y el mitin celebrado en Ginebra (Suiza), que reunió a unas 20.000 personas, a pesar de las prohibiciones. También participó en 1972 en mítines y acciones de solidaridad con los dos trabajadores asesinados en El Ferrol. Volvió en 1975, se casó y se estableció en una casa en el campo, cerca de Tocina, donde ha vivido desde entonces.

AUTOR: 
Ramón Barragán Reina
LIBRO: 

ANTIFRANQUISMO Y LUCHA OBRERA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR 1960-1975 (2024), páginas 58 a 67 (PÁGINA FINAL)

HEMOS TERMINADO. GRACIAS POR VUESTRAS VISTAS E INTERÉS MANIFIESTO.

 

sábado, 24 de mayo de 2025

SEGUNDA PARTE: LA ACCIÓN OBRERA Y ANTIFRANQUISTA EN LOS PUEBLOS DE LA VEGA MEDIA Y EMPRESAS SEVILLANAS (7)

 

Continuación en pg. 56

La participación de militantes comunistas de la Vega Media en conflictos de algunas empresas sevillanas

José Asencio García, de San José de la Rinconada, fue despedido, junto a otros compa­ñeros, a raíz de la huelga de julio de 1968 en de FASA-Renault de Sevilla. Trabajaba en dicha empresa desde enero de 1962. Era miembro del Jurado de Empresa y pertenecía a la Comisión Obrera de la fábrica al iniciarse la huelga. También Pablo Barbero Monroy, que ya pertenecía a las JJCC de San José, trabajaba en FASA desde marzo de 1967 y par-ticipará en la lucha obrera impulsada por CC.OO.. José Asencio estuvo un año en Frank-furt (Alemania). Volvió a Sevilla en febrero de 1970 para estar presente en la vista del recurso de casación presentado contra la sentencia de la Magistratura del Trabajo nº 3 de Sevilla de septiembre de 1968 sobre los despidos en FASA. La Sala de lo Social del Tri-bunal Supremo desestimó el recurso y los cargos sindicales quedaron despedidos. Se mar-chó de nuevo a Alemania, aunque en 1971 pudo reingresar en FASA.

En el sector de industrias químicas comenzó su actividad sindical Juan Hidalgo Nava­rrete, Juanele. Entró a trabajar en la CROS en 1960, colaborando en la organización de las CC.OO. en la empresa. En 1964 era miembro del Comité de Seguridad e Higiene, elegido por el Jurado de Empresa, “cuando no había ni seguridad, ni higiene”. En esas circuns-tancia, en 1965, hubo un grave accidente. Se produjo una fuga de ácido sulfúrico mientras dos trabajadores arreglaban una avería en la planta de producción de dicho ácido, al ser puesta en marcha por el jefe de planta sin asegurarse que ya habían terminado el trabajo, por lo que uno de ellos quedó ciego para siempre y el otro perdió la visión de un ojo. En un principio, no consiguieron parar la fábrica, pero de la asamblea convocada surgió la propuesta de llevarlos a Barcelona para que fuesen vistos por el doctor Barraquer. La empresa no lo aceptó, pero los trabajadores, concentrados ante a las puertas del director, con la amenaza de ir a la huelga, lograron que la empresa aceptara la propuesta. Fueron llevados a Barcelona en un taxi pagado por la empresa. El jefe de la planta fue despedido.

Esta acción propició la celebración de asambleas con mayor frecuencia y un mayor gra­do de organización. En 1966, Juan Hidalgo fue elegido vocal del Jurado de Empresa, continuando la organización de las CC.OO. de la CROS, pero también colaborando activa-mente en la creación de la Comisión Obrera de Químicas, que junto a las Comisiones del Metal (la más antigua), del Transporte, del Textil, de Panadería y de la Construcción, constituyeron el embrión de lo que después serían los sindicatos de rama de CC.OO. en la provincia, siendo entonces coordinadas por la Intercomisión. Posteriormente, decidieron crear al Sindicato de Químicas, en contra de la voluntad del Vertical, y en 1973 constituyeron en Madrid, ilegalmente, la Federación Estatal de Quí-micas y Afines.

Rafael García Perza, Rafael Pineda, vecino de La Rinconada, pertenecía a la Agrupa­ción Comunista y a las CC.OO. de ISA desde 1966, cuando comenzó trabajar en dicha empresa. También trabajaban en ISA Juan Arenas Bazán y Luis Carmona Amores, alga-beños que colaborarán en la organización de las CC.OO. en su empresa en los años se-senta y setenta. José Castro Donaire fue detenido en 1966, en pleno conflicto de su empresa. Trabajaba en Transportes Urbanos de Sevilla como conductor de autobús y participó activamente en la creación de la Comisión del Transporte, formada por trabajadores de dicha empresa, el Taxi y RENFE.

En 1971, al volver de Francia, Manuel Aguirre Pérez entró a trabajar en ISA, y en 1976 formó parte de la Comisión Obrera de dicha empresa, que estaba presidida por Vicente Martín Leal y en la que participaban José Fernández, Manuel Castroviejo, Estudillo, An-tonio Plata y otros destacados militantes comunistas sevillanos.

En 1967, Rafael Rica Castro, con veinte años de edad, comienza a trabajar en RENFE y se dedicará preferentemente a CC.OO. Su hermano José, trabajador de RENFE, había sido trasladado por la empresa a Granada en 1961, cuando tenía 18 años. Allí tendrá un papel destacado en el PCE granadino y en CC.OO.. Fue detenido en Barcelona en 1972 cuando intentaba huir a Francia, huyendo para no ser detenido.

La Comisión Obrera de la Construcción comenzó a reunirse durante las elecciones sin­dicales de1966. En las reuniones participaban un grupo de jóvenes comunistas del sector del yeso y algunos albañiles, militantes del PCE de Dos Hermanas y San José de la Rin­conada. Celebraban reuniones semanales en el local de la Vanguardia Obrera (VO) de la calle Jesús del Gran Poder, en las que elaboraron un Programa Reivindicativo, que sevirá de base para ese momento y para futuras acciones. Después de varios intentos y algunos golpes recibidos, consiguieron en 1967 poder reunirse en los pasillos de la sexta planta de la Casa Sindical y en 1968 lograron celebrar una Asamblea de Enlaces Sindicales, a la que asistieron los miembros de la Comisión Obrera, aunque no eran cargos sindicales Sus conclusiones, por primera vez, pudieron ser repartidas desde el Sindicato Vertical a las obras. Establecieron, asimismo y de forma simultánea, un sistema de comunicación fluida con los trabajadores de las distintas empresas y sus obras. Uno de los miembros de esta Comisión Obrera, desde el principio, era Pedro Palomino Caba, militante del PCE en San José de la Rinconada.

En 1970, que fue un año especialmente conflictivo, como ya he expuesto con anteriori­dad, el conflicto de la Construcción comenzó en febrero, en el marco de la interminable negociación del Convenio Colectivo, con más interrupciones que avances, y terminaron con la huelga general del 24 de junio. Además de Pedro Palomino, que trabajaba en la empresa de Manuel Rico Barragán, de la que fue despedido, participaron activamente trabajadores del campo, albañiles y otros vecinos de la comarca de la Vega, que trabajaban en empresas de la construcción, especialmente de los pueblos más cercanos a Sevilla.

En marzo volvieron a participar los obreros de la empresa Colomina G. Serrano que construían la Bda. de La Paz en San José de la Rinconada y que habían mantenido la huelga de 1969, con encierro incluido en el Convento. Los paros habían comenzado en toda la provincia el día 8 ante el aplazamiento de las deliberaciones del nuevo convenio y la no atención por parte de los empresarios de las reivindicaciones obreras, que respon-dieron despidiendo o rescindiendo los contratos de los trabajadores en numerosas empre-sas sevillanas. Tras duras negociaciones, lograron un acuerdo el 13 de marzo para agilizar las negociaciones del convenio y los despedidos se pudieron reintegrar en sus puestos de trabajo. Sin embargo, los obreros de las obras de San José decidieron continuar la huelga. Varios días después la empresa rescindió el contrato de sus 400 “productores”. La mayo-ría volvió al trabajo posteriormente, pero algunos tuvieron que buscarlo en otras empre-sas. Uno de los despedidos, que no volvió a las obras de La Paz fue Antonio Iglesias Rodríguez, miembro del Comité Provincial del PCE. Encontró trabajo en Sevilla, un mes después, en abril, en una obra de la empresa Helma, en la que trabajaba Carmelo Cami-són, militante del PCE de San José de la Rinconada, así como otros simpatizantes, cono-cidos de Antonio, Manuel González, también de San José, y Luis Espina, de Brenes. El día 15 de junio los trabajadores sevillanos de la construcción iniciaron una nueva huel-ga ante la falta de avance de las negociaciones del convenio, tal como había decidido la asamblea de representantes de las obras, reunida en los pasillos de la sexta planta del Sindicato, a propuesta del Comité de Huelga,que tenía una excelente organización en la capital y los pueblos. El día 16 se unieron a ella los trabajadores de la empresa Helma, tras la asamblea a primeras horas de la mañana, en la que Antonio Iglesias intervino para convencerlos. Concluida la asamblea, fue detenido, junto a otro trabajador que no se había metido en nada. Estuvieron detenidos sin ser interrogados. Eran detenciones preventivas para causar miedo y abortar las huelgas. Sus compañeros de la obra mantuvieron la huelga, gracias al trabajo solidario con ellos de Carmelo, González y Espina. A las 72 horas los pusieron en libertad, pero Antonio fue de nuevo despedido.

Otros militantes comunistas que participaron en las huelgas de 1970 fueron: José Chica Hernández, que era enlace sindical de la empresa donde trabajaba; Manuel Ríos Carrasco, que participó en la negociación del Convenio Colectivo y fue despedido de su empresa; Antonio Meléndez Caro, al que su empresario ni le pagó, ni lo despidió, pero se tuvo que ir a otra empresa; Salvador Gutiérrez Chía, que participaba en las masivas reuniones cele­bradas en el Sindicato Vertical: “Algunas de ellas terminaron con la presencia de la policía que nos desalojó y nos pegó en la calle”. Pero nada fue comparable a la impresionante carga policial del día 19 de junio para disolver una gran concentración de trabajadores, unos 5.000, en la Plaza de España, contra el cierre patronal y numerosos despidos. La Policía Armada se empleó a fondo. Muchos cayeron al suelo bajo los golpes y patadas de los agentes. No hubo muertes, como ocurrió en Granada un mes después cuando tres albañiles murieron por disparos de la policía al abrir fuego contra una manifestación de dos mil obreros de la construcción, pero sí numerosos heridos y unos 50 detenidos, que aumentaron en los días posteriores. Fueron días de dura represión contra el primer movimiento huelguístico de masas bajo el franquismo en Sevilla. La convocatoria de Huelga General para el día 24, realizada con cierta precipitación por CC.OO. y sin el ne-cesario consenso de todos, no tuvo el éxito esperado, pues solo la secundaron un pequeño grupo de empresas y el movimiento huelguístico decayó rápidamente...

En 1972 entraron a trabajar en FASA Manuel Fernández Caballero, de La Rinconada, y José Luis Fernández de Castro Díaz, militante de la HOAC, que residía en San José de la Rinconada desde ese mismo año. También Manuel García Zambrano, de Alcalá del Río, comenzó a trabajar en esta empresa desde agosto de 1973, al igual que José Aguirre Pérez, después de no ser llamado a trabajar en la Azucarera. Todos ellos participaron activamente en CC.OO. y en los conflictos posteriores hasta la conquista de las libertades.

 
AUTOR: 
Ramón Barragán Reina
LIBRO: 
ANTIFRANQUISMO Y LUCHA OBRERA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR 1960-1975 (2024), páginas 56 a 58.

 

viernes, 16 de mayo de 2025

SEGUNDA PARTE LA ACCIÓN OBRERA Y ANTIFRANQUISTA EN LOS PUEBLOS DE LA VEGA MEDIA Y EMPRESAS SEVILLANAS (6)

 Continuación p. 51

En Brenes, por ejemplo, los obreros en paro llevaron a cabo una tenaz lucha contra el Ministerio de Trabajo y la Mutualidad Agraria para conseguir una subida en los salarios. Durante los días 27, 28 y 29 de abril de 1972 realizaron plantes de dos horas diarias, al no recibir respuesta al escrito presentado en la Mutualidad, y a partir del día 2 de mayo el paro fue de tres horas, continuando así durante una semana. El día 9 se presentaron los je­fes de la Cámara Agraria sevillana para convencer a los trabajadores, los cuales no les echaron cuenta. Al comenzar a amenazarlos e insultarlos, los obreros reaccionaron dis­puestos a abalanzarse contra ellos, por lo que “tuvieron que salir corriendo y meterse en sus coches”. El conflicto sufrió una tregua al comenzar de nuevo los trabajos en el campo, con el agravante de que la Junta Provincial de la Mutualidad se negaba a seguir subvencionado trabajos para paliar el paro. En octubre, cuando se volvió a la situación de paro, tras disminuir las faenas agrícolas, los obreros se encontraron sin ninguna posibi-lidad de continuar con el Empleo Comunitario. Ante esa situación decidieron realizar tra-bajos en caminos en mal estado y pedir a la Mutualidad sus salarios, que les fueron ne-gados. Así estuvieron cuatro semanas, día tras día, y mandando comisiones de obreros para hacer gestiones ante todas las autoridades provinciales. Al final consiguieron que les pagaran todos los salarios desde el primer día. Fue una gran victoria, conseguida con tenacidad y alto grado de solidaridad.

En Sevilla, el primer año de su implantación, invirtieron 34.500.000 pesetas, lo que dio un total de 163.507 jornales a 211 ptas, según ABC. Asimismo informaba que “las obras ejecutadas han sido de trazado y reparación de caminos rurales, acondicionamiento de acceso y pavimentación de calles en núcleos rurales, limpieza de accesos, alcantarillado y aguas para es-cuelas, repoblación de montes, reposición de canales, acequias y gavias, vallados, encauza-mientos de arroyos y plantación de arboleda”(ABC-Sevilla, 30/12/1972, p. 45). Los fondos para el Empleo Comunitario en toda España pasaron de 502 millones de pesetas en 1970 a 93.000 en 1983, ya en democracia. Aún así, el remedio resultó insuficiente y no evitó los conflictos en los pueblos y en el campo. Este sistema estuvo en vigor hasta 1983, cuando fue sustituido por el Plan de Empleo Rural (PER).

El 27 de julio de 1972, en Brenes, los 70 trabajadores de la fábrica de envases de made­ra Envases Guadalquivir, se declararon en huelga. La fábrica era un “modelo” de abusos: la mayoría de los trabajadores y trabajadoras eran menores de 18 años, de 14 y 15 años; cobraban salarios por debajo de lo estipulado en las normas oficiales; la jornada de trabajo se prolongaba hasta las 12 o 14 horas, con obligación de trabajar los días de fiesta; no tenían la necesaria higiene y seguridad en el trabajo, y les hacían firmar el finiquito al contratarlos para poderlos despedir sin ningún derecho a ninguna liquidación. Ante esta situación un grupo de trabajadores más conscientes empezaron a preocuparse para defen­der sus derechos y los de sus compañeros, informándose y hablando con algunos de ellos. La respuesta de la empresa, que contó desde el primer momento con el aval del Delegado de Sindicatos de Brenes, fue contundente: fueron despedidos. Cuando los trabajadores se enteraron, se declararon en huelga. El día 27 de julio a las ocho de la mañana nadie entró a trabajar en solidaridad con los despedidos. No obstante, a las diez de la mañana, con la presencia de los guadias civiles, el Delegado de Sindicatos consiguió con algunas prome-sas, que después no se cumplirían, que reanudaran el trabajo. Fue una acción que no tuvo resultados positivos, pero que puso de manifiesto la valentía, la solidaridad y la concien-cia de clase de aquellos jóvenes breneros, en su mayoría mujeres, a pesar de la ausencia de libertades democráticas.

Las aguas tranquilas de la Azucarera del Guadalquivir de San José de la Rinconada co­menzaron a moverse en 1972 cuando un grupo trabajadores de la empresa entablaron el primer conflicto colectivo. Denunciaron a la empresa reclamando ser fijos de plantilla, pues eran unos 40 fijos discontinuos, llamados todas las campañas para las faenas de re­paración, que cuando terminaban quedaban sin trabajo. Además, solo cobraban los días laborables de la semana, los domingos los daban de baja, y no tenían derecho a vacacio­nes y puntos, ni a calzado y ropa como los fijos. Interpusieron la correspondiente deman­da ante Magistratura del Trabajo. Algunos, por la presión de la empresa, retiraron sus de­nuncias. Quedaron José Aguirre Pérez, José Vela Pereira y Miguel Valverde Ávila, que perdieron el juicio, dado que el abogado que les tocó estaba del lado de los empresarios. Los tres fueron despedidos. A Aguirre ya no volvieron a llamarlo, pero Vela y Valverde pudieron volver en la campaña siguiente, en 1973. Fue entonces cuando se produjo la ne­gociación (José Vela y Ramón Artacho Sánchez eran enlaces sindicales, miembros del Ju­rado de Empresa, elegidos en 1971) para evitar que fueran de nuevo a los tribunales. Se llegó un acuerdo con la empresa: ésta procedería a hacerlos fijos por grupos, en tres veces, a cambio de que los trabajadores solicitasen la Mellada del Trabajo para el director de la Azucarera (ABC Sevilla, 12.10.1974, p. 54).

En 1972, con la excepción de las acciones desarrolladas en Brenes en relación al Em­pleo Comunitario y las realizadas en Envases Guadalquivir y la Azucarera de San José, existen pocas pruebas de más acciones en el campo, lo cual no significa que no existieran, puesto que La Voz del Campo Andaluz recogía en el número de julio de ese año el Ante­proyecto de Convenio para la provincia de Sevilla, que presentaba CC.OO. del Campo al finalizar el anterior convenio de 1970. La Plataforma Reivindicativa planteaba salarios de 400 ptas., 6 ptas. por kilogramo de algodón recogido a destajo y un mínimo de 3,50 ptas/kg. en la recogida de aceitunas, así como una jornada de 6 horas y 30 minutos, entre otras mejoras. Sin embargo no se reseñan acciones para conseguir esos objetivos en los número siguientes de Realidad, ni de La Voz del Campo Andaluz. En cuanto a la organi-zación, CC.OO. del Campo, agrupando sólo a los obreros y obreras agrícolas, quedaba integradas en CC.OO. como una rama más y separadas de las Comisiones Campesinas, por acuerdo de la Coordinadora Nacional de CC.OO..

Las acciones reivindicativas sufrieron, por tanto, un parón importante en ese año y años posteriores. La represión contra dirigentes comunistas conseguía su objetivo. Desde el Estado de Excepción de 1969, que tuvo su continuidad en 1970-71, la represión política y sindical se había recrudecido en Sevilla y en toda España, y afectó a destacados militantes de la comarca de la Vega Media, que tenían una importante proyección en CC.OO. del Campo, en sus propios municipios y en la comarca, que ya se han analizado anterior-mente. Para colmo, el 24 de junio de 1972 fueron detenidos en Pozuelo de Alarcón (Ma-drid) diez miembros de la Coordinadora General de CC.OO. Entre ellos estaban Eduardo Saborido Galán, Fernando Soto Martín y Francisco Acosta Orge, líderes del movimiento obrero sevillano y del PCE. En el juicio contra ellos (Proceso 1001), que coincidió con el atentado mortal contra Carrero Blanco (20 de diciembre de 1973), Saborido fue conde-nado a 20 años de prisión; Soto, a 19 años, y Acosta, a 12 años. Un año después el Tri-bunal Supremo rebajó las penas a cinco, cuatro y dos años, respectivamente. La soli-daridad con los detenidos, en Sevilla y en toda España, fue constante por parte de la opo-sición antifranquista desde la detención hasta la celebración del juicio.

Resumiendo, la represión entre 1970 y 1973 se saldó en toda España con numerosas detenciones, torturas en las dependencias policiales, muertes de manifestantes (ocho obre­ros muertos),1 causadas por la policía, y un sinfín de despidos en las empresas.

Es fácil comprender que, en este contexto represivo, la acción obrera en el campo, como en los demás sectores de la producción, se resintiera y la movilización disminuyera. No hubo, por tanto, huelgas ni acciones llamativas, pero sí una continuada presión obrera en las obras del Empleo Comunitario y en las fincas, que explica que los salarios se tripli-caran entre 1971 y 1975. A falta de datos de los salarios reales en las faenas agrícolas, nos pueden servir los referidos a los jornales que cobraban los peones en las obras del Empleo Comunitario, por tener una evolución paralela a lo cobrado en la agricultura. En 1971 el jornal era de 211 ptas; en 1973 cobraron entre 360 ptas/día en Brenes y 450 en Cantillana; en 1974, en torno a las 500, y en 1975 cobraban ya 600 pesetas (ABC Sevilla, 30.12.1972, p. 45).

Sin embargo, en 1973 en los poblados de colonización de la Zona Regable del Viar se produjeron acciones que supondrían el inicio de la organización de las Comisiones Cam­pesinas. Los colonos de San Ignacio del Viar y de Torre de la Reina se negaron a pagar los recibos de la cuota empresarial a la Seguridad Social de 4 o 5 años atrás que el INC les presentó. Como planteaba La Voz del Campo Andaluz, el INC pretende que paguen por una cosa que ellos no obtienen ningún beneficio, ya que muchos de ellos, por considerarlos obreros autónomos, reciben unos cortos beneficios de la Seguridad Social. Además, no empleaban a ningún obrero y necesitaban trabajar como obreros en fincas cercanas. A los colonos de los poblados mencionados se unieron pronto los demás.

En la organización de las Comisiones Campesinas de la Vega intervinieron militantes de diversos partidos de izquierda de los poblados de colonización de la Zona Regable del Viar y las localidades de Brenes, Cantillana, Villaverde del Río y La Rinconada. Se intro­dujeron en las Hermandades de Agricultores y Ganaderos y poco a poco en las demás ins­tituciones agrarias: Comunidad de Regantes, Grupo Remolachero, Central Lechera, etc. Ignacio Vázquez Parladé, terrateniente comunista, propietario de la finca Mudapelo (Bur-guillos) tuvo un papel destacado como dirigente de estas comisiones. Sustituyó en la pre-sidencia de la Comunidad de Regantes del Viar a Fernando de Parias y Calvo de León, de larga tradición en el cargo e hijo de Pedro Parias, amigo de Queipo de Llano.

1975 marca el inicio una nueva etapa claramente movilizadora en el campo. Ya en ene­ro, Realidad recogía acciones realizadas en Lebrija, Brenes y Fuentes de Andalucía. La crisis económica, que tuvo su inicio en 1973 (1974 en España), y la sequía (padecida des­de noviembre de 1974 y que se prolongará hasta agosto de 1976) agudizaron la situación de miles de trabajadores del campo con cerca de 100.000 parados en Andalucía. Ante esta situación la prensa clandestina de CC.OO. resaltaba las acciones realizadas en Lebrija donde, mediante manifestaciones, consiguieron la inmediata puesta en práctica del Empleo Comunitario para combatir el paro” en enero de 1975 y que la jornada era de siete horas de trabajo diarias desde finales de 1974. Así mismo, se habían producido “manifestaciones pacíficas y masivas en Brenes, Fuentes de Andalucía y otros pueblos, donde los trabajadores del campo, llevando las herramientas, pedían a voces trabajo.”

También, el mismo año, la UTT de Villaverde del Río, presidida por Francisco Álvarez Asencio, enviaba a la Cámara Agraria sevillana las siguientes reivindicaciones: un puesto de trabajo diario, subsidio de desempleo semejante al que se percibe en el Régimen Gene­ral de la S. Social, reparto de las tierras mal cultivadas, jubilación a los 60 años, conve­nios por campaña y en caso de enfermedad o accidente el 100% del salario real, sin olvi­dad la exigencia de un Sindicato de clase, libre y democrático.

En los meses de mayo y junio de 1975, en la finca Pedro Espiga, situada en la Zona Re­gable del Viar, en el municipio de Alcalá del Río, estallará un conflicto de especial signi­ficación. Pedro Espiga es una finca de 128,67 ha, propiedad de Federico Crespo, integrada en la sociedad CRESCASA (Crespo Camino Explotaciones Agrícolas S.A.). Para la comercialización estaba asociado con el empresario francés Pierre Arnau, como socio ca­pitalista. Parte de la finca se dedicaba a la producción de nectarina, melocotón de regadío, que se destinaba íntegramente a la exportación a precios muy rentables. Por ello poseía almacenes, frigoríficos e instalaciones para la manipulación y envasado de los melocoto­nes. En las épocas de recolección acudían a trabajar obreros agrícolas de los pueblos cer­canos (Brenes, Villaverde del Río, Alcalá del Río, Esquivel y El Viar) y de otros más leja­nos (Paradas o Pruna), pudiéndose alcanzar el número de 600 en los momentos de mayor actividad y soportando unas duras condiciones de trabajo: ritmos de trabajo agotadores, control y vigilancia constantes, bajos salarios, etc.

El conflicto, impulsado por hombres y mujeres de CC.OO. de Villaverde del Río y de El Viar, que trabajaban en la finca, comenzó el 12 de mayo de 1975. Los trabajadores, que eran unos 400, plantearon una subida de las horas extras, de 65 a 100 ptas. Lo consiguie­ron, pero fue despedido uno de los trabajadores que más se había señalado en la protesta. Fue la gota que colmó el vaso, produciéndose reuniones para elaborar una tabla reivindi­cativa. Simultáneamente al desarrollo de estas iniciativas, otro trabajador fue despedido el día 7 de junio, debido a un enfrentamiento con un capataz, y el día 9 fueron despedidas 80 mujeres. En la asamblea de trabajadores, celebrada tras esos despidos, decidieron ir a la huelga. Por la noche no pudieron realizar una reunión en la plaza de El Viar para informar por la presencia de la Guardia Civil. Al día siguiente, 10 de junio, comenzaba la huelga. 400 trabajadores se concentraban a las puertas de los almacenes con la “compañía” de va­rios números de la guardia civil. Una comisión se entrevistó con los empresarios. No consiguieron nada y decidieron mantener la huelga. La plataforma reivindicativa incluía entre otras cuestiones: 665 ptas. de jornal, igual salario para hombres y mujeres, 6 horas de trabajo, horas extras al 100%, eliminar vigilancias excesivas, derecho efectivo de reu-nión y readmisión de los despedidos. El día 12, tras una asamblea y reunión con el patrón, vigilados por la guardia civil, se llegó a un acuerdo, que incluía la mayoría de las reivin-dicaciones, y se reanudó el trabajo. No fue la única huelga en Pedro Espiga, pues a partir de entonces todos los años los tra­bajadores protagonizaron nuevas acciones para mejorar sus condiciones laborales.

Las elecciones sindicales de 1975 (las últimas bajo la dictadura) supusieron un éxito para las Candidaturas Unitarias y Democráticas de CC.OO. en muchos pueblos. Como decía Realidad (Julio, 1975), “no han sido derrotados ni por la Guardia Civil, ni por las candidaturas antiobreras.” Y denunciaba el pucherazo que se había producido en Fuentes de Andalucía. En estas elecciones se produjo un singular avance sindical en todos los pue-blos de la Vega Media, pero especialmente en Villaverde del Río, Brenes, Burguillos y La Rinconada.

En general, CC.OO. conseguiría la mayoría de los enlaces elegidos en las principales empresas españolas. Para CC.OO. esta victoria electoral suponía mayores posibilidades para poder destruir el Sindicato Vertical desde dentro y conseguir la creación de un Sindi­cato Único de la clase obrera española, como forma de oponerse a la división sindical. Estas elecciones fueron la mejor preparación para la ofensiva sindical que se avecinaba. La muerte del dictador en noviembre de 1975 abrió definitivamente la puerta a la intensa movilización obrera del año 1976, encaminada a superar las consecuencias de la crisis económica y los obstáculos hacia las libertades democráticas, a su pleno ejercicio en la práctica y a su definitiva conquista.

1. Tres obreros en Granada, en 1970; uno en Madrid, en 1971, en una huelga de la construcción; otro en Barcelona, en el mismo año, en el conflicto de SEAT; dos en El Ferrol, en 1972, y otro, en 1973, en San Adrián del Besós una huelga duran­te la construcción de la central nuclear.

 

AUTOR: 
Ramón Barragán Reina
LIBRO: 
ANTIFRANQUISMO Y LUCHA OBRERA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR 1960-1975 (2024), páginas 51 a 55.

 (Continuará)