martes, 11 de febrero de 2025

PRIMERA PARTE: LA NUEVA GENERACIÓN ANTIFRANQUISTA (2b) San José de la Rinconada

 San José de la Rinconada y la Vereda de los Solares (continuación)

Pocas mujeres estuvieron encuadradas en el PCE con anterioridad a los años sesenta, aunque las mujeres de los viejos y nuevos militantes del PCE colaboraron siempre, en ma-yor o menor grado, de la actividad de sus maridos y en las acciones reivindicativas. A partir de 1962 muchas jóvenes ingresarán en las JJCC o en el PCE de San José de la Rinconada. Carmen Aparicio Prieto (Carmona) fue una de las primeras, pues tenía el ejemplo de lucha de su padre. Le seguirán otras muchas en la década de los 60: Antonia García López (Sevilla); Antonia Tobarias Moreno (Alhama de Granada); Magdalena Camisón Arteaga, Malena; Antonia, Carmen y Concepción García Castillo, nacidas en Santiponce; Antonia Benito Muñoz; Rosa Espinar Álvarez; María y Pilar Navarro Escudero; Isabel Isla; Manuela Castillo López y Joaquina Castillo Castro (Guadalcanal). En los primeros años de los 70 se integraron: Ana Gómez López, hija de Domitila; Isabel Ortega Castilla (Villanueva de San Juan); Josefa Gutiérrez Chía (Gilena); Carmen Fer-nández Rodríguez (Alanís), que falleció en agosto de 2012 a los 59 años de edad, y Remedios Cadenas Fernández (La Lantejuela). La colaboración de algunas de ellas con las actividades del PCE o de CC.OO. es muy anterior a su afiliación.

En los años finales de la dictadura llegarán a San José de la Rinconada algunos militan­tes comunistas que, integrados en el PCE local, potenciarán la lucha por la democracia y la actividad asociativa de la localidad. En noviembre de 1969 llegaron los José Llorens Llorens (Carcagente-Valencia, 1929) y Josefa García Lluch (Benegida-Valencia, 1930), después de años en Francia, donde participaron en la actividad antifranquista y de solida-ridad con los presos y militantes comunistas españoles. En 1971, David Balmaseda Agui-lera (Cuerva-Toledo, 1937) fijó su residencia en esta localidad después de algunos años en Frankfurt (Alemania), donde se había afiliado al PCE, habiendo participado en las ac-ciones antifranquistas en tierras alemanas. En 1975, Cayetano Gil Murillo (San Jeróni-mo, 1938), que tuvo que exiliarse a Francia en 1962 tras la huelga en ISA en 1962, se estableció en San José de la Rinconada con toda su familia cuando volvió a España. Pos-teriormente, llegará José María Ruiz García (Consuegra-Toledo, 1937), militante comu-nista desde los 15 años, con una larga historia personal de luchas, detenciones y sinsa-bores. Tanto Cayetano como José María (Pepín) jugarán un activo papel en el movi-miento asociativo de San José: en la Asociación de Vecinos “La Unidad” y en las Asocia-ciones de Padres y Madres de Alumnos. En 1976, José Llorens se convertirá en responsable político de la Agrupación Local del PCE.Fue concejal del Ayuntamiento de La Rinconada entre 1979 y 1987.

Una acción, iniciada en 1965, que unirá a todos, mayores y jóvenes, será la creación de la Caseta de Feria. Les dará presencia pública, cumpliendo con años de antelación la con-signa del partido de salir a la superficie, y un gran prestigio en San José de la Rinconada y en todos los pueblos de la comarca y de la provincia de Sevilla. Supondrá, asimismo, romper con los miedos que atenazaban cualquier acción.

Así, el primer año que la feria fue trasladada a El Palmar, los jóvenes comunistas de San José, montaron la primera caseta, tras conseguir el permiso del Ayuntamiento, del que era Alcalde Fernando Belmonte Sánchez (1959-1968). La llamaron Los Invencibles, nom­bre sugerido por Rafael Contreras, el Zapatero. Al año siguiente, en 1966, el Alcalde les negó el permiso. Ante la negativa, 100 jóvenes se concentraron ante la Tenencia de Alcal­día. Amenazaron con impedir la realización de la Jira, nombre de la feria de San José de la Rinconada. Hubo reuniones con el alcalde, alguna de ellas con la presencia del sargento de la guardia civil, que consideraba que la caseta era un foco comunista, algo que desmintieron. Al final, les concedieron uno de los lugares que quedaban libres, con las condiciones de que no habría cante, ni camisas rojas y que no podrían aparecer por la ca-seta los que habían salido de la cárcel en 1963 y otros destacados militantes. Tampoco admitían el nombre de Los Invencibles, y lo cambiaron por Los Amigos. El permiso defi-nitivo le fue concedido a una comisión formada por Juan Hidalgo Navarrete, Juan Cantón Martos, Pedro Palomino Cava, Antonio Rodríguez Fernández y José Jiménez Berral.

En la práctica aquel año entró todo el mundo: no se cumplieron las restricciones. Fue un éxito, que se repetirá año tras año. Servirá para la diversión y el encuentro festivo, pero también para recoger dinero para el partido y tener una presencia real. Desde 1967 se le llamará definitivamente Caseta Popular. Habían conquistado una legalidad de hecho y una nueva zona o espacio de libertad en plena dictadura.

Otra iniciativa fue el intento de creación de un Club juvenil independiente en 1967. Fue una iniciativa de las JJCC del Barrio. Alquilaron un local y durante dos meses estuvieron acondicionándolo y amueblándolo entre todos, de forma altruista, pero el día anterior a su inauguración apareció el Comandante de Puesto de la Guardia Civil, acompañado de va-rios guardias civiles, con metralleta en mano, y los desalojó. El sueño de tener un local propio para hacer bailes y poder reunirse con más libertad se frustró. Tampoco pudieron hacer muchas excursiones para celebrar asambleas masivas. Tuvieron éxito en 1968, cuando las JJCC de San José hicieron una excursión a Aracena para ver la Gruta de las Maravillas y poder celebrar una asamblea para debatir los temas de actualidad y las direc-trices del partido. Pero, en otra ocasión, que quisieron repetir la experiencia yendo al Ba-rranco Hondo, cerca de Burguillos, pero los guardias civiles lo impidieron.

Se debe tener presente que los militantes comunistas de San José siempre “gozaron” de una “excelente” vigilancia por parte de la guardia civil y de Brigada Político-Social (BPS), siempre presentes en el Barrio para mantener las aguas en su cauce y que no se desbordaran. Esta vigilancia incluía llamamientos, bastante frecuentes, al cuartel, con la correspondiente tanda de golpes y guantazos y, a veces, algo más, detenciones de uno o dos días y los registros de algunas casas cada vez que ocurría algún hecho relevante. Llevar una camisa roja, por ejemplo, podía ser motivo para recibir una paliza en el cuar-tel. Muchos pasaron por aquella casa, más de una vez, y sufrieron malos tratos.

Algunos militantes rinconeros tuvieron que asumir responsabilidades políticas comarcales o provinciales y participaron en actividades formativas en el extranjero, en la provin­cia sevillana o en Huelva, derivadas en algunos casos de sus responsabilidades políticas.

El primero en asumir responsabilidades provinciales fue Manuel Aguirre Pérez, Gari­baldi, en unos momentos muy difíciles, y en 1964 salió al extranjero Florindo García Castillo, animado por Juan Menor Luque, que convenció a su padre. Estuvo en París 15 días en un Campamento de las Juventudes Comunistas, asistió al Forum Mundial de las Juventudes Comunistas, celebrado en Moscú y visitó Thaskent, Leningrado y Stalingrado. En Alemania del Este recibió un cursillo sobre marxismo y visitó los campos de concen-tración nazi y el búnker donde murió Hitler. A su vuelta en enero de 1965 tuvo, a partir de entonces, una intensa y destacada actividad en el ámbito local, comarcal y provincial.

Máximo Darío Catalina estableció contactos con militantes o simpatizantes comunistas de Guillena, Torre de la Reina y Alcalá del Río, cuya organización había desaparecido. Posteriormente reingresó a Correos y se trasladó de nuevo a Sevilla. Fue detenido el 26 enero de 1967, junto a militantes sevillanos del PCE, entre ellos Eduardo Saborido, Pedro Valladares, José Manuel Leal, Francisco Javier Galiana y otros. La policía informó de las detenciones efectuadas en Sevilla, apareciendo la noticia en la prensa con el titular LA POLICÍA DE SEVILLA DESARTICULA UNA ORGANIZACIÓN EXTREMISTA. En ella se reproducía la nota oficial enviada por la Jefatura Superior de Policía:

Como resultado de las gestiones que desde hace algún tiempo viene realizando la Brigada Regional de Investigación Social de esta Jefatura Superior de Policía para descubrir a los autores de la confección y difusión de propaganda clandestina contra el régimen, y pinturas con letreros y textos subversivos, se pudo determinar las personas que componían un grupo que, obedeciendo consignas del partido comunista, venían dedicándose a dicha tarea, inci-tando a la subversión y a adoptar posturas de rebeldía, creando un estado de excitación peli-grosa en algunos sectores (ABC Sevilla, 26.01.1967, p. 38).

La noticia, al final, resaltaba que fruto de dichas investigaciones se habían producido las detenciones y afirmaba que celebraban reuniones en el domicilio de uno de ellos en esta capital y difundían el periódico clandestino Mundo Obrero y otros de idéntico matiz po-lítico. En aquellos años, la BPS de Sevilla estaba formada por José Martín Fernández (el Jefe), Alfonso López Domínguez (Inspector jefe) y los inspectores: José Soriano Caste-llón, Francisco Colinas Nieto, Francisco Beltrán Ortiz y Emilio Serrano González. En 1970 llegaría el inspector Antonio Juan Creix, imcrementando la nómina de torturadores.

Desde finales de 1967 Juan José Navarro Escudero, Santiago, formó parte del Comité Provincial del PCE como responsable de organización, sustituyendo a Antonio García Ca-no, que había sido detenido en noviembre de dicho año y condenado posteriormente a cinco años de cárcel.

En abril de 1968 Juan José Navarro y Antonio Iglesias Rodríguez, Alberto, fueron en­viados a París para realizar un curso de formación política. Se encontraron allí. No sabían previamente que ambos habían viajado a Francia con el mismo objetivo por razones de clandestinidad. Antes, Navarro recorrió varios países del Este: la URSS, Checoslovaquia y Alemania del Este. Durante el curso tuvieron como profesores a miembros del Comité Central: Santiago Carrillo, Ignacio Gallego, Antonio Mije, Manuel Delicado, Santiago Álvarez, Tomás García, Federico Melchor, Jesús Izcaray, Eduardo García y Agustín Gó-mez. Coincidieron con el Mayo francés, por lo que el curso terminó antes de lo previsto dada la situación que vivía Francia. El PCE decidió interrumpirlo y poner a los asistentes en la frontera.

Navarro, a su vuelta de Francia, no solo continuó en el Comité Provincial, sino que im-pulsó el desarrollo organizativo de algunos pueblos de la provincia, entre ellos Villaverde del Río y Cantillana, a los que se desplazaba en moto, logrando impulsar la organización y el fortalecimiento de las de las JJCC, del PCE y de CC.OO.. En esta organización tendrá más adelante responsabilidades provinciales y regionales.

 
AUTOR: Ramón Barragán Reina

LIBRO: ANTIFRANQUISMO Y LUCHA OBRERA EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR 1960-1975 (2024), páginas 11, 12 y 13.

 

(Continuará)

 

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