Con el libro DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA he pretendido (es uno de sus objetivos) contribuir a un
mejor conocimiento del franquismo,
no sólo en los aspectos generales, sino en ámbitos locales y
aspectos concretos, en la vida concreta de las personas, que son menos discutibles, menos dados a elucubraciones etéreas. Es más real y
creíble, porque aún está excesivamente vigente en muchas mentes en
forma de mitos y discursos amañados. Los
mitos
y discursos que
el
franquismo
metió
a
sangre
y
fuego
en
las
cabezas
de
los
andaluces
(y
de
todos
los
españoles)
a
partir
del
18
de
julio
de
1936 aún
siguen
revoloteando
por
ahí
y
dando
que
hablar,
pues
son
siempre
realimentados
por
la ideología de la derecha
española
y sus medios de reproducción.
Mientras mejor se conozca el franquismo,
mejor se puede combatir. Romper
ideológicamente con el franquismo
es reforzar el conocimiento de la II República, de las aspiraciones
y valores republicanos y reforzar nuestra democracia actual, así
como los cambios democráticos que se deban hacer en España.
Es, así mismo,
un ejercicio de salud mental de nuestra sociedad, muy necesitada de
liberarse de los mitos franquista y de la Historia que han contado
durante muchos años.
Si en España hubiésemos superado el franquismo, la derecha no tendría inconveniente de condenarlo. Pero no ha sido así. En contra de lo ocurrido en Alemania o Italia, donde la condena del nazismo y del fascismo es clara, aquí aún hay mucha gente que pìensa que -a pesar de todo- el franquismo, el gobierno de Franco, fue bueno: hizo posible el desarrollo de España... Pero ese es el mayor mito puesto en circulación por los medios de comunicación de la dictadura.
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